Rivales, aficiones y árbitros

Vinicius, solo contra todos

Vinicius
Vinicius, solo contra todos.

La situación que está viviendo Vinicius Junior partido tras partido en el fútbol español, porque hay que dejar muy claro que esto sólo lo padece cuando juega una competición en territorio nacional, es una lucha del brasileño contra todo. Una batalla que de vez en cuando gana, a pesar de las muchas dificultades que le ponen, pero que en otras ocasiones le terminan lastrando en su fútbol. El jugador del Real Madrid tiene que batallar en cada duelo contra los rivales, contra una grada que sobrepasa todos los límites para faltarle el respeto y contra los árbitros, que lejos de defenderle, no pasan ni una a un futbolista que tiene que luchar contra un juego sucio que en muchas ocasiones se queda sin castigo. Tampoco tiene de su lado el foco mediático, ese que en demasiadas ocasiones hace culpable al agredido y salva al agresor.

Hay que hacer especial hincapié en que esto sólo pasa cuando juega una competición española, porque en otros escenarios Vinicius es un jugador más al que los rivales tratan de pararle de manera deportiva. Se ve en la Champions, donde no sufre persecuciones de contrincantes y aficiones. Y se vio, por ejemplo, en el Mundial de Qatar, donde no vivió ninguna polémica defendiendo los colores de Brasil. Eso sí, cuando juega la Liga o la Copa del Rey comienza el sufrimiento.

Por suerte para él, no todos los rivales son como el Mallorca. El conjunto balear es la máxima expresión de lo que tiene que soportar Vinicius jornada tras jornada. Lo que sufrió en Son Moix está muy lejos de ser fútbol. Maffeo y Raíllo lideraron la operación sacar de quicio al jugador del Real Madrid, que tuvo que sufrir 10 faltas, presión desde la grada y un sinfín de provocaciones que lejos de sacarle del partido le convirtieron en el mejor jugador de los blancos. Provocó un penalti que falló Asensio, encaró una y otra vez y rozó el gol con una jugada espectacular.

No obstante, desde el Real Madrid, lejos de mirar a los jugadores del Mallorca, que utilizan sus armas, ponen el foco en los que permiten que las utilicen con total impunidad. En este caso, un Alejandro Hernández Hernández al que conocen bien por Valdebebas y con el que no han vivido las mejores experiencias.

«Que apliquen el reglamento»

En el Real Madrid, que sólo piden que los árbitros apliquen el reglamento, no pueden entender como Vinicius se fue al descanso con amarilla, mientras que los jugadores que apostaron por el antifútbol no la vieron hasta los minutos finales. Tampoco comprende cómo los blancos, que hicieron 14 faltas por 29 de su rival, se fueron al intermedio con dos abstenciones por cero de los baleares y, al final de los 90 minutos, acabaron con las mismas. De esas infracciones, como no, una decena las sufrió el brasileño, que se jugó la expulsión por reclamar al árbitro canario el corto tiempo de descuento que dio al término de los 45 minutos.

Y es que, en Mallorca el Real Madrid no pudo jugar al fútbol y, obviamente, Vinicius tampoco. Javier Aguirre planteó una estrategia perfecta donde el objetivo era que la pelota estuviese en juego lo menos posible. Y así fue. El tiempo efectivo en el partido fue inferior a los 48 minutos y, teniendo en cuenta que los blancos tuvieron la pelota más de 35′ y sufrieron 29 infracciones, el resultado es que cada minuto y 15 segundos los mallorquines cometieron una falta.

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