Polémica

Estas son las cartas de Mario Vargas Llosa a Isabel Preysler: qué dicen y por qué todo el mundo habla de ello

Al completo, las ocho cartas que Mario Vargas Llosa le escribió a Preysler en su relación

Del contenido de estas a la réplica final de la reina de corazones

El contenido de las cartas de Vargas Llosa a Isabel Preysler. (Fotos: Gtres/ Memorias Isabel)
El contenido de las cartas de Vargas Llosa a Isabel Preysler. (Fotos: Gtres/ Memorias Isabel)

Isabel Preysler ha decido desmentir al Nobel fallecido Mario Vargas Llosa, con el que mantuvo una historia de amor que dio la vuelta al mundo durante ocho años. La reina de corazones ha publicado en sus memorias las ocho cartas que el peruano le mandó durante su relación, con la finalidad de asegurar que Mario fue muy feliz a su lado -al contrario de la versión del escritor y de la familia de este-.

La primera de ellas fue un mes después de su reencuentro en la casa de Elena Benarroch, en febrero de 2015 , justo antes de que salieran a la luz sus primeras imágenes juntos.

El contenido de las ocho cartas

La primera carta de Vargas Llosa -que data del 21 de marzo de 2015- llegó a manos de Preysler solo un mes después de su primer beso. Entonces, la primera mujer de Julio Iglesias estaba en México y dice así: «Procuraré llamarte en el día para darte la bienvenida al nuevo mundo y, sobre todo, saber que no hemos perdido el contacto. Una de mis pesadillas desde hace algún tiempo, es precisamente esa: que quedemos desconectados y no sepa dónde y cómo encontrate (…). Te echo mucho de menos y pienso todo el día en la felicidad que será volver a verte. Nunca imaginé que me harías tanta falta, que, en tan poco tiempo, te hubieras vuelto alguien tan imprescindible y querido en mi vida (…). Me parece que hace siglos desde la última vez que te tuve desnuda en mis brazos, sintiendo latir tu corazón… Esta noche me reuniré contigo y te diré cosas hermosas y dulces al oído mientras te hago el amor. Te quiero mucho y te mando muchos besos y palabras bonitas para esas orejitas, que parecen dos signos perfectos de interrogación».

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, cómplices / Gtres

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, cómplices. (Foto: Gtres)

A penas un mes después, el 11 abril 2015, Vargas Llosa le mandó la segunda. En esta, el Premio Nobel se insinuó a la socialité de nuevo: «Al mediodía tuve que ir al carajo, con amigos lejanos y sentí una terrible angustia pensando en lo lejos que estás (…). Me acordé que, por primera vez, mientras me mostrabas la casa de Enrique, te vi mucho rato de espaldas y que me encantó tu manera de caminar. Ahí estaba tu linda silueta, tu cintura de avispa y tus pasos como de danza, balanceándote muy despacio, con mucha gracia, como una bailarina y acompansando todo el movimiento con el vaivén de los brazos (…). Me moría de ganas de acercarme a ti y besarte en el cuello y abrazarte por la cintura, pero no lo hice por no destruir ese maravilloso espectáculo que es verte caminar. Amor mío, cada vez que descubro en ti cosas bellas, delicadas, pequeños detalles que me llenan de admiración y de felicidad. Y pienso en la impagable dicha que será vivir toda una vida a tu lado, descubriendo cada día uno de los tesoros y maravillas que hay en ti (…). Te extraño, te quiero, el mundo parece vacío y sin vida cuando no estás conmigo».

Cuatro días después, el 15 abril 2015, el escritor peruano le mandó la tercera. Concretamente, en estas líneas, se refiere a un futuro con la madre de Tamara Falcó. Una carta llena de promesas por parte del novelista: «Cuando vivamos juntos, te sorprenderé de tanto en tanto con una cartita de amor que descubrirás bajo tu almohada, o en las servilletas a la hora del desayuno, o en sitios todavía más inesperados. Quiero que tengamos una larga y hermosa conversación y tomemos una decisión sobre nuestro futuro, amor mío. Nunca he estado tan seguro sobre nada como lo estoy contigo. Te quiero y nada me haría más feliz que pasar todo lo que me queda de vida a tu lado, adorándote y procurando hacerte feliz. Sé que no es una tarea fácil, pero sí es posible si dos personas se quieren y se empeñan ambas en conseguirlo. Qué revolución has causado en mi vida, amor mío. Cuando menos lo esperaba, ocurrió lo que ocurrió y fue como si empezara a vivir de nuevo. Desde la noche maravillosa de la peletera, mi vida se llenó de juventud, de sueños, de deseos y fue como si por fin empezara a vivir con una vida que secretamente soñé desde que te vi por primera vez. Es una historia tan bonita que tiene que tener un final feliz».

