Hay que remontarse a marzo de 1979 para encontrar el origen de Jesús del Ser, una empresa dedicada a la fabricación artesanal de acabados a la carta y a medida de todo lo que puede estar realizado en madera. Empezó desde cero, como aserradero, luego se transformó en fábrica de tarimas y, con el tiempo, fue creando un almacén de maderas nacionales y de importación para vender a carpinteros y ebanistas. Hoy en día, tras más de 40 años, Jesús del Ser alberga más de 12.000 metros cuadrados entre fábrica, secadero eléctrico, secaderos de oreo al aire libre, naves de almacén, aserradero, almacén de maderas, etc.
Jesús del Ser lleva el nombre de su fundador, que quiso bautizar así su compañía como una forma de superarse a sí mismo, comprometerse con la empresa y encontrar un acicate para esforzarse al máximo, cuando los tiempos eran complicados. “No habría sido capaz de dejar caer una empresa cuando le había puesto su propio nombre”, afirma su hija, Nuria del Ser, actual gerente y quien tomó el testigo de su padre. Nuria nos ha hablado de tendencias, de artesanía y de sostenibilidad, pero también de esfuerzo y de equipo, de la carga emocional que supone aprender de cero y tomar el relevo, pero también de la ilusión que hay tras cada corte y práctica, de cada obra y proyecto. Sigue leyendo y no te pierdas la entrevista completa.
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Nuria del Ser, heredera de un legado artesano
Pregunta: Una breve presentación de ti misma: trayectoria, cómo aprendiste el negocio de las maderas, cómo fueron tus inicios…
Respuesta: Desde muy pequeña tenía claro a lo que me iba a dedicar. Fui espectadora de cómo se creó la empresa desde sus comienzos, de su crecimiento y de las dificultades que tuvo mi padre para salir adelante, ya que como niña pequeña que era, escuchaba en secreto las conversaciones de mi padre con mi madre, contándole las dificultades y los proyectos. Esto me hizo ser consciente desde muy pequeña el esfuerzo que tiene el crear una empresa de cero, el riesgo que se corre, las ilusiones que se ponen en el proyecto y el mérito que tiene ser empresario.
Con lo cual, desde una edad temprana, quise ser empresaria para ayudar a mi padre en su negocio y a futuro ponerme a la cabeza del mismo. La ilusión de mi padre era tener un hijo que continuara su proyecto.
Hice la carrera de Ciencias Económicas y Empresariales y antes de finalizarla, ya venía por la empresa. En mis inicios, la verdad, sobre todo el primer año, no me entusiasmó para nada. Tenía idealizada la idea de ser empresaria.
Empecé a trabajar de forma seria en 1998 y los comienzos fueron duros. Mi padre no me trató de forma especial por ser mujer. Me hizo pasar por todos los departamentos de la fábrica, empezando desde abajo. Vivía en Madrid y la empresa estaba en Segovia, con lo cual todos los días me tenía que despertar a las 6 de la mañana para estar en Segovia sobre las 8. Una vez allí, el primer año, estuve aprendiendo a seleccionar y clasificar maderas y a diferenciar cada especie (que había más de 30).
Me pasaba prácticamente las 8 horas en los almacenes y aserradero con mis compañeros, y demás de toda la información que me aportaban ellos y mi padre, cogí muestras de todas las especies que teníamos y junto con una enciclopedia de maderas, iba valorando las características de cada uno, en cuanto al grano, densidad, utilidades etc.
Posteriormente, pasé al departamento de administración, donde estuve más de un año, ya que entraba y salía y lo seguía compaginando con el almacén. Allí aprendí todo lo que conlleva la oficina (presupuestos, pedidos, albaranes, facturas, dar de alta y baja existencias, impuestos, proveedores, clientes etc.). Cuando me sentí confiada y vi que conocía el producto, me dediqué a la venta y a la obra, que es lo que realmente me gusta.
P: Cuéntanos la historia de la propia empresa; su origen, trayectoria…
R: La empresa comenzó en el año 1979, y empezó como aserradero de maderas. Mi padre iba a las subastas de pino (en Valsaín), se quedaba con partidas de tronco, que posteriormente serraban y se clasificaban en calidades. Esta madera se vendía a los carpinteros y ebanistas.
