El fútbol es una montaña rusa de emociones. Esto es sabido por todos. Sino, sólo hay que mirar los últimos siete días del Real Madrid. Encaró con fiereza la cuesta abajo en Yeda al ver como el Barcelona le ganaba la Supercopa de España y le metía una manita de esas que hacen daño. Seguía con una victoria contra el Celta en octavos de Copa del Rey donde los blancos tuvieron que llegar a la prórroga para sellar la clasificación a los cuartos de final. Y el ascenso llegó con una goleada ante Las Palmas, en el mejor partido de la temporada y con los blancos líderes. Muchas emociones que han llevado a Ancelotti a cobrarse varias facturas en rueda de prensa.
Con más o menos razón, Ancelotti decidió llegar a rueda de prensa serio, con pocas ganas de reírse y con muchas de reivindicarse. Tanto él como su equipo. De hecho, lo hizo desde la primera pregunta, donde dejó el titular en la respuesta. «Estoy confundido porque escuché que jugamos muy mal al fútbol y lo que veo es que el Madrid es líder. Seguiré estudiando en qué se equivocan. Hoy hicimos un partido completo y redondo, con mucha calidad y actitud. Empezamos mal, pero no cambio la dinámica», comenzó.
Ancelotti mantuvo el guion durante el resto de las preguntas. Ni media sonrisa, bastante ironía y reflexiones donde se notaba que tenía ganas de cobrarse facturas. Por ejemplo, al ser cuestionado si este Mbappé es el mejor jugador del mundo, prefirió responder respondiendo a los críticos. «Es el mejor delantero centro del mundo, porque se dudaba si podía jugar en esa posición. Es un gran delantero que se encuentra muy bien en el centro, más que en la banda, porque así puede aprovechar mejor sus desmarques, que son únicos», contestaba.
Autocrítica con cordura
Ancelotti, como sus jugadores, lo ha pasado mal en estos siete días. La goleada en Yeda hizo mucho daño y el italiano ha estado cuestionado fuera y, también se debe decir, dentro del club. Sería faltar a la verdad no decir que en estos días ha habido voces que apostaban por un cambio de aires, aunque en las esferas más altas de la cúpula madridista siempre han tenido claro que había que aguantar.
La realidad es que el dolor por la derrota en la Supercopa de España continúa en el vestuario madridista, pero también tratan de relativizar las críticas. Son plenamente conscientes de que en Yeda estuvieron horriblemente mal y que faltaron el respeto a unos aficionados que no dudaron en abroncarles contra el Celta, pero también saben que no pueden tirar todo por la borda. Son líderes en la Liga, esperan rival en cuartos de la Copa del Rey, buscan cerrar su clasificación en Champions y, al fondo, espera el Mundial de Clubes.