Militao devolvió al Real Madrid el punto que le había quitado en Getafe en un partido en el que el equipo de Ancelotti iba a ser víctima de su propios errores en las dos áreas. Los blancos merecieron golear al Elche pero el empate postrero les supo a gloria. Las ocasiones falladas, incluido un penalti, y las innumerables paradas de Edgar Badía provocaron el empate del líder que vuelve a animar la Liga.
Jugaba Hazard. Y eso es noticia aunque no debería. El belga, que llegó al Real Madrid como una de las cinco grandes estrellas del fútbol mundial, ha ido cayendo en estos dos años y medio de precipicio en precipicio hasta acomodarse en el fondo del banquillo. De allí parece que Ancelotti algunas veces está resuelto a rescatarle y otras a olvidarse de él como de una chaqueta con hombreras que se quedó en los ochenta al final del armario. Ante el Elche le tocaba.
Por lo demás, Ancelotti volvía a sus clásicos. No era para menos. Después del susto copero precisamente en Elche, resuelto en la prórroga por el tan esperado como inesperado Hazard, el Real Madrid tenía no estaba para confianzas, igual que la OTAN en Putin. Así que regresaron de golpe a la alineación todos los que descansaron en el Martínez Valero, que no eran pocos, de Courtois a Benzema. Era el momento de aprovechar los dos pinchazos consecutivos del Sevilla y dejar la Liga envuelta para regalo.
Con Militao y Mendy el Real Madrid recuperaba mucho músculo y poca cabeza, la que les sobra a Casemiro y Modric, que también volvían a su sitio. Arriba, el retorno de Benzema era como si el PP recuperara de golpe a Aznar y a Manuel Fraga. Así que el Real Madrid iba con todo ante un Elche que buscaba un milagro en el Bernabéu, estadio en el que jamás había ganado en sus 24 visitas anteriores.
El Real Madrid salió a mandar pero con mano blanda. Manejaba la pelota, tocaba y encerraba al Elche, que se mantenía organizado y resignado a defenderse todo el tiempo que hiciera falta. Pero parecía cuestión de eso, de tiempo, que el Madrid encontrara las vías de agua entre la zaga ilicitana. Lo hizo Vinicius en el 11 con una buena maniobra dentro del área, resuelta con tranquilidad en el mano a mano con un inspiradísimo Edgar Badía que evitó el 1-0 con un paradón a bocajarro.
Domina el Real Madrid
La ocasión sacudió los cimientos y la convicción defensiva del Elche y agitó algo a un sesteante Bernabéu. Hazard compareció al duelo con una pared llena de clase que abrochó Kroos con un disparo seco que susurró por fuera al palo derecho de Badía. Respondió el Elche con un par de escaramuzas para asomarse sin riesgo al área de Courtois.
Amainó la galerna blanca hasta que en el 26 Alaba encontró a Benzema con un pase teledirigido, Karim la pinchó y su media volea centrada la rechazó Edgar Badía. Volvía a arreciar el Madrid. Otra vez el meta del Elche evitó el tanto blanco al sacar con el pie un disparo envenenado de Casemiro. El cántaro ya se sabía de memoria el camino de la fuente.
Y pudo romperse pasada la media hora después de que Palacios hiciera un penalti clamoroso a Vinicius. Pero Benzema eligió este partido para fallar el primer penalti de su vida con el Real Madrid después de 15 consecutivos. Así que al equipo de Ancelotti le tocaba seguir remando.
Cumplióse entonces la ley del fútbol y el Real Madrid pasó del 1-0 al 0-1. Fue en una jugada por la banda izquierda que el equipo blanco defendió mal en cadena. Ni Lucas ni Modric siguieron a Fidel, Casemiro llegó tarde a la cobertura, el extremo del Elche la puso, Militao llegó a destiempo, Courtois no salió de su línea y Lucas Boyé marcó a bocajarro.
Sopapo de Boyé
El Madrid siguió fallando goles y agigantando la figura de Badía, que sacó un mano a mano soberbio a Mendy. Y ya iban cuatro. Que serían cinco con un disparo de Benzema en el 46 y seis con un paradón a una falta de Kroos en el 48 con el que se pondría fin al primer tiempo. Saltaba la sorpresa en el Bernabéu, que dirían los clásicos.
Del que volvimos con el Real Madrid en el mismo plan mandón pero con la mitad de tiempo para suturar la cornada. A Hazard el colegiado le regaló un penaltito, pero le advirtieron desde el VAR y De Burgos se echó atrás, así que el belga se quedó compuesto, sin penalti pero con pena máxima.
Pero el Madrid siguió erre que erre. El partido era de fútbol sala y sólo existía el medio campo del Elche. El mejor aliado visitante era el cronómetro, que ya había consumido casi la primera hora de juego. Y el segundo mejor los nervios del equipo de Ancelotti, rehén de sus propias prisas. Y el tercero, la suerte, porque Carletto no tuvo más remedio que meter a Jovic por el lesionado Benzema.
En el 62 Ancelotti metió a Rodrygo por Kroos y cambió el sistema. Dos pivotes con Casemiro y Modric, línea de tres con Rodrygo, Hazard y Vinicius, más Jovic como referencia arriba. Pero al Real Madrid se le seguía acabando el tiempo.
Otra del Elche
Otra vez Vinicius rondó el gol en el 70 después de una buena jugada urdida entre Hazard y Mendy. El disparo del brasileño se marchó fuera. Y entonces el Elche volvió a penalizar al líder en una jugada soberbia de Boyé, que sentó a Alaba y a Casemiro con un solo quiebro. Asistió a Pere Milla, que se aprovechó del despiste de Mendy para meterse en el área y batir a Courtois de tiro cruzado.
El 0-2 provocó que el Real Madrid apelara a la heroica. Ancelotti metió a Valverde por Hazard para reequilibrar a su equipo. Y en el 81 el VAR pitó un penalti de Pere Milla que De Burgos se había comido y Modric ejecutó la pena máxima. Pues 1-2 en el Bernabéu y nueve minutos más el alargue para que el Madrid apelara al espíritu de Juanito.
El partido se jugaba sólo en el área del Elche, pero el Real Madrid era incapaz de hacer el segundo. La tuvo Rodrygo e incluso pudo haber pitado De Burgos un tercer penalti por mano de un jugador del Elche a remate de Militao. Nada. No había manera. Y así parecía que iba a ser hasta que emergió Militao, convertido en delantero a la desesperada, para cabecear en la prolongación un centro medido de Vinicius, y rescatar un punto que, visto lo visto, le sabe a gloria al líder.