Reinier Jesús ha vivido su primer gran día como madridista con su presentación. El palco de honor del Santiago Bernabéu lució sus mejores galas para dar la bienvenida a la nueva adquisición del Real Madrid. Tras Vinicius, Brahim o Rodrygo, el último talento blanco ya se ha presentado al mundo entero y, lo que es más importante, sigue dando forma a un proyecto que garantiza a la entidad presidida por Florentino Pérez continuar en la élite más absoluta sin cometer grandes locuras económicas. Por el brasileño han pagado 30 millones de euros.
Muchos eran los clubes que le pretendían, pero como viene siendo habitual en los últimos tiempos el que se ha llevado el gato al agua ha sido el Real Madrid. Una vez más, Juni Calafat, jefe de fútbol internacional del club y director absoluto del departamento de ojeadores, dio rienda suelta a sus dotes a la hora de acometer una contratación para hacerse con los servicios de un futbolista que en Brasil sitúan a la altura de los mejores. Cuando no se trata de un fichaje galáctico, Florentino y José Ángel piensan, mientras que Juni suele ser el que ejecuta con gran acierto.
Con Reinier todo empezó en la final de un Mundialito sub 16 disputado en Dubai en 2018. El Cadete A madridista, dirigido por Tristán Celador y con jugadores como Theo Zidane o Lucas Cañizares, se enfrentó en la final al Flamengo. Los blancos dominaron el partido hasta los minutos finales, pero en el descuento el propio Reinier se inventó una jugada que finalizó en una asistencia que propiciaría el definitivo empate a uno. El título se decidió en los penaltis y los blancos perdieron, aunque los técnicos del Real Madrid se llevaron una grata impresión del brasileño. Aunque donde se dio el paso definitivo para acometer su contratación fue en la Copinha 2019.
Reinier, a sus 16 años, disputó la competición sub-20, una de las más valoradas de la categoría y una fábrica de grandes talentos, participó en cuatro partidos, hizo un tanto y dio razones de sobra a los ojeadores del Real Madrid, que le siguieron muy de cerca durante la competición, para lanzarse a por su fichaje.
Lo que vino después fue poner en práctica el método Juni. Es decir, convencer al club, a los agentes del jugador y a su entorno para que todas las partes coincidiesen en que la mejor opción era jugar en el Real Madrid. Y una vez más, el plan salió a la perfección.