«Es nuestro capitán y le necesitamos», aseguraban en el vestuario del Real Madrid horas después de lo sucedido en Almaty con Fede Valverde. A pesar de que ambas partes, club y el entorno del jugador, coinciden en que lo que sucedió en Kazajistán no tiene mayor recorrido y fue fruto del momento, la realidad es que la actitud del futbolista uruguayo estuvo lejos de ser la normal.
La noche de Valverde ante el Kairat no fue la típica. Más bien todo lo contrario. El charrúa habló en la previa del encuentro, y eso suele significar que al día siguiente juegas, pero en esta ocasión no fue así. Solo en ocho ocasiones ha sucedido lo contrario, o no lo fue en el momento de dar a conocer la alineación. Ceballos, que horas antes estaba convencido de que no iba a formar parte del equipo inicial, se coló en el once, y Fede, el hombre que siempre está disponible, empezaba el duelo en el banquillo.
El papelón que dejó Valverde en el Estadio Central es para analizar tranquilamente. El uruguayo no saltó en un primer momento a calentar junto al resto de los suplentes antes del partido y, cuando se dejó ver, no fue junto a sus compañeros, sentándose solo en el banquillo. Después, tanto cuando los jugadores del Real Madrid se fueron al descanso como cuando volvieron de él, Valverde se mostró muy serio, sin hablar con nadie.
No obstante, el momento más delicado lo dejó cuando Xabi le mandó calentar. Valverde volvió a llegar el último y mantuvo una actitud de pasotismo impropia del que es el segundo capitán madridista. La guinda la puso cuando estuvo en la banda observando el partido de pie y con las manos echadas atrás, cruzadas. Hasta Bellingham algo le dijo al oído, algo que no inmutó a un futbolista que, cuando lo consideró, dejó de calentar para sentarse fuera del terreno de juego.
En las horas posteriores, el vestuario, sus compañeros, han cerrado filas en torno a su compañero. Todos son conscientes de que deben apoyar a Valverde para recuperar la mejor versión de un jugador que no termina de sentirse cómodo y que todos buscan que regrese a su mejor nivel.
La situación de Valverde
Valverde no se encuentra cómodo en el centro del campo. El uruguayo siente que no es capaz de localizar su sitio. No se encuentra y lo está sufriendo en estos cinco primeros partidos de la temporada. El charrúa percibe que no puede caer a la banda derecha porque siempre hay un jugador en esa posición, ya sea Mastantuono o Brahim. También tiene claro que no puede retrasarse, donde Tchouaméni domina su parcela. Y si ataca por el centro, se topa con Arda Güler. Está incómodo y enfadado consigo mismo porque sabe que esta situación no le permite mostrar su mejor versión y le lleva a pasar desapercibido en los partidos, pero también porque nadie parece capaz de darle una solución.
Valverde tiene que encontrar su posición. Si bien es cierto que donde más brilló en el Real Madrid fue cayendo a la banda derecha en la temporada 2021-2022, cuando se desplazó más al centro también creció. Sin embargo, ahora no logra sentirse cómodo. Así las cosas, espera, más pronto que tarde, volver a ser determinante. Nadie duda de su nivel ni de su entrega, pero el equipo necesita que sea más protagonista dentro de los partidos.