Busquets y Piqué no se lo pondrán fácil a Laporta

Joan Laporta planea una revolución en el FC Barcelona. Una de verdad, en la que no mirará el DNI, ni el historial ni el palmarés de cada uno de sus jugadores. Las vacas sagradas, el bloque nacional que ha dado solidez a la plantilla durante varios años, ahora también está en el punto de mira. La edad no perdona y la crisis económica que azota al club menos. El presidente blaugrana estará muy atento al bolsillo, de donde puede arañar hasta el último céntimo para cuadrar unas maltrechas cuentas. Sergio Busquets y Gerard Piqué están en el foco.

El director de OKDIARIO, Eduardo Inda, desveló en El Chiringuito de Jugones que Laporta quiere echar por sus altísimas fichas tanto a Piqué como a Busquets. Son los dos señalados por el presidente. Sus contratos a día de hoy son prohibitivos para la entidad y no son acordes al rendimiento que han dado en esta última temporada, sobre todo en el caso del central catalán debido a sus cada vez más recurrentes lesiones.

Las intenciones del presidente pasan por hacer un gran tijeretazo a toda la plantilla, reducir los contratos más altos y adecuarlos al nuevo estatus económico de la entidad, muy ajeno a los escalones salariales actuales más acordes con el pasado prepandemia. Los pesos pesados estaban en la pole para ello, era el objetivo prioritario revisar todos y cada uno de los contratos de los jugadores con mayores emolumentos. Además de Piqué y Busquets, también se pretendía revisar los de Sergi Roberto o Jordi Alba.

El Barça a día de hoy no puede asumir fichas tan altas en el nuevo escenario que se le presenta al club, sobre todo de cara a esta nueva temporada 21/22, donde de momento nada ha cambiado para mejorar los ingresos. Tanto Piqué como Busquets tienen contrato en vigor con el club, de hecho son de larga duración. El central catalán firmó hasta 2024 recientemente. Fue el pasado mes de noviembre, cuando se le pidió a varios jugadores una reducción de sus contratos. Él fue uno de los que aceptó, adecuándose lo que debía percibir en los años que tenía firmado en más temporadas. Tiene tres años más de contrato y el poder en una negociación.

En el caso de Busquets no es muy diferente. Él tiene contrato hasta 2023, otros dos años más ligado al club, por lo que su vinculación con la entidad también pasa por sus manos. Al igual que el central, tiene cierto poder de decisión en las negociaciones que se sucederán en las próximas semanas. De hecho, la llamada de Luis Enrique podría acelerar las conversaciones para que su situación quede estabilizada antes de que se concentre con España para preparar la Eurocopa.

Ninguno quiere salir

El tema es que tanto Piqué como Busquets no tienen ninguna intención en estos momentos de moverse de Barcelona. Los años de contrato que tiene firmados con el club les arman de razón para seguir en el club. La temporada del equipo, pese a que no ha sido positiva, les ha tenido como hombres importantes siempre que han estado disponibles. El centrocampista, sin un relevo aparente en el pivote, ha asumido muchos minutos cuando entra en la recta final de su carrera, con el físico cayendo. El central, pese a estar meses fuera por lesión, reapareció y fue líder de la última línea en partidos importantes.

Ronald Koeman ya hizo referencia al malestar de la plantilla tras las declaraciones de Joan Laporta, en las que hablaba de un «proceso de renovación» necesario, ya que se había «acabado un ciclo». Con fin de ciclo no es complicado entender que la diana estaba puesta en los jugadores con mayor peso en el vestuario: «Se ha perdido la Liga de forma incomprensible». El holandés pedía respeto por ellos, por su trayectoria, palmarés y reconocimiento. Pero Laporta ya tiene claro sus movimientos.

La situación de ambos es parecida en cierto modo a la de Isco Alarcón y Marcelo en el Real Madrid, salvo que estos dos solo les resta un año de contrato con el club merengue y se podría efectuar otros movimientos. El Barça debe sentarse a hablar con ambos futbolistas sí o sí, escucharles y proponerles algo coherente con lo que han significado en la última década para el club. Ya aceptaron reducciones salariales en el pasado, pero los términos y, sobre todo, las maneras que pretende y efectúa Laporta no están llevando a un pacto fácil y tranquilo por parte de los pesos pesados que, lejos de hacerlo sencillo, podrían convertirse en un marrón para la nueva directiva blaugrana.