Nuevo estudio: los bebés razonan antes de aprender a hablar

El mundo de los bebés, a pesar de lo que se puede llegar a creer, sigue lleno de incógnitas. Por eso, de manera periódica van apareciendo nuevos estudios que vienen a desentrañar algo más sobre el mismo. Buena muestra de eso es el trabajo que se ha dado a conocer de forma reciente. Una investigación esa que ha venido a exponer una nueva información que no se sabía: los bebés razonan antes de aprender a hablar.

Sí, como lo has leído. Sigue leyendo y podrás acceder a todos los datos que se han publicado hasta el momento al respecto.

El estudio

Ana Martín, Luca L. Bonatti y Nicoló Cesana Artoli son los miembros del Centro de Cognición y Cerebro de la Universidad Pompeu Fabra e ICREA que han estado al frente de este trabajo. Eso sí, en el mismo han contado con la ayuda inestimable de científicos del Instituto Nencki de la Academia de las Ciencias de Polonia y del Centro de Desarrollo Cognitivo de Budapest.

Así es como se ha conseguido llevar adelante la investigación, que recientemente se ha procedido a publicar en la prestigiosa revista “Science”.

El desarrollo del estudio

Adultos así como bebés de 12 y de 18 meses, fundamentalmente, son los que han procedido a participar en este estudio. Con respecto, a esos menores se decidió que tuvieran esa edad por dos razones fundamentalmente: porque no han estado en lo que son espacios educativos al uso y porque aún no han adquirido lo que es la capacidad del hablar.

Además de lo citado, hay que destacar que lo que se procedió a hacer con esos es enseñarles lo que eran animaciones muy sencillas de dos objetos diferentes, pero con algo en común. En un momento determinado, esos elementos eran ocultados y después volvían a mostrarse de uno en uno. Primero, aparecía uno de esos objetos y luego surgía otro, que podía ser el mostrado al principio u otro. Cuando el que aparecía no era el esperado se comprobó que los participantes se mostraban extrañados.

Y mientras esos miraban las animaciones, los investigadores se encargaban de proceder a realizarles un seguimiento ocular. En concreto, con este se conseguía acometer una medición de la posición de los ojos durante cada 16 milisegundos.

De modo especial, tuvieron en cuenta lo que es el momento en el que se producía lo que es la dilatación de la pupila. Y es que esta acción se considera que está en relación con lo que es el proceso de esfuerzo cognitivo.

Asimismo, a partir de los datos obtenidos de esa manera vinieron a establecer el registro de lo que era el tiempo de respuesta de cada participante.

La principal conclusión del estudio

Estableciendo todo lo expuesto, los investigadores pudieron percibir claramente que tanto la dilatación de la pupila como la forma de “analizar” las imágenes eran similares entre los adultos y los bebés. Y eso que unos tienen ya un lenguaje desarrollado así como una experiencia frente a los pequeños que no poseen, por decirlo así, nada de eso.

De ahí que se haya llegado a una conclusión principal muy importante. ¿Cuál? Que los bebés pueden razonar incluso antes de aprender a hablar. Y esto es un hallazgo relevante si tenemos en cuenta que antes se asociaba la capacidad de razonar con lo que era tanto el lenguaje como incluso la educación.

Este estudio, por tanto, deja patente que los bebés con menos de 2 años, a pesar de no tener un dominio del lenguaje, cuentan con sus reglas para poder razonar a través de ciertas reglas lógicas.

Otros datos de interés

Además de todo lo expuesto, merece la pena hacer hincapié en otra serie de aspectos relevantes al respecto de este nuevo estudio, entre los que podemos destacar los siguientes:

• Los profesionales al frente del trabajo han dado a conocer, a través de los diversos medios de comunicación, que con el mismo han conseguido dar con las unidades claves sobre las que se desarrollan los pensamientos más complejos.
• Existen estudios previos que vienen a analizar aspectos similares al respecto y que dejan patente que los bebes menores de 2 años poseen capacidades suficientes para poder no solo darle forma a hipótesis sino también para poder confirmarlas.