La temporada de Jude Bellingham ha sido una montaña rusa de emociones. Para nada sencilla. Más bien, todo lo contrario. Comenzó el curso pagando la falta de planificación deportiva del Real Madrid y siendo usado como conejillo de indias para ocupar el agujero negro dejado por Toni Kroos. Casi nada. Pronto se vio que no iba a funcionar en ese papel. Menos aún cuando caía a banda, donde directamente se perdía al no entrar en juego. Nunca se le vio sufrir tanto en el terreno de juego.
Contra el Athletic, Bellingham regresó a sus orígenes en el Real Madrid. Justo donde tantísimo brilló el curso pasado, siendo determinante para ganar la Liga y la Champions. Ancelotti decidió que iba a cambiar su posición. El inglés actuó con libertad de movimientos desde la mediapunta, buscando recibir en zonas donde pudiera explotar su capacidad para dar el último pase.
La idea de situarlo como falso ‘9’ dentro del tridente ofensivo resultó acertada. Generó muchas ocasiones y solo le faltó precisión en la definición, ya que tuvo bastante presencia en el área. Estuvo a punto de marcar con dos remates de cabeza consecutivos: el primero lo despejó Unai Simón con una parada espectacular y el segundo se marchó rozando el poste. Volvió a estar muy cerca del gol con un disparo desde el punto de penalti que Paredes desvió in extremis. Incluso, fue víctima de un penalti que no fue señalado ni por el árbitro ni advertido, de manera incomprensible, por el VAR. «Es la posición que nos dio ventaja el año pasado. En la segunda parte ha jugado así y él estaba listo dentro del área cuando poníamos centros», comentaba Ancelotti.
De cara a la final de la Copa del Rey, Ancelotti debe estudiar cómo ubicarlo cuando tenga a Mbappé, Vinicius y Rodrygo. Bellingham, en ese 4-4-2 que tantísimo le gusta a Ancelotti, tiene su posición más que definida, pero lo que es evidente es que con los tres arriba deberá tomar decisiones. Dejar a uno en el banquillo es una opción, pero sobra decir que será una decisión tremendamente complicada para el italiano.
El próximo sábado, si finalmente llega Mbappé a la final de la Copa del Rey, ya que su presencia sigue en el aire, deberá tomar decisiones. Lo que es una evidencia es que Bellingham, donde más brilla y donde más puede aportar, es en la posición en la que jugó contra el Athletic.