Pasados algunos años, se dio cuenta de que los números no salían, y decidió invertir en comprar máquinas adecuadas para fabricar tarima maciza en diferentes especies de madera y así empezó a crear un gran almacén de maderas con especies tropicales y nacionales, en diferentes grosores y calidades, que vendíamos a carpinteros y ebanistas, aparte de utilizarlas para el consumo propio.
Empezamos a fabricar tarima maciza en distintas maderas, anchos y calidades, especializándonos ya en una fabricación a medida.
Posteriormente, empezamos a importar tarima multicapa en roble, con distintos anchos, capas de uso y calidades, pero realizando nosotros el acabado a la carta.
P: ¿En qué os consideráis especializados y por qué?
R: La fábrica es como una sastrería a medida. Nos hemos especializado en la atención al cliente de forma particular, escuchando y diseñando con ellos y sus profesionales (arquitectos e interioristas), el suelo de su casa. Valorando el suelo en su conjunto, con la decoración que va a llevar posteriormente, fabricando un suelo a la medida, en cuanto a diseño, calidad, formatos y acabados.
P: ¿Qué os distingue de la competencia?
R: Una diferencia fundamental con la competencia es el tiempo que llevamos en el mercado como una de las marcas de referencia. La empresa ya tiene como trayectoria más de 40 años y yo llevo formándome más de 26 años. Esto nos permite cuando hablamos con el cliente el saber aconsejarle exactamente para sus necesidades.
Conocemos las maderas, las distintas especies, cómo se comporta cada madera según el clima, las maderas que se pueden poner al exterior y las que no, las que funcionan con el sistema de calefacción radiante y las que no, el porcentaje de humedad que deben tener las tarimas para el interior o el exterior, los distintos sistemas de instalación a emplear en las diferentes obras, etc.
Tenemos mucho rodaje en obras, en las instalaciones y también en la fabricación, y nos hemos interesado en conocer los productos de la competencia para poder defender el nuestro a la hora de realizar una comparativa. Esto se traduce en formación.
No sólo despachamos la venta, sino que atendemos y resolvemos de todas las dudas que tenga el cliente. También nos diferencia el trabajo artesano, mezclado con maquinaria moderna, con acabados a la carta.
Y lo más importante es la fabricación nacional, defendiendo la marca España y con los problemas que hay hoy en día con los transportes marítimos, las aduanas y con el comercio internacional en general, es mejor no depender de terceros de otros países. La cercanía y el gran almacén con existencias que disponemos, nos facilita la entrega de materiales con rapidez.
P: ¿Cuál ha sido la evolución en estos años en el negocio de las maderas?
R: El sector de la tarima ha evolucionado enormemente. Antiguamente, sólo se ponía tarima maciza sobre rastreles. Pero el negocio de las maderas se ha ido adaptando a las tendencias y novedades del mercado.
La tendencia hace 50 años era poner tabla estrecha, no más de 7 o 7,5 cm, habitualmente en espiga y sobre rastrel. Cuando cambió la tendencia y se empezó a ver un gusto por la tabla muy ancha, se inventó la tarima multicapa, lo que llaman tabla en gran formato, con anchos hasta 24 cm o algo más.
Estas medidas no se pueden fabricar en tarima maciza, ya que si ponemos un ancho de tabla de 24 cm, habría que aumentar mucho el grosor de la misma para que no se ateje, y esto saldría muy caro. Así que la tarima multicapa estaba solucionado este problema. Se ha dado la opción de diferentes capas de madera noble desde 3 mm hasta 6 mm, para que haya más capacidad a futuro de lijar y barnizar.
Surgió el sistema de calefacción radiante (evitando radiadores), y ahí nos tuvimos que formar muy bien, para ver cómo podíamos colocar la tarima maciza con este sistema. Dependía de la densidad de la madera (cuanta mayor densidad, mejor es la transmisión), y del formato de tabla en cuanto al largo y ancho, no debiendo superar un ancho de 16 cm ni un largo de 2,00 m, teniendo la opción de acudir a tarima multicapa cuando se quieren tablas más anchas y largas.
P: ¿En qué situación nos encontramos actualmente?
R: Ahora mismo, se ha vuelto mucho a la tarima maciza como opción principal. Hemos conseguido que los profesionales (arquitectos), confíen en el funcionamiento de la tarima maciza con el suelo radiante (principal sistema de calefacción en las viviendas), y se instala mucho el formato de espiga y Punta Hungría con fajeado perimetral. Se vuelve al formato de tabla estrecho e intermedio, de 7 cm a 15 cm, y piden algo menos la tarima multicapa, y cuando lo hacen, los formatos no son tan anchos.
