Liga: Alavés-Real Madrid

Rodrygo se quita la mochila

Rodrygo Goes vive días felices tras quitarse una mochila de encima haciendo un gol contra el Manchester City

El brasileño espera que ese encuentro haya sido un punto de inflexión

Rodrygo: «Las cosas no están saliendo, quería demostrar que estamos juntos con nuestro entrenador»

Rodrygo
Rodrygo.

Rodrygo Goes volvió a sentirse feliz el pasado miércoles en el estadio Santiago Bernabéu. Volvió a sentirse importante. Sí, el Real Madrid perdió, pero él se quitó una mochila muy pesada de encima. Y lo hizo donde más le gusta, donde siempre aparece: en la Champions. Porque lo del brasileño con esta competición ya no es casualidad, es una relación especial, casi íntima. Su gol frente al City espera que sea un antes y un después. También su partido, ya que estuvo francamente bien. De hecho, de haber estado acertados sus compañeros, habría sumado varias asistencias. Ahora, frente al Alavés en Mendizorroza, apunta a titular y quiere seguir demostrando el nivel que enseñó contra los de Guardiola.

Para ello, Rodrygo necesita continuidad y confianza. Y es que los números no mienten. El brasileño no jugaba un partido completo desde la ida de los octavos de final de la Champions que midieron a los blancos con el Atlético de Madrid en el Bernabéu. Ese día abrió el marcador con un golazo. Curiosamente, contra el City volvió a disputar los 90 minutos y volvió a ver portería en la máxima competición continental, donde ha firmado sus mejores noches.

En estos meses, Rodrygo ha tenido que soportar mucha presión en forma de críticas, que no tardaron en llegar y lo hicieron desde todos los lados. Se le ha atacado por su irregularidad, por su impacto, por su rol en un equipo que exige siempre lo máximo y por su sequía goleadora. El brasileño las escuchó todas. Es consciente de todo lo que se ha dicho en estos meses, de las dudas que se han sembrado alrededor de su figura. No ha vivido ajeno a la presión. Al contrario. La ha llevado dentro, esperando el momento exacto para responder.

Ni siquiera el Mundial de Clubes fue un escenario cómodo para él. Comenzó como titular, pero tras el primer encuentro Xabi lo relegó a la suplencia. La realidad es que disputó este torneo entre algodones, ya que no estaba plenamente recuperado de lo sucedido al final de la pasada temporada.

El City y la Champions

Entre tantos sinsabores, llegó el Manchester City, una de sus víctimas favoritas, al que ya le ha marcado cinco goles. Y llegó la Champions. Y llegó Rodrygo. Su tanto fue mucho más que una diana decisiva. Fue una liberación. Una explosión contenida durante meses. Tras marcar, se le vio feliz, exultante, con esa sonrisa que sólo aparece cuando uno siente que todo vuelve a encajar. Lo necesitaba él y lo necesitaba el equipo. Porque más allá del gol, firmó un gran partido. Comprometido, activo, inteligente con balón y solidario sin él. De esos encuentros que no siempre salen en las estadísticas, pero que pesan.

La imagen del abrazo con Xabi Alonso tras marcar lo dijo todo. No fue un gesto más. Fue el cierre de un círculo. Confianza, respaldo y alivio. Después llegaron las declaraciones, medidas pero sinceras, y las palabras de Guardiola, que nunca regala elogios y menos en noches así. Ahí se cerró todo. El ruido. Las dudas. Las críticas.

Rodrygo volvió a demostrar que, cuando la Champions aparece en el horizonte, él responde. Que en las grandes noches, cuando el foco quema, su fútbol crece. Y que quizá no siempre juegue 90 minutos, pero cuando los juega, deja huella. Porque es eso: un jugador de momentos. Y en el Real Madrid, los momentos grandes lo son todo.

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