«Es verdad que un poco loco sí que estoy…», decía Rüdiger tras dar tres puntos capitales al Real Madrid frente al Mallorca en el primer partido del año. Bendita locura, dirán otros. Y otros muchos, los que le ven en el día a día, explican que este loco está muy cuerdo. De hecho, de loco sólo tiene la apariencia y alguna acción que es inevitable que te provoque una sonrisa, pero la realidad es que es central alemán que se los ha ganado absolutamente a todos, se ha convertido en el mejor central del mundo gracias a su calidad y entrega.
No es fácil ganarse al estadio Santiago Bernabéu hasta el punto de que canten tu nombre partido tras partido. Y Rüdiger lo ha conseguido. Ha enamorado a una grada con la que se entiende a la perfección y con la que disfruta en cada momento. Su carrera hacia el fondo donde estaban los madridistas en el Etihad Stadium ejemplificó a la perfección el sentimiento que tiene un jugador entrañable que casa a la perfección con el ADN del Real Madrid.
Ahora, Rüdiger ya se prepara para otra batalla. La del Clásico contra el Barcelona. Tras parar a Haaland en las dos últimas semanas y a Muriqui, ahora le toca frenar a Lewandowski y, es probable, que el polaco ya sepa que va a tener una noche complicada en el Bernabéu. El alemán estará en el centro de la defensa para amargarle todo lo que pueda.
En el Etihad cerró el círculo
Después de lo que pasó la temporada pasada en Mánchester, donde fue suplente tras hacer un marcaje espectacular a Haaland en la ida, en esta ocasión Ancelotti no dudó en apostar por el alemán. Y el fútbol no sólo le reservó un duelo espectacular, sino que le regaló la oportunidad de patear el tercer penalti de su carrera para dar la clasificación a los blancos a semifinales de la Champions.
Rüdiger mejora el vestuario
El Real Madrid puede presumir de tener un vestuario muy unido que personas como Rüdiger lo mejora. Siempre suma. Son una familia, donde los jóvenes y los veteranos casan a la perfección. Y jugadores como el alemán tienen mucha culpa de este gran ambiente. Los que le rodean explican que es capaz de comportarse como un niño con futbolistas como Vinicius o Camavinga y, al mismo tiempo, ser muy centrado cuando se junta con Kroos y Modric.
Rüdiger es una bendición para el Real Madrid y para Ancelotti. Un soldado que siempre está disponible para el italiano y que tiene claro que por encima del equipo no hay absolutamente nada. Un hombre de club, pasional, agresivo -sin maldad- y emotivo que hace mejor al colectivo.
Un futuro en el Bernabéu
Rüdiger tiene contrato con el Real Madrid hasta 2026. A sus 31 años, cuando llegó libre del Chelsea, el plan era que complementase una plantilla sólida, pero en estos momentos en la entidad madridista no descartan para nada ofrecerle la continuidad. El alemán estaría encantado de seguir en un club donde se los ha ganado a todos.
Le quiere Ancelotti, la entidad, sus compañeros y una grada que partido tras partido corea su nombre. Y el madridismo no es amigo de regalar elogios. Pero la actitud del alemán, su forma de entender el fútbol, casa a la perfección con el sentimiento de los blancos.
La carta de Florentino
Jugar en la Premier era su sueño porque ni siquiera pensaba que el Real Madrid algún día pudiese llamar a su puerta. Estaba convencido de que eso era demasiado. Cuando se lesionó antes de la Eurocopa de 2016, el club blanco se puso en contacto con él a través de una carta firmada por Florentino Pérez en la que le decía: «Mejórate pronto». Este gesto fue una gran motivación para el central, ya que ni se podía imaginar que el 14 veces campeón de Europa pudiese estar pendiente de él.
No obstante, no fue hasta 2022 cuando el Real Madrid se lanzó a por su fichaje. Terminaba contrato con el Chelsea, donde era inmensamente feliz, pero la llamada de los madridistas le hizo cambiar los planes. Muchos clubes, entre ellos el Barcelona, le pretendían, pero tenía claro que sólo iba a dejar Stamford Bridge para ir al Santiago Bernabéu. «Fue muy difícil, pero no se ha arrepentido ni un segundo de la decisión tomada», explican a OKDIARIO los que mejor le conocen.