“Perdón se pide ganando en Balaídos”. El mensaje del vestuario del Real Madrid horas después de perder el Clásico por goleada contra el Barcelona en el estadio Santiago Bernabéu era claro. La imagen había sido muy pobre. El equipo dirigido por Xavi Hernández pasó por encima de los de Carlo Ancelotti. Un 0-4 sin paliativos que podría haber sido una goleada mucho mayor. Las horas después fueron de duelo, pero pronto el vestuario se unió con un mensaje muy claro y una idea única: sólo vale ganar contra el Celta.
Los jugadores del Real Madrid son plenamente conscientes de que todo lo que no sea sumar los tres puntos supondrá meterse en un verdadero lío. Los blancos mantienen una ventaja cómoda, pero en el fútbol las sensaciones son muy importantes. Tras la derrota en el Clásico volver a salir golpeados de Balaídos supondría un verdadero varapalo para los madridistas. Por lo tanto, el vestuario ha aprovechado estas dos semanas sin fútbol de clubes para resetear los pensamientos.
El Real Madrid viaja a Balaídos hecho una piña y convencido de que por delante vienen los dos meses más importantes de la temporada. Los hombres de Ancelotti saben que tienen en su mano hacer grandes cosas. La Liga está muy bien encaminada y no quieren que su camino hacia el alirón se tuerza, mientras que están a cinco partidos en la Champions de volver a reinar en Europa. Los dos primeros, la eliminatoria contra el Chelsea, será una batalla muy dura, pero Ancelotti y sus chicos están convencidos de que pueden sacarla adelante.
La plantilla madridista sabe que lo que pasó en el Santiago Bernabéu es lo anormal. El equipo de Ancelotti es mucho más sólido de lo que pudo parecer aquella noche, en la que no pudieron contar con Benzema y Mendy. El italiano se equivocó y asumió sus errores, los dos jugadores franceses ya están recuperados y la plantilla está en un gran momento físico.