David Caballos es socio del Real Madrid, miembro de la Peña madridista París 2000 y un amuleto para los blancos en las finales de Champions. Desde 1998, cuando la entidad blanca levantó la Séptima en Ámsterdam en la primera Copa de Europa en color del club, David ha estado presente en todas las finales de Champions del Madrid. No ha fallado a ninguna. Este sábado, 1 de junio, estará en Wembley para intentar traer la Decimoquinta a la capital de España.
OKDIARIO ha tenido la oportunidad de charlar con este socio madridista y amuleto del Real Madrid en las finales de Champions en su propia casa en un agradable reportaje. David Caballos ya ha vivido en directo ocho finales de Champions y este sábado vivirá la novena. Tiene guardadas todas las entradas como un verdadero tesoro. No es fácil ver una final de la Copa de Europa en vivo. Ver nueve es impresionante. Y David Caballos vivirá de nuevo ese privilegio en Wembley.
«Tengo la misma emoción que con la primera final y los mismos nervios por conseguir las entradas, por conseguir el viaje, por ir con la peña todos juntos y por supuesto por ganar la final», nos explicaba David Caballos mientras nos enseñaba todas las reliquias madridistas que tiene en su casa.
David Caballos también es miembro de la Peña París 2000, una de las peñas del Real Madrid que más viaja por España y Europa. Ellos se denominan los Faustis y ya son habituales en cada final de Champions: «El origen de nuestra peña tiene su inicio en la Supercopa de Europa de 1998. Coincidimos unos cuantos locos en un autobús y desde ese día somos los mejores amigos del mundo. Y a raíz de eso, la primera final que vivimos juntos fue la de París en el año 2000, y tras esa han venido seis más hasta Londres este año. Vamos 13 socios de la peña a Wembley. Depende siempre de las entradas. Tenemos mucha suerte».
El amuleto del Real Madrid estará en Wembley
«Tuve mucha suerte para que me tocase la entrada. Cada año es más complicado conseguir una. Y cada año son más caras. Cada final es peculiar. El Madrid nunca ha jugado una final en Wembley y sabíamos que iba a ser muy complicado. Pero hemos tenido suerte», señaló David Caballos con una sonrisa en la cara, sabiendo de primera mano la suerte que tiene.
«Nuestra peña tiene mucha experiencia en finales, por lo que nunca esperamos hasta el último momento. Poco a poco vamos reservando cosas que luego se puedan cancelar, como nos ha pasado con el hotel de este año, durante las eliminatorias. Después del Manchester City ya hubo movimiento y había algo comprado. En mi caso, el vuelo, ida y vuelta, más el alojamiento, pasando dos noches en Londres, me ha costado unos 400 euros. Hay otros compañeros que tienen que viajar en el día. Los vuelos chárter están en unos 1.000 euros. Todo eso sin contar el precio de la entrada», explicaba este socio del Real Madrid a OKDIARIO.
David, con tantas finales a las espaldas (ya van ocho y va a por la novena) tiene anécdotas de todo tipo: «Recuerdo que para la final de Lisboa en 2014, fue tan locura, que cuando estábamos en la fase de grupos, yo ya había reservado hotel allí. Luego, cuando llegamos a la final, y les dije a mis compañeros de peña que teníamos todos entradas, todos fliparon y me llamaron loco. Nos salió bien. Durante estas ocho finales hemos hecho de todo. Hemos dormido en un convento de monjas en Milán en 2016, en un albergue en Cardiff en 2017, en un piso de alquiler en Kiev…».
La final de Champions más especial
La final de la Champions más especial para este socio madridista fue la Séptima: «La final de Champions más especial para mí fue la Séptima. Como Ámsterdam no ha habido nada. Yo siempre escuchaba a mis mayores hablar de las Copas de Europa. Yo las veía en blanco y negro. Nací en el 73, a la final de París del 81 no pude ir. Esa se perdió. La más especial para mí siempre será la de Ámsterdam en 1998. Era la primera después de 32 años».
La final de Champions más difícil de ir
Para David Caballos, ir a la final de Champions de 2018 fue lo más difícil: «La más difícil de ir sin duda fue la de Kiev. Por la distancia. Y eso que no estaban en guerra todavía. Aquella final de 2018 fue un reto, también superado. Fuimos en avión desde Valencia por la noche y alquilamos un piso allí. Fue una experiencia espectacular».
La final de Champions más sufrida
La final más sufrida para al amuleto del Real Madrid fue la de Lisboa en 2014, la Décima. David Caballos reconoce que no pudo celebrar el mítico gol de Sergio Ramos: «La final de Champions donde más sufrí fue sin duda Lisboa. Yo la vi perdida mucho antes del minuto 93. No podía ser que el Atlético de Madrid nos ganase una final. Yo siempre digo que la experiencia peor que he tenido en un estadio es el gol de Sergio Ramos. Yo ese gol no lo celebré. Me quedé en shock. Yo sentía como mis amigos y gente desconocida me abrazaba y me empujaba, perdí las gafas… Pitó el árbitro el final de los 90 minutos, yo me quedé sentado y helado de frío mientras la gente me preguntaba. Yo les decía que no me preguntaran. Luego, en la prórroga, el gol de Bale sí lo celebré. Ahí ya sí la vi ganada».
«En la final de París 2022, yo pensé que alguna final había que perder. Contra un gran Liverpool. Y al final también ganamos. Todas al final son difíciles. A mí me enfada mucho que la gente diga que esta la tenemos ganada. No. Una final es una final, y cualquier mínimo detalle la puede marcar. A Wembley voy con muchos nervios porque es una final», valora un emocionado David, que estará en Wembley el 1 de junio junto a sus amigos de la Peña madridista París 2000.
El mejor gol en finales y la superstición
«La volea de Zidane en Glasgow fue una cosa tremenda. La mujer de un amigo mío se fue al baño y se perdió el gol. Se perdió uno de los mejores goles de la historia. La chilena de Bale en Kiev fue como ir de sobrados. La final de Cardiff 2017 contra la Juventus me pareció un partidazo. Fue una final con enjundia. Tuvo un gran mérito ganarla», expresó este socio del Real Madrid sobre el mejor gol que ha vivido en las finales de Champions.
La superstición para David Caballos en las finales también es esencial: «Tengo mis calzoncillos de las finales, mis calcetines de las finales, mi bufanda que la llevo desde el año 1991… Cada uno al estadio va con sus amuletos. Hay cosas que desde Lisboa 2014 sigo llevando. Y han pasado 10 años. Hay gente que ve las finales al lado siempre de la misma persona…».