Zoos en el punto de mira de los animalistas
"Ver animales, lo mismo que comerse un solomillo, sólo quedará para los hijos de millonarios que puedan costearse exóticos viajes a selvas, montañas, desiertos o sabanas"

Titulares de estos días: dos osos españoles de León serán llevados a un santuario de Alemania, una elefanta no será declarada «persona NO humana» en México, y, los veggie animalistas maniobran para impedir la apertura del nuevo zoo Natura Park de Málaga. Tres noticias que tienen como protagonistas denominadores comunes tales como el intrusismo, el cuatrerismo y el santerismo.
Si uno se va al diccionario y busca palabras tales como cuatrero, intruso o santuario, se encuentra con unas definiciones que se ajustan como anillo al dedo con algunas actividades woke de nuestras modernas sociedades occidentales. A saber:
- Cuatrerismo: Robo de ganado.
- Intruso: Alguien sin capacitación profesional suplantando a otro en su trabajo.
- Santuario: Lugar de carácter religioso donde se guardan y veneran santos.
Eco, Veggie Animalismo
Curioso porque, como digo, estas tres condiciones, concurren en los miembros de esa dictadura de las minorías que amenaza a Occidente en acabar con el Humanismo, conocida popularmente como Eco, Veggie Animalismo (en adelante E.V.A.), y que tan de actualidad está los últimos días en todos los medios, a costa de osos, elefantes, delfines y demás animales habituales de los zoológicos.
Resulta que han dado con la tecla del negocio. Veamos: alguien, con alma prohibicionista al que le gusten los animales silvestres y relacionarse profesionalmente con ellos, pero que no tenga capacitación para esa labor -porque no sea ni biólogo, ni veterinario, ni tan siquiera naturalista-, pero que aun así, decida dar rienda suelta a su sexto pecado capital cual es el de la envidia.
Intrusismo profesional
Se convertirá en un autócrata intolerante que intentará por todos los medios jugar con esos animales pero, a costa eso sí, de prohibirte a ti -profesional de toda la vida del sector-, el que puedas hacerlo. Es decir, haciendo cierto el aforismo de que, otros vendrán, que de tu casa te echarán.
Ejercerá el intrusismo profesional hasta el punto de robar tus animales y llevárselos a unos lugares regentados y gestionados por él, bajo la apariencia de un carácter místico: los santuarios animalistas (que eso es el vegano animalismo, una secta religiosa a mayor gloria del camelo climático).
Allí, vivirá de ellos igual que hacías tú antes de que te los robara, pero con una diferencia: en su puerta no se leerá ya la palabra ZOO en el arco de entrada, sino SANTUARIO.
Es decir, que él ahora no cobrará una entrada por acceder al lugar, sino que limosneará el dinero de la gente de buen corazón y todas las subvenciones posibles, para vivir como un cura y sin pegar palo al agua. Mismo negocio, pero diferente nombre.
Acorralado por la presión social
Aunque para conseguir todo ello, primero tiene que lograr prohibirte a ti el derecho a mantener animales en propiedad. Sólo él puede tenerlos, porque es un ser de luz: tú, no. Y en convencer a la opinión pública para que le apoye en ese fin (el robo), invertirá todas sus fuerzas y energías, vistiéndose él de salvador de los que no tienen voz, y acusándote a ti de maltratador irredento.
Si la opinión pública se pone de su parte, poco o nada podrás hacer como legítimo propietario de los animales en cuestión: más temprano que tarde acabará robándotelos legalmente, o tú, siendo acorralado por la presión social, terminarás cediéndoselos.
Lo nuclear del asunto, no es en realidad el esgrimido bienestar de esos animales para podértelos robar, no: lo que en verdad se plantea y discute aquí es la existencia misma de la propiedad privada, pilar central de nuestra sociedad capitalista occidental: ¿puede un ser humano ser propietario y dueño de un animal?
Osos del Coto Escolar de León
Ejemplo de lo que digo son precisamente las tres noticias de actualidad que enunciaba al principio de este texto: dos osos pardos adultos de casi 34 años de edad, Luna y Ponderoso, criados a biberón en el famoso Coto Escolar de León, van a ser sometidos a sedación para soportar un viaje de más de 2.000 kilómetros hasta Alemania, por el fanatismo de unos E.V.A. que desde hace años vienen presionando a todos los niveles a sus legítimos dueños (los leoneses) para que les cedan ambos plantígrados y trasladarlos a un supuesto santuario de osos, el de Gnadenhof für Bären, en Munich.
