Conoce su historia

Athina Onassis, la rica y enigmática heredera a la que el destino no ha tratado bien

Tragedias, infidelidades y el silencio son las pautas que marcan la vida de la amiga de Marta Ortega

Athina Onassis/Gtres
Athina Onassis/Gtres
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Nació en el seno de una familia que nada tenía que ver con la del resto de los mortales. Su abuelo, el armador griego Aristóles Onassis, era uno de los hombres más ricos del mundo, cuando este murió su fortuna pasó a manos de su madre, Cristina Onassis, y al desparecer su progenitora en trágicas circunstancias fue Athina Onassis la que recibió la mitad de la inmensa fortuna amasada por este clan que es tan famoso como desafortunado. Porque la hermética multimillonaria heredera de ese gran imperio, de rubio cabello y excelentes modales, tampoco ha recibido los favores de la diosa fortuna.

Padres de Athina Onassis./Gtres

Padres de Athina Onassis./Gtres

Todo podía haber estado pronosticado para que su vida fuera de ensueño, dinero, poder y un cierto y peculiar atractivo, hacían de Athina Onassis, una joven que estaba en la lista de las solteras más codiciadas, la perfecta pareja para los más exquisitos pretendientes. Pero ella, dejándose llevar por el amor, quedó prendada de un jinete con el que compartía horas de entrenamiento, de risas y confidencias, además de sentirse segura y querida. Sin embargo, ese hombre, Álvaro Alfonso de Miranda Neto, más conocido por Doda, la convenció para el ‘sí quiero’ pero la dejó en la estacada engañándola con otras féminas. De nuevo se sumaba a la biografía de Athina un nuevo varapalo, ¿de quién se podía fiar?… pues de buenas amigas como Marta Ortega, otra adinerada heredera que como ella había sufrido el descalabro del desamor.

Athina Onassis perdió a su madre cuando apenas tenía 3 años, para el mundo fue un shock cuando saltó a ala opinión pública la noticia del suicidio de Cristina Onassis en un lujoso complejo de Buenos Aires, Argentina. Entonces Athina quedó al amparo de su padre, el francés Tierry Roussel, con quien se sintió muy feliz en la infancia, la adolescencia e incluso los primeros años de su juventud. Con él residía y la acompañaba al colegio, pasaba las vacaciones, los ratos de ocio o juntos iban a los concursos hípicos en los que ella participaba. Porque su pasión son los caballos, a los que ha montado desde niña y con los que ahora disfruta de su día a día en Holanda, donde tiene sus cuadras.

Athina Onassis en una imagen de archivo./Gtres

Athina Onassis en una imagen de archivo./Gtres

Pero la figura paterna también le falló, los motivos no están claros pero Athina comenzó a alejarse de Roussel, que había rehecho su vida junto a la sueca Gaby Landhage con la que ya tenía dos hijos, y en la actualidad continúan distanciados.

Estos avatares de su destino hicieron poco a poco que Athina Onassis hiciera del hermetismo su bandera, el silencio de cara al público siempre ha sido total, no le gusta que su vida privada esté en boca de todos y lo evita, aunque no le importa ser tal cual cuando está al lado de sus amigas, como Carlota Casiraghi o Marta Ortega, con las que intimó gracias a compartir su afición por los equinos y con las que ha coincido en numerosas ocasiones en torneos hípicos de la modalidad de salto de obstáculos, disciplina que las tres practican.

Con Marta Ortega la afinidad es aún mayor, las dos son herederas de inmensas fortunas, Athina ya la tiene en sus manos y a la hija de Amancio Ortega, el hombre más rico de España, está por llegarle. Ambas han sufrido fracasos matrimoniales y con jinetes, Athina con Doda Miranda y Marta con Sergio Álvarez Moya. Aparte, una y la otra comprenden la sensación de que se les acerquen algunas personas solo por su dinero y no por afinidad o simplemente por una amistad sin intereses.

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