El fútbol español ganó una batalla por la dignidad y la limpieza de la competición en la noche del martes. Mientras Europa miraba a la Champions, que estaba afrontando su tercera jornada de la fase liga de la máxima competición continental, en España se dejaba de hablar durante unos minutos de los duelos del Atlético de Madrid contra el Arsenal y del Villarreal-Manchester City para hablar de la cancelación del partido que la Liga de Tebas quería organizar en Miami. Y si hay un gran culpable de esto, es un Real Madrid que ha hecho todo lo posible e, incluso, lo imposible, para hacer justicia y que no se adulterase la competición.
La presión del Real Madrid ha sido capital para conseguir que Relevent, empresa que iba a organizar el encuentro entre el Villarreal y el Barcelona en Miami, decidiese cancelar absolutamente todo. La entidad presidida por Florentino Pérez no dudó en mostrar su malestar e indignación al CSD, AFE, RFEF, UEFA y FIFA, pero, viendo cómo nadie frenaba la injusticia, decidió dar un paso más, poniéndose en contacto con US Soccer -Federación de Fútbol de Estados Unidos-, Concacaf y hasta con dueños de la NFL (el de los Miami Dolphins es el dueño de Relevent y tiene una excelente relación con Florentino Pérez) para parar el partido y que supiesen lo que Tebas estaba censurando y manipulando en España. El presidente de la patronal no mostró los parones por televisión y ponía un mensaje totalmente falso en el que se podía leer «compromiso por la paz» para engañar al telespectador.
El Real Madrid se congratulaba al conocer la noticia porque estaba convencido de que la justicia había sobresalido por encima de todo. «Es lamentable que el único actor que ha mostrado cordura en todo esto haya sido la empresa organizadora», aseguraban en la mañana del miércoles en Valdebebas al reflexionar sobre esta cancelación.
Las presiones al Gobierno
El Real Madrid tomó la decisión de enviar un segundo escrito al Consejo Superior de Deportes contra el partido que la Liga de Tebas quería organizar en Miami y que ha sido cancelado, con el único objetivo de que el Gobierno de España se pronunciase de manera firme sobre este encuentro, que desde Valdebebas siempre se ha visto como una clara adulteración de la competición.
Por ello, el Real Madrid envió un segundo escrito al CSD exigiendo una posición firme respecto a una decisión que consideran polémica: «La pelota está sobre el tejado del CSD. Como se queda callado, nosotros queremos que se pronuncie y que quede claro que queremos que se pronuncie», explicaban fuentes del club blanco.
Además, en el Real Madrid nunca ocultaron sus sospechas de que el CSD intente evadir su responsabilidad en este asunto. «Tiene un problema político y tenemos serias sospechas de que se va a quitar de en medio», añadían desde el club. La entidad madridista siempre ha tenido claro que la disputa de partidos oficiales fuera del territorio nacional altera la equidad de la competición y requiere un debate institucional que no puede eludirse.
El Real Madrid tomó esta decisión de mandar un segundo escrito al CSD tras comprobar cómo la UEFA, a regañadientes, aceptaba la celebración de dicho encuentro y al ver cómo la Liga fijaba una fecha, el 20 de diciembre. En ese momento, la entidad madridista decidió dar un paso más, volviendo a la carga, tratando de obligar al Gobierno de España a intervenir.