El Real Madrid está a punto de cerrar un 2025 para olvidar. Muy pocas buenas noticias y demasiados sinsabores. Cero títulos y un final de año plagado de dudas, con un proyecto iniciado por Xabi Alonso el pasado mes de junio que hace aguas y amenaza con naufragar en cualquier momento. El club blanco pone fin a 365 días negros y se adentra, desde el 1 de enero, en un 2026 decisivo, con tres frentes abiertos: revertir una delicadísima situación deportiva, solucionar los problemas del estadio Santiago Bernabéu y afrontar un cambio estructural en la sociedad del club.
En el plano deportivo, el Real Madrid vive al día, como buena parte de los españoles en la España de Pedro Sánchez. Y vivir al límite siempre es peligroso. Xabi Alonso y su plantilla afrontan un examen a vida o muerte en cada partido, con una prueba capital en la Supercopa de España, que se disputará a partir de la segunda semana del año en Arabia Saudí.
El escenario es claro: si el Real Madrid cae ante el Atlético de Madrid en semifinales, el técnico donostiarra será destituido. Si logra pasar, pero su equipo se desploma en la final frente al Barcelona o el Athletic, su etapa también habrá terminado. Solo el título en Yeda permitiría a Xabi Alonso ganar oxígeno y convertir la Supercopa en un punto de inflexión para enderezar el rumbo.
Otro de los grandes problemas sigue estando en el Santiago Bernabéu. El club trabaja contrarreloj para solventar los problemas de insonorización que han frenado la explotación total del estadio. La hoja de ruta es clara: que en los próximos meses el problema del sonido quede definitivamente resuelto para poder sacar el máximo rendimiento económico al nuevo coliseo blanco. A día de hoy, el ruido sigue siendo un obstáculo clave para los planes de la entidad.
El tercer frente es institucional. Florentino Pérez ya lo dejó claro en la última Asamblea Ordinaria celebrada en noviembre. El presidente ha puesto sobre la mesa una propuesta destinada, según explicó, a blindar al club frente a posibles riesgos de «expropiación» y a proteger su patrimonio. El plan podría incluir la entrada de un inversor minoritario, con un porcentaje de entre el 5% y el 10% del capital, y el reparto del resto en participaciones entre los casi cien mil socios del club. Un cambio de enorme calado que, en cualquier caso, deberá ser aprobado mediante referéndum.
La propuesta será debatida por los socios compromisarios en una Asamblea Extraordinaria, de la que saldrá la decisión final. Serán los socios mayores de edad del Real Madrid quienes tengan la última palabra sobre un movimiento que puede marcar el futuro de la entidad.