Barcelona y Real Madrid van a tener su propia franja horaria para dar paseos de 90 minutos en esta Liga mitad en silencio, mitad virtual. El fútbol sin público dan mucha ventaja a los grandes y reduce al mínimo la posibilidad de sorpresas. Más habituados a jugar dos partidos a la semana, con plantillas más profundas y mejores y sin campos hostiles, azulgranas y blancos tienen ante sí una nueva normalidad que recuerda a las Ligas de los 100 puntos: ganar sin despeinarse.
No es un lamento, es una realidad. La Liga post-coronavirus es tan aséptica, tan químicamente pura, que lo normal es que los equipos buenos ganen a los malos. Dicho de otro modo, el que tiene los mejores futbolistas, también tiene las de ganar. Estadios como El Sadar, el Sánchez Pizjuán o San Mamés, cuyos ambientes llevan en volandas a sus equipos y empequeñecen (acojonan es el término exacto) al visitante, pierden su mística al cambiar a las personas por muñequitos virtuales o pancartas inertes.
Y en esta nueva normalidad de la Liga el Barcelona y el Real Madrid tienen toda la ventaja del mundo. Se vio en el reestreno de los azulgranas en Mallorca y en el de los blancos frente al Eibar. Antes del minuto 3 ambos iban ganando. No necesitaron ni trotar. Los dos vencieron andando e incluso se permitieron ratos de hacer un ejercicio de tancredismo futbolístico que convirtió ambos partidos en sendos tostonazos.
Una distancia sideral
Quizá es pronto para aventurarse pero parece complicado que el Barcelona y el Real Madrid pierdan muchos puntos en los diez partidos de esta Liga rara que nos ha tocado vivir. Si acaso, frente a alguno de los rivales de arriba como el Valencia, que viaja al Di Stéfano este jueves, o el Atlético, que rendirá visita al Camp Nou en un par de semanas.
Frente al resto de equipos parece muy poco probable que ni el equipo de Setién ni el de Zidane pinchen. Además, cuando el ritmo de partidos empiece a pasar factura a los equipos con las plantillas más cortas, puede que alguno de los entrenadores de los clubes más modestos renuncie a los puntos frente a los grandes a cambio de salvaguardar a sus mejores jugadores para otras batallas.
Lo dicho: que el Barcelona y el Real Madrid ya tienen su propia franja horaria para dar paseos.