De poco ha servido el buen estado de salud físico y psíquico de los dos animales, que su instalación tenga más de 700 metros cuadrados, o el que sean los osos más longevos en este momento en todo el país (la esperanza de vida de estos animales rara vez supera los 25 años): los intolerantes exigían desde hace años el soltarlos semi libres en un refugio forestal de montaña, y, como la Junta de Castilla y León nunca cumplió la promesa de llevar a cabo tal proyecto, pues ahora han acosado al ayuntamiento leonés -propietario de la granja escuela medio ambiental donde viven los osos-, para que les cedan los dos plantígrados porque, según ellos, viven maltratados.
Unos animales estos, con los que han aprendido sobre conservación y Naturaleza, prácticamente todos los niños de León, y cuya propia longevidad es prueba más que evidente de su buen estado de salud.
Se los llevan a morir a Alemania, si antes, claro, no se les mueren con la anestesia; que a esas edades, es toda una ruleta rusa. Por cierto, Ponderoso, el macho, posee un cráneo de un tamaño tal que ya no se encuentra en la Naturaleza. Él, es él último de una estirpe de osos que hace tiempo ya que se extinguió en nuestro país.
La elefanta Ely
También es la última de su linaje la elefanta africana Ely, del zoológico mexicano San Juan de Aragón, y que ha copado portadas estos días al denegarle la Corte Suprema de México el Habeas Corpus y la condición de «persona no humana».
Quizás piense Vd, mi querido y paciente lector, que quien estas líneas escribe acaba de volverse loco pues, los animales no son personas, no tienen derechos, y mucho menos el de Habeas Corpus, que es el derecho a liberación por detención ilegal. Pero no, el asunto es increíblemente real, y nos da una idea exacta de hasta donde son capaces de llegar los fanáticos.
Personas no humanas
Resulta que una veggie animalista mexicana había intentado repetir lo que sus colegas prohibicionistas ya consiguieran en el pasado en Argentina: que un juez otorgara a dos animales de zoo la condición de personas NO humanas y les aplicara el derecho al Habeas Corpus.
Sin embargo, la jurisprudencia internacional que se ve que han seguido hoy los jueces del Supremo mexicano no ha sido la del país de los tangos, sino más bien la de los jueces del Tribunal de Apelaciones de New York (EEUU) que el año pasado declararon, en una sentencia asombrosa, que los elefantes de los zoos no podían ser considerados «personas NO humanas» ni ser sujetos con derecho al Habeas Corpus.
No es broma, no: dictaron esta sentencia, real como la vida misma, a raíz de una petición de los E.V.A. para considerar a Happy, una elefanta del Zoo del Bronx, como detenida ilegalmente.
Citan a declarar a una elefanta
Para hacerse una idea del absurdo de la situación, baste decir que los veggie animalistas pretendieron nada menos que, el juez, citara a declarar a la elefanta de cuerpo presente, allí, en la sala del tribunal.
Cosa obviamente, que nunca ocurrió (la imagen hubiera abierto telediarios en todo el mundo), y que seguramente fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los jueces. Así las cosas, Ely, la paquiderma en cuestión, podrá seguir disfrutando de su hogar en el Zoo de San Juan de Aragón; derecho este, del que según parece nunca podrán disfrutar los dos osos del Coto Escolar de León.
Campaña de verano anti-zoos
Y como el objetivo es acabar con la tradicional relación del hombre con el animal, bien sea esta por ocio, consumo, tradición, cultura o negocio -ya que según los E.V.A. no habría diferenciación en derechos entre humanos y resto de especies-, y toda vez que los acuarios y parques zoológicos son considerados por ellos como centros de esclavitud, pues no nos ha faltado tampoco estos últimos días en prensa la obligada campaña de verano anti-zoos.
En concreto, la promovida por Pedro Pozas, líder de la organización de extremo wokismo apoyada por J.L. Zapatero, Proyecto Gran Simio (PGS), y que pretende nada menos que cerrar todos los zoológicos, acuarios y parques marinos del mundo.
Como lo oye mi paciente lector: una minoría (los E.V.A. representan menos del 2% de la población mundial) pretende imponer su descriteriada ética particular a la mayoría de los ciudadanos, y dejar a nuestros hijos sin la posibilidad de pasear por un zoo.
Ver animales, lo mismo que comerse un solomillo, sólo quedará para los hijos de millonarios que puedan costearse exóticos viajes a selvas, montañas, desiertos o sabanas… que se lo puedan permitir. Y todo esto, increíblemente… ¡lo promueve la izquierda, paladín tradicional de la clase obrera!