P: Últimas tendencias
R: Hemos visto una evolución en las tendencias brutal en cuanto al color. Hace 20 años lo que más solicitaban era tonos oscuros, de maderas tropicales, tipo Jatoba, Sucupira, Iroco, etcétera (los tonos rojos y marrones oscuros), y con barnices brillo o satinados. Hoy en día la tendencia es al color natural, como si la madera estuviera sin barnizar, con tonos tranquilos, robles blanqueados y limpios, tanto en tarima maciza como en tarimas multicapas.
También algún tipo de marquetería sencilla para zonas en concreto (hall, despachos…), siguiendo en el resto de las estancias en tablas lisas. La tendencia sin duda en cuanto a madera es el roble, ya que nos da mucho juego con el cambio de formato y con el acabado final, olvidándonos de los robles que veíamos antiguamente amarillentos a causa del barniz brillante, que le hacía parecer plástico.
P: ¿Qué no podéis ver en un espacio relacionado con vuestro negocio?
R: Lo que no puedo ver son las imitaciones a madera, es decir, los porcelánicos que imitan madera o los laminados (que no dejan de ser plásticos) o vinilos imitando la madera. Para mí hay una gran diferencia, sobre todo en la calidez.
P: ¿Consideras que se ha perdido la artesanía? ¿O por el contrario piensas que es el nuevo lujo? ¿Qué lugar ocupa la ebanistería aquí?
R: Es muy complicado encontrar artesanos hoy en día, que amen y disfruten con el oficio. Por supuesto que es el nuevo lujo. Nosotros hacemos artesanía que en cierta medida es ebanistería.
Mi personal es gente artesana que entiende el oficio y disfruta con lo que hace. Es gente mayor. Soy de la opinión que la edad es fundamental en este oficio, por la sabiduría que nos transmiten. Vamos contratando a gente más joven que tengan ilusión por aprender un oficio para aprovechar el conocimiento y buen hacer de los artesanos que tenemos.
Cada vez más vamos realizando muebles de ebanistería y nos vamos metiendo en el diseño y elaboración de estos, aunque nuestra principal dedicación son los suelos de madera.
P: ¿Cómo os enfrentáis a este presente/futuro tan tecnológico y artificial?
R: Creo que en cuestión de fabricación no nos va a influir mucho. En nuestro oficio, como he dicho, la función artesanal es primordial y queremos respetarla, conservarla y poder transmitirla a otras generaciones.
Lo que sí nos podrá facilitar seguro será en la presentación de proyectos, diseños etcétera a los clientes. Para el tratamiento de imágenes y redes sociales, aunque estaremos atentos de sus ventajas en todos los aspectos.
P: ¿Sois una marca sostenible?
R: El tema de la sostenibilidad en la empresa es muy importante. Somos muy conscientes de la importancia de cuidar el medio ambiente. Tenemos la ventaja y la gran suerte de trabajar con un producto totalmente reciclable al 100%.
En la fábrica se aprovecha todo, disponemos de un sistema de aspiración donde todo el serrín va a un silo. Cuando se llena, vienen a recogerlo y se emplea para camas de caballos. Las piezas pequeñas de los recortes de la madera se utilizan para la fabricación de piecerío para marqueterías. Lo que no dan para esas piezas se vende como leña, es decir, todo se recicla. Y todas las maderas que importamos vienen de bosques gestionados.
P: ¿Algún proyecto que tengas especial cariño?
R: Para mí todos los proyectos son especiales, aunque es cierto que según la complejidad del mismo y según me hacen trabajar más (en cuanto a ver cómo puedo lograr el resultado que me piden), pues lo disfruto y me gusta más, recordándolo con especial cariño.
Los que tengo en mente son algunos muy especiales, pero son de particulares y no podría desvelar cómo eran. Uno ha sido un palacio en Portugal, otro una casa muy especial en Madrid, con marquetería (con diseños y acabados muy singulares), otro que recuerdo con gran cariño fue una finca en Palma de Mallorca y un Cigarral en Toledo que me apasionó por sus vistas. Y luego restaurantes como Filandón en Madrid o Urrechu en la calle Velázquez.
