Hoy se cumplen dos años del último partido de Cristiano Ronaldo con la elástica blanca. Hoy 26 de mayo, es el segundo aniversario de la última Champions League del Real Madrid, la Decimotercera, en Kiev. Aquel día, aquella noche, ya tenía más que meditado y decidido que aquel sería su último duelo como merengue fuera cual fuera el resultado, aunque como era de esperar con el idilio blanco y las finales con la Orejona en juego, conquistaron la cuarta con el portugués, la tercera consecutiva en la Era Zidane.
Cristiano lo sabía, sabía que aquellos 90 minutos en Kiev eran los últimos. No se le notó sobre el césped pese a que aquel día no fue autor de ninguno de los tres goles que encajó un protagonista Karius con el Liverpool. No anotó pero su presencia fue la misma de siempre. Sí fue diferente cuando acabó todo y el título cayó del lado del Real Madrid. Casi programado, el luso hablaba ante los micrófonos de los medios en clave personal, de futuro, de adiós a nueve años como merengue.
«Ha sido una buena etapa en el Real Madrid. En unos días hablaré de mi futuro. Quiero disfrutar de estos momentos con mis compañeros», anunciaba un CR7 especialmente enigmático que, lejos de estar extasiado con la tercera Champions consecutiva, hablaba sin reparo sobre sí mismo, sobre su futuro –y ante lo que minutos después reconocía que igual se equivocó–.
«Le digo a la gente que disfrute del momento. El futuro de cualquier jugador no es importante para la historia de un club. Lo importante es que hicimos historia. Ahora quiero disfrutar del momento», proseguía en aquellos momentos Cristiano, que quería celebrar con sus compañeros. La verdad es que la celebración del luso sería atípica. Se vería como celebraba su cuarta Orejona en solitario, apartado en gran parte de sus compañeros y solo junto a su familia.
Todo tenía un porqué en la cabeza de Cristiano Ronaldo, que tenía claro que aquella noche ponía punto y final a nueve años en el Santiago Bernabéu. Quizá no fueron las formas para cerrar con broche superior su etapa de blanco –de hecho molestó mucho en el vestuario sus declaraciones y celebración apartado del grupo–, pero así son las estrellas, irreverentes, inesperadas y únicas.