Isabel Preysler

El escritor Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler visitando Machu Picchu. (Foto: Gtres)

La última de ese año fecha del 26 mayo 2015 (tras la reunión de Mario con su familia en Nueva York). Entonces, el literato entabló una conversación con sus allegados para comunicarles su decisión de seguir adelante en su relación con la reina del papel couché: «No será fácil esa reunión familiar, pero me ayudará a sobrellevarla pensar que a partir del 6 de junio volveremos a vernos y ya sin las dificultades del pasado. Empieza otra etapa en mi vida y de la tuya y tenemos que hacer todo lo posible para que sea una aventura extraordinaria, que nos enriquezca, que nos haga gozar y de alguna manera nos vacune contra el infortunio».

La quinta declaración de amor por escrito fue tres años después, el 18 febrero 2018, en la que Vargas Llosa hacía un balance y un repaso de sus primeros años juntos: «Tres años pueden ser una eternidad o el tiempo de un suspiro, y estos tres años que hemos pasado juntos han sido ambas cosas, una larga felicidad, que yo no había conocido hasta ahora, y una experiencia veloz, que a mí me hubiera gustado inmovilizar, eternizar (…). Sé que vamos a vivir muchas aventuras más, y espero que sean tan intensas y felices como las de estos tres años maravillosos a tu lado».

Con motivo de su cuarto aniversario de noviazgo, el escritor insiste en que nunca antes había sido tan feliz: «Cómo pasa el tiempo cuando uno es feliz. Y yo lo he sido y lo soy a tu lado, como no creo haberlo sido nunca antes. No recuerdo un periodo comparable, en el que, gracias a ti, he sentido que la vida tenía sentido, era bella, y valía la pena gozar de ella y aprovecharla. Nunca antes he escrito con tanto entusiasmo, y sentido que todo, incluso las cosas más triviales, valían la pena y tenían un sentido».

Isabel Preysler y Mario

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa en octubre de 2019. (Foto: Gtres)

Un año antes de su ruptura -el 18 de febrero de 2021-, y tras siete años de una consolidada relación, Mario se sincera sobre cómo se siente en el hogar de Preysler, a la que felicita por su cumpleaños y a la que confiesa que le dedicará su siguiente obra. «Quiero ponerla a tus pies cuando la termine… Creo que será mi mejor libro y quiero dedicártelo con todo mi amor. Gracias a ti, he sido muy feliz, más, creo, que en el resto de la vida. Ha sido mucho más fácil de lo que pensaba acostumbrarme a tu casa, a tu familia, y ha sido posible gracias a ti, a tu cariño, a tu delicadeza y a tu amor (…). Llevamos ya un año de coronavirus y estamos vivos. ¿Tiene algo que ver el amor con esta supervivencia? Seguramente sí. Te quiero mucho, te querré siempre, hasta el último día. Feliz cumpleaños, amor mío», desliza la séptima carta.

La última llegaría en febrero 2022 -meses antes de la gran bronca que puso fin a su mediática historia de amor- y en la que daba cuenta que su estado de salud -el del Nobel- se estaba deteriorando: «Somos felices hasta donde la felicidad es posible en esta vida y creo que lo seremos los años que nos faltan por vivir (…) Lo único que tengo claro para ese incierto futuro es que quiero pasarlo contigo, a tu lado, queriéndote cada día más. Siento que las fuerzas me van abandonando poquito a poco, pero espero que no se vayan del todo».

La réplica de Preysler

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Isabel Preysler en la presentación de sus memorias en Madrid. (Foto: Gtres)

Solo días después de que se vieran por última vez en una fiesta organizada por Moët & Chandon, Preysler decidió enviarle una carta de despedida. En ella, además, la socialité le hacía una petición: que el Nobel recogiera todos sus enseres de Villameona, su casa en Puerta del Hierro: «Después de unos años en los que hemos sido muy felices, la situación entre nosotros se ha ido deteriorando. Estarás de acuerdo conmigo en que nuestra relación no se parece en nada a la que teníamos al principio. Hemos perdido ilusión, complicidad, alegría y se ha hecho más difícil la comunicación entre nosotros. Y como, afortunadamente, no estamos casados porque no acepté tus proposiciones durante el tiempo de felicidad, ni tenemos hijos ni intereses en común que nos obliguen a permanecer juntos cuando ya no estamos bien el uno con el otro. Lo mejor es que demos por terminada esta relación ya tan cargada de costumbre y de rutina. Lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación y tú estás muy mal educado. Por favor, manda a alguien a recoger todas tus cosas».

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