La historia de amor de Martínez-Almeida y Teresa Urquijo: de la primera cita a la dulce espera
La historia de amor entre José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo sigue sumando capítulos emocionantes. Nueve meses después de dar el «sí, quiero», la pareja tiene una gran noticia que compartir: están esperando a su primer hijo. Según ha confirmado en primicia OKDIARIO, este anuncio marca un paso más en su relación. Desde su boda el pasado 6 de abril, Almeida no ha dejado de expresar su ilusión por convertirse en padre. En una entrevista con Antena 3, confesó con total claridad: «Me gustaría serlo, pronto o tarde, pero a mí me gustaría ser padre, ya ella ser madre». Ahora, parece que su deseo se hace realidad
Su romance es de esos sencillos, pero con un toque especial, donde ella da el primer paso. Teresa, que por entonces tenía 27 años, se fijó en José Luis Martínez-Almeida de 48. Se conocieron en la feria de arte FLECHA y, sin pensarlo, ella se acercó al alcalde para saludarle. Un gesto simple, pero que abrió la puerta a lo que, en pocos meses, se convertiría en una relación llena de amor, risas y momentos que ya son parte de la crónica rosa de nuestro país.
José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo durante la boda de Verónica Urquijo Barreiros y Roberto Truque Salto. (Foto: Gtres)
Según contó el citado medio, Teresa tuvo que hacer un poco de trabajo de campo para conseguir una cita a solas con Almeida. Pocos días después de ese primer encuentro, Almeida tenía un desayuno organizado por la consultora Atrevia. Teresa, que estaba por la zona, no dudó en acercarse a saludarlo otra vez junto a una amiga. Entre risas y bromas, la conexión entre ellos era clara, aunque ni siquiera intercambiaron números de teléfono.
La jugada clave llegó cuando la joven, junto a sus amigas, invitó al alcalde a un after VIP en Madrid. Aunque Almeida rechazó la invitación, esta vez sí intercambiaron contactos, pero con una peculiaridad: en lugar de darle su número de teléfono, el alcalde le dio su correo electrónico. ¿Una prueba para Teresa? «Si tiene que ser, que sea por correo», pareció pensar Almeida. Teresa no tardó en responder: «¿Cuándo puedes quedar?», le escribió directamente. Y la respuesta de Almeida fue clara: «Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo». Su agenda estaba completamente a su disposición.
Victoria López Quesada fue dama de honor en la boda de Teresa Urquijo y José Luis Martínez Almeida. (Foto: Gtres)
Finalmente, el día elegido para su primera cita fue la noche del viernes 12 de mayo, justo cuando arrancaba la campaña electoral. Aquel mismo día, por la tarde, Almeida dio un mitin en Chamberí junto a Elías Bendodo y Alfonso Serrano, y quienes lo conocen bien aseguran que fue “el mejor mitin de toda la campaña”. Apenas un mes después, en junio, la pareja hizo su primera aparición pública en el acto de clausura de las fiestas de San Isidro en Las Ventas, donde el alcalde presentó oficialmente a Teresa. Y así empezó todo.
Teresa Urquijo, recién llegada del aeropuerto después de su luna de miel. (Foto: Gtres)
Y es que esa pesar de la diferencia de edad (él, 22 años mayor que ella), el alcalde de Madrid no tardó en darse cuenta de lo que tenía ante él. Teresa es una joven analista de inversiones que, además de destacar en su carrera, pertenece a una de las familias más relevantes de la alta sociedad madrileña. Su árbol genealógico no podría ser más impresionante: tiene dos abuelas de alta alcurnia, Teresa de Borbón-Dos Sicilias y Borbón Parma, lo que la conecta nada menos que con el emérito, Don Juan Carlos, de quien es prima. Y por si fuera poco, también es nieta de Carmen Fernández de Araoz, Piru, una de las grandes damas de la sociedad y descendiente directa de Gregorio Marañón.
Tras la boda de Almeida y Teresa Urquijo, llega la convivencia
Después de la boda y la luna de miel por Asia, llegó el verdadero reto: la convivencia. Y es que, antes de dar el «sí, quiero», Teresa y José Luis no habían vivido juntos, así que la adaptación no fue nada fácil. Pero no todo fue un drama, porque se mudaron al nidito de amor de 100 metros cuadrados en el que José Luis había vivido como soltero. Situado en el barrio de Tetuán, el piso tiene un salón-comedor, una cocina amplia y dos dormitorios, lo justo para empezar una vida juntos… sin lujos pero con estilo. La decoración es tan sencilla que casi se podría decir que es «minimalista»: paredes grises y puertas blancas. Eso sí, el salón, que durante la pandemia fue su gimnasio improvisado con una máquina de remo, seguro que no le falta funcionalidad.
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