El deporte es una de las principales formas de vida de muchos atletas, un mundo en el que es bastante complicado resaltar. Muchos deportistas comienzan a entrenar desde muy jóvenes con el objetivo de entrar en selecciones y poder ganar campeonatos mundiales, haciendo honor a su patria y dando sentido a todo lo entrenado durante años. En COOL nos encanta hablar de esos jóvenes talentos que están haciendo historia y que sirven de inspiración para muchos y, con la llegada de los Juegos Olímpicos 2024, dedicamos estas líneas a una de estas figuras que están impulsando el cambio, Simone Biles.
Para ponernos en tesitura, Biles está considerada como una de las mejores gimnastas de todos los tiempos, además de ser la más condecorada a nivel mundial, labrando un camino constante que le ha llevado a la excelencia deportiva. Las líneas que ha escrito con su carrera se basan en la constancia y la lucha por conseguir ser la mejor, además de ser un gran ejemplo de constancia.
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Ohio vio nacer a esta estrella en marzo de 1997 y, con sólo seis años, comenzó un viaje que estaba claramente destinado a la grandeza. Fue adoptada por sus abuelos junto a sus tres hermanos debido a los problemas de adicción que sufrían sus padres. Su primera competición, la American Classic, tuvo lugar en Texas en el año 2011, donde Simone Biles quedó en tercer puesto.
Su nombre comenzaba a retumbar en los diferentes campeonatos y muchos profesionales la calificaban como una de las grandes promesas de la gimnasia en Estados Unidos . En 2012 intentó clasificarse para los Juegos Olímpicos, pero debido a su corta edad no pudo inscribirse.
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Un año más tarde, su nombre ya saltó a la palestra y ahí fue cuando la fama la alcanzó. Con sólo 16 años ganó dos medallas de oro en el Campeonato de Amberes, incluido el codiciado título del concurso completo. Allí presentó al mundo un movimiento pionero en el ejercicio de suelo: el Biles, un doble trazado con medio giro que ya forma parte de la historia de la gimnasia.
Con 18 años recién cumplidos, la joven Simone Biles ya contaba con varias medallas en su haber, exactamente cuatro del Campeonato Mundial de 2014 y otras tantas en el de 2015. Esto hizo que Estados Unidos se fijara en ella y la llevara a los Juegos Olímpicos de Río en 2016 como la joven estrella que ya era. Individualmente se coronó como una de las reinas de Río al ganar la medalla de oro en la competición general individual, además del oro en salto y el bronce en viga de equilibrio.
Muchos medios la requerían y la comparaban con grandes atletas que han marcado historia, pero es verdad que si la ves en entrevistas, ella sigue siendo una chica de procedencia humilde y es algo que no pierde. Lo tiene muy claro: «No soy el próximo Usain Bolt o Michael Phelps, soy la primera Simone Biles».
Si sabes un poco sobre su historia, sabes que es fiel a lo que piensa y en 2021 cambió totalmente la forma de pensar del mundo entero. Clasificada para los Juegos Olímpicos de Tokio, el primer día de la prueba por equipos, la atleta anunció su retirada de la competición por severos problemas de ansiedad, declarando ante el mundo entero en la rueda de prensa que: «Cuando entro en el tapiz, somos mi cabeza y yo. Trato con los demonios que hay en mi cabeza. Después de la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo. Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos». Ese fue el momento en el que el mundo cambió.
Simone Biles no sólo nos ha enseñado que la excelencia y el esfuerzo te pueden llevar lejos, sino que con esas declaraciones sentó cátedra e hizo ver al mundo que la salud mental es algo muy importante. Nunca antes se había hablado de la salud mental con valentía, puesto que era algo que se pasaba muy por encima e incluso muchos lo consideraban como una debilidad.
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No existe nada mejor como una atleta con reconocimiento mundial para decir que está bien cuidarse mentalmente y que, sobre todo, hay que protegerse de agentes externos. Ahí, señoras y señores, es cuando Biles cambió la historia y la marca con la que ella trabajaba en el momento, Nike, fue de las primeras empresas en el mundo en implementar un sistema interno para cuidar la salud mental de sus trabajadores. Toda una voz del cambio.
En el mundo del deporte, y en general, se habla muy poco de la vulnerabilidad, ya que hemos vivido con una educación en la que nos han inculcado que no podemos parecer débiles, porque eso puede ser un arma en nuestra contra.
Ella no lo vio así y en declaraciones en esa rueda de prensa, amplió: «Ya no confío tanto en mí misma. Tal vez sea por hacerme mayor. Hubo un par de días en los que todo el mundo te tuiteaba y sentías el peso del mundo. No somos sólo atletas. Somos personas y a veces hay que dar un paso atrás. No quería salir y hacer algo estúpido y salir lesionada. Creo que el hecho de que muchos atletas hablen ha sido de gran ayuda. Es algo muy grande, son los Juegos Olímpicos, pero al final del día no queremos que nos saquen de allí en camilla».
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Muchas voces se echaron sobre ella y las líneas de los medios de comunicación la llegaron a criticar, mientras otros la alababan por su valentía. En 2020, la prestigiosa fotógrafa Annie Leibovitz la retrató como portada de Vogue USA en 2020, y ahí fue cuando habló abiertamente, denunciando los abusos sexuales que había sufrido por parte de Larry Nassar, el que fue médico de su equipo olímpico.
En su trayectoria, Simone Biles nos ha enseñado muchas cosas, y una de ellas es que cuidarnos a nosotros mismos no es nada malo y tampoco nos hace más débiles, porque el esfuerzo y la constancia es la que nos lleva a la excelencia y ella lo ha demostrado. En estos Juegos Olímpicos de París 2024 vamos a ver brillar, de nuevo, a la atleta, la cual se ha convertido en un gran referente mundial.
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