El Real Madrid logró, tras el partido ante el Villarreal en el estadio Alfredo di Stéfano, su trigésimo cuarto título de Liga, en un año con connotaciones especiales debido al parón obligado por la emergencia del coronavirus. La victoria, además, supone la primera gran conquista del primer equipo merengue desde la marcha de su emblema de la última década, un Cristiano Ronaldo que hace dos años abandonó la nave blanca para enrolarse en el proyecto de la Juventus de Turín.
No se puede decir que el Madrid no eche de menos a Cristiano, e incluso podríamos afirmar lo contrario si atendemos exclusivamente a la capacidad anotadora del luso. Karim Benzema y una versión extraterrestre en estos términos de Sergio Ramos son los únicos que han podido tapar una realidad, la pérdida de punch del Real Madrid en los últimos metros desde la decisión de Ronaldo de acabar su etapa en el Real Madrid.
Sin embargo el equipo blanco, con Zinedine Zidane como artífice, ha logrado paliar este déficit, que lo es siempre en comparación con un candidato a mejor rematador de todos los tiempos, gracias a la solidez defensiva y el manejo del juego de sus centrocampistas. Estas virtudes podrían haber sido compatibles con la verticalidad y voracidad de CR7, pero si algo puede quedar claro con la 34ª Liga es que, con o sin Cristiano, el Madrid sigue siendo uno de los mejores.
Cristiano roza su segundo Scudetto
Curiosamente, el título de Liga del Real Madrid coincide con el acercamiento de Cristiano de un nuevo entorchado liguero en Italia, con una Juventus sin rival desde hace muchos años por el Scudetto. Ronaldo sólo necesitará, salvo sorpresa mayúscula, dos años para igualar los trofeos de competición doméstica conquistados con el Madrid, siempre como estrella en ambos proyectos, uno de ellos sin él ya en el barco pero que continúa viento en popa hacia los títulos en presente y futuro.