El caso de Natura Park
Resulta que, ante la inminente apertura de Natura Park, un gran parque temático de Naturaleza sito en la localidad malagueña de Carratraca, PGS ha decidido presionar a la Junta de Andalucía (avalista del proyecto), con mensajes y cartas para que revoque los apoyos y licencias, y a los promotores, para que cambien el proyecto de Naturaleza viva (animales básicamente) a inteligencia artificial e imágenes virtuales en 3D.
En palabras textuales de Pedro Pozas: «En España, a pesar de los repetidos anuncios para dar un cariz más conservacionista a los zoos y adaptarlos como centros de rescate de fauna, la realidad es que continúan siendo zoos convencionales. Siguen siendo meras exposiciones de animales», asegura.
Reproducción y reintroducción
«Jamás un zoo o la Asociación de Zoos de España, de Europa (o del mundo) han realizado ninguna re-introducción de seres sintientes como grandes simios, felinos, osos, elefantes, etc. Sólo se han hecho algunas re-introducciones que son muy sencillas con aves o tal vez algún pequeño animal, pero ni mucho menos con delfines y orcas, que explotan de manera vergonzosa en espectáculos circenses […] Apostamos por la tecnología y no por la exhibición zoológica tradicional».
Se ve que el señor Pozas no anda muy actualizado en lo que a programas de reproducción ex-situ y reintroducción de especies por parte de los zoos se refiere. De lo contrario, sabría que el Zoo de Jerez aquí en España, por ejemplo, fue una de las instituciones que logró la cría y repoblación del lince ibérico.
O que los zoos de Chapultepec y San Diego, lograron gracias a ejemplares cautivos salvar de la extinción al cóndor de California y también al lobo rojo mexicano.
O que el bisonte europeo y el caballo de Przewalski se salvaron del desastre también gracias a los zoos del Viejo Mundo. Por no hablar de la historia de la orca Keiko, glosada en esta misma cabecera bajo el título de La Guerra de las Ballenas (la lista de especies re-introducidas sería larguísima de enumerar).
Llorabambis y abrazaárboles
Estos mismos llorabambis, son los que mantienen encerradas a dos belugas en Islandia en la piscina de un sótano sin ver la luz del sol desde hace seis años, y también, los mismos abrazaárboles que presionan al Gobierno español para que niegue la entrada en España de las dos orcas y doce delfines franceses acorralados en el Marineland de Antibes.
Pasaportes que se niegan desde nuestro país a estos cetáceos, pero que otorgan alegremente y sin problemas a dos osos ancianos para viajen y mueran a 2.000 kilómetros de aquí.
Lo hicieron con los circos en México (2.000 animales muertos a causa de la prohibición) y pretenden hacerlo aquí también. Hace unos días el diario Le Point entrevistaba a Loic Dombreval, diputado francés ponente general de la ley prohibicionista gala por la cual, las orcas y delfines de Marineland Antibes se encuentran acorraladas.
Leyes y lobistas
Una ley esta, que es una locura como la española (aquí en el primer borrador del texto español también se prohibían los zoos), y que vino impulsada por los mismos actores: Eurogroup for Animals.
En Francia en concreto, el brazo ejecutor y lobista fue Code Animal, que es una asociación de cuatro pelagatos y el del tambor. Y a preguntas del seguimiento de la norma, Dombreval decía literalmente esto a Le Ponit:
«No le corresponde al legislador prever su aplicación […] ¿Una evaluación de impacto? Ni siquiera valía la pena. Se sabía que la colocación de animales sería un problema irresoluble. En pleno siglo XXI estos parques y el cautiverio debían detenerse. Así que le pusimos fin. Ahora están abolidos. Estos animales, que permanecen en esas instalaciones en las que nacieron, son la generación sacrificada. Es muy, muy triste, pero es por una buena causa».
Sin refugios alernativos
Dombreval, al proponer la ley, sabía que se iban a cargar a todos esos animales y a los del listado positivo, y que no los podrían re-alojar. Dombreval deja bien claro que el bienestar animal les importaba un comino. El objetivo era y es, puramente ideológico: acabar con la cautividad a cualquier precio.
Abolieron el cautiverio a sabiendas que no existían refugios alternativos para todos esos ejemplares, y sacrificaron una generación entera en aras del relato: «Los animales han sido sacrificados por una buena causa, que es acabar con la cautividad». Vamos, que Hitler a su lado sólo era un mero aprendiz…
Álex Lachhein es naturalista y divulgador ambiental