El plan B toma Anoeta
Partido serio, solvente y pragmático de la segunda unidad del Real Madrid que derrotó a la Real Sociedad en Anoeta
Un solitario gol de Endrick en la primera parte dio el triunfo a los blancos que les deja a un paso de la final de Copa
La conexión letal entre Bellingham y Endrick
Partido serio, solvente y pragmático de la segunda unidad del Real Madrid que derrotó a la Real Sociedad en Anoeta. Un solitario gol de Endrick en la primera parte dio el triunfo a los blancos que les deja a un paso de la final de Copa. La impresionante actuación de los dos porteros, Remiro y Lunin, evitó que hubiera más goles en un partido entretenido y de ida y vuelta.
Tenía bajas Ancelotti. Fuera por prescripción o por precaución se habían quedado en Madrid Fede Valverde y Mbappé, además de Courtois porque esta Copa se la bebe Lunin. Pero el técnico del Real Madrid hizo lo imposible cuando nadie lo esperaba: una rotación masiva que demostraba lo que al Real Madrid le importa esta competición: un bledo. Bien por Carletto.
Endrick y Güler, exiliados permanentes en el banquillo, eran titulares en Anoeta. Asencio, central descubierto en la cantera por accidente, era lateral derecho. Y Tchouaméni, sospechoso habitual, volvía a ser central. No jugaban ni Courtois, ni Lucas, ni Mendy, ni Modric, ni Brahim, ni Rodrygo ni Mbappé. Los siete serán titulares en Liga ante el Betis y casi todos en Champions ante el Atlético. La alineación era un troleo en toda regla de Ancelotti a la Copa de Louzán, esbirro de Tebas.
Regresaba al equipo Bellingham después del fuck off más caro del mundo. Y también algunos de los que habían descansado ante el Girona como Rüdiger o Ceballos. Por resumir, este era el once con el que el Real Madrid salía (quién sabe si al matadero) en Anoeta: Lunin; Asencio, Rüdiger, Tchouaméni, Fran García; Camavinga, Ceballos; Güler, Bellingham, Vinicius; y Endrick. Por cierto, que Vinicius era el capitán del Real Madrid. ¿Qué podía salir mal?
Enfrente la Real Sociedad iba con todo. Ya rotará Imanol el sábado contra el Barcelona. Allí jugará con los juveniles, pero frente al Real Madrid salía con los mejores. Incluidos Kubo o Aguerd, que forzaron la amarilla para librar ante el Barça. O Susic, que estaba descartado hasta ayer mismo. Así que Imanol no se guardó nada y dispuso su once de gala: Remiro; Aramburu, Zubeldia, Aguerd, Aihen; Zubimendi, Sucic, Brais Méndez; Barrene, Kubo y Oyarzabal.
Aprieta la Real
Los precedentes coperos invitaban a pensar que el Real Madrid, que jamás había ganado en San Sebastián un partido de Copa, se la pegaría ante la Real. Que, aupada por el bullicioso público de Anoeta, salió a encerrar al equipo de Ancelotti. Presión alta en los de Imanol, dudas en la salida de la pelota del Madrid. Tres minutos tardó Kubo en bailar bachata con la cintura de Fran García y plantarse ante Lunin, que desvió su centrado disparo a bocajarro.
Pidió después Kubo pidió un penalti que sólo existió en su imaginación. No se lo dieron, igual que tampoco se dio el disparo de Güler en la acción de vuelta, que se fue muy arriba. Dominaba la Real Sociedad pero sin agobiar al Madrid. Más cómodos los locales sin la pelota que con ella. Y los de Ancelotti comenzaron a narcotizar el partido con posesiones largas para sacudirse la presión.
Así llegamos al minuto 18 cuando Bellingham, el crack al que persiguen los árbitros, se sacó un pase diagonal para el desmarque de ruptura de Endrick. El brasileño se sacó un control orientado con la cadera en carrera y definió con el exterior de su zurda de primeras. La definición la habría suscrito el mismísimo Romario. Un golazo digno de dos jugadorazos de talla mundial, uno ya maduro y el otro un poco verde.
Zarpazo de Endrick
Volvió a apretar la Real Sociedad y perdonó Oyarzabal en una jugada dentro del área en la que eligió mal y acabó disparando a las manos de un Lunin mejor colocado que los familiares de Pedro Sánchez. Un minuto después desperdició Vinicius el 0-2 en una contra capitaneada por Bellingham, que luego también la tendría de cabeza a la salida de un córner. La mano de Remiro, ágil y dura, permitía a la Real seguir viva en el partido.
Vinicius, que se echaba el Real Madrid a la espalda, pidió un penalti de Aramburu en el 33. No lo hubo pero casi. La Real se fiaba de su empuje en los balones desde los costados y en los córners. En el 42 Barrene hizo lucirse a Lunin, que metió la manopla a mano cambiada para sacar a córner su disparo envenenado. Y poco antes del descanso Asencio vio amarilla por una entrada abajo al propio Barrene.
En las postrimerías del primer tiempo se activó el protocolo por gritos de «¡Asencio, muérete!» y se paró el partido. Una vez reactivado el juego llegamos sin solución de continuidad al descanso. Del que no regresó el canterano madridista, sustituido por Lucas Vázquez, que se hizo de paso con el brazalete.
Emerge Lunin
De salida se agigantó Lunin para sacar sendas manos milagrosas la primera a Oyarzabal, la segunda a Kubo. Las dos tenían, como dicen los modernos, valor gol. Respondió el Real Madrid con un jugadón en el 50. El pase maravilloso lo dio Vinicius, el desmarque lo hizo Endrick, igual que un gran control y un violento latigazo que repelió con violencia el travesaño.
El partido empezó a romperse con demasiados espacios a las espaldas de las defensas. Disfrutaban Bellingham y Endrick, pero sobre todo disfrutaba un Vinicius que a veces pecaba de chupón. El que no se comía un rosco era Güler, invisible e intrascendente. Al contrario de un Camavinga que fue creciendo con el partido. Becker y Marin fueron los primeros cambios de la Real ya en el 64.
En el 68 Fran García decidió dar emoción al partido al regalar una asistencia involuntaria. Por suerte, primero San Tchouaméni y luego San Camavinga evitaron el gol de la Real que hubiera puesto las tablas en Anoeta. Ancelotti, inquieto por el resultado, metió a Alaba… ¡¡¡por Endrick!!! Un central por un delantero centro. Y trivote al mediocampo con Tchouaméni, Camavinga y Ceballos.
Remiro sostiene a la Real
Al Real Madrid le quedaba por resistir apenas un cuarto de hora, que la Real no iba a desperdiciar sin atacar. Ni tampoco el equipo de Ancelotti, que tuvo el 0-2 en un disparo venenoso de Bellingham tras un taconazo genial de Tchouaméni. Lo evitó Remiro con una mano prodigiosa a contrapié. Y otra vez fue protagonista el meta de la Real al sacar dos remates a bocajarro en el subsiguiente córner.
Pasaron los minutos finales, resistió el Madrid, apretó la Real Sociedad hasta el final y los de Ancelotti se volvieron a la capital de España con un valioso 0-1 que les deja muy cerquita de la final de Copa, aunque con un resultado peligroso que deja la vuelta en el Bernabéu con cierta incertidumbre.