Los españoles en el Tour de Francia

Hubo un tiempo, no tan lejano, en el cual se contaban por decenas los españoles que participaban en el Tour de Francia. Eran los años en los que había cuatro o cinco equipos nacionales en la ronda francesa, cuando la limitación de ciclistas no se reducía a seis por equipo. De un tiempo a esta parte, el número de corredores españoles ha ido cayendo en picado hasta alcanzar poco más de diez en liza.

La única representatividad del Movistar Team, como equipo nacional, ha repercutido en este dato. Aquellos años del Kelme, Seguro Anaya, y sobre todo, de la ONCE y del Banesto, luchando con sus diferentes y formidables corredores por las etapas ― con un Indurain ejerciendo de dominador absoluto en la General ― nos parecen una ensoñación si lo comparamos con el panorama actual.

Cada etapa tiene su riqueza. No se trata de caer en la nostalgia con aquello de tiempos pasados fueron mejores. El ciclismo se ha globalizado y, con ello, enriquecido. Hoy tenemos australianos, eslovenos, ingleses e incluso un eritreo como figuras del pelotón, cuando en aquellos años, las naciones europeas de mayor tradición ciclista copaban la actualidad, hasta el punto de que a un americano llamado Lemond, forjado en el ciclismo francés, se le viera como una excentricidad.

Españoles a seguir

Para este 2023, Enric Mas parte indudablemente como el gran referente del ciclismo español. Su verdadero momento llega cuando aparecen en escena los grandes objetivos de la temporada, el Tour y La Vuelta. Planean muchas dudas sobre él. En Movistar insisten en que no les preocupa la aparente baja forma del mallorquín. Saben y confían que, cuando llegue el momento clave, reaparecerá la mejor versión de Mas, como en otras ocasiones ya ha sucedido.

Sigo opinando que La Vuelta le es más favorable al mallorquín. Con el Tourmalet en la primera semana, de colocarse de líder, podría gestionarlo como nunca gracias al conocimiento y la experiencia adquiridas en sus tres podios en la ronda española. ¿Veremos al Mas agresivo de las clásicas italianas o de la última Vuelta Andalucía? O, por el contrario, ¿mantendrá el perfil reservón de espera del fallo o desfallecimiento de sus rivales como única estrategia? En breve, saldremos de dudas. La afición espera verle batallar, aún a costa de perder la guerra.

Marc Soler

Marc Soler es otro de los figurantes del que se espera mucho. Una etapa, al menos. Quizá alguna de las primeras en tierras vascas, como ya hizo en la pasada edición de La Vuelta. Soler correrá con ese objetivo personal y con la misión de colaborar para que Pogacar recupere su real cetro en el Tour. El catalán es un ciclista inquietante. No pasa desapercibido, busca incansablemente su momento, aunque ello, en ocasiones, le signifique reventar en el intento.

Landa y el personaje que le persigue es experto en generar grandes expectativas en torno a él. Sus precedentes infructuosos han rebajado mucho la intensidad de quienes tienen en el vasco la mayor de las esperanzas. Landa se ha preparado y estará con los mejores. No le quedan muchos trenes y su preparación específica y a conciencia puede deparar alguna alegría para el ciclismo español.

Juanpe López es un ciclista emergente, especialmente después de portar la maglia rosa en el Giro’22 durante más de dos semanas. Tendrá la oportunidad de reivindicar el potencial que se le otorga. El inquieto corredor andaluz puede brillar en este Tour al que llega con muchas ganas.

Y de un lebrijano a un sexitano de la provincia de Granada. Carlos Rodríguez debuta en el Tour de Francia. Junto a Juan Ayuso, ambos son los estandartes de la nueva generación de jóvenes españoles que apuntan a convertirse en hombre-Tour. ¿Puede repetirse el caso de Pogacar o Bernal con el ciclista de Almuñécar? Carlos Rodríguez escoltará el regreso del colombiano, primer sudamericano en ganar un Tour. Su papel fundamental le puede catapultar a ser el recambio de garantía si Bernal no rinde según lo esperado. Le veo con la actitud y aptitud indicadas para convertirse en una de las gratas sorpresas de esta edición.