Caza

El sector de la caza invierte 287 millones en conservación medioambiental y prevención de incendios

Los cazadores españoles invierten cada año 54 millones de euros en prevención de incendios forestales según un estudio de Fundación Artemisan

caza incendios
El sector de la caza contribuye al mantenimiento de los espacios naturales con su actividad
Antonio Quilis Sanz
  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

El sector de la caza ha publicado un informe que refleja el esfuerzo inversor que dedican a la prevención de incendios y a conservación ambiental gracias a la labor que realizan en los territorios en los que intervienen con su actividad.

De este modo, desde la Fundación Artemisan se impulsó el Estudio Socioeconómico de la Caza en España, realizado por Deloitte, en el que se detallan las acciones y la realidad del sector cinegético español en el año 2016. Desde la entidad concretan que este estudio servirá de referencia para uno más aproximado que se publicará a principios del próximo año.

Estudio socioeconómico

El Estudio Socioeconómico de la Caza en España analiza las aportaciones de un sector que genera 6.475 millones de euros anuales y mantiene 187.000 puestos de trabajo y que invierte 287 millones de euros en conservación medioambiental.

Anualmente, destinan conjuntamente 233 millones de euros en repoblaciones y otras inversiones de conservación medioambiental y 54 millones de euros, al mantenimiento y adecuación de accesos, pantanos, podas, mejora del monte, cortafuegos y cortaderos, entre otros.

Monte quemado
El manejo sostenible del territorio, la presencia de guardas, los cortaderos o la red de balsas de agua, factores fundamentales que previenen los incendios forestales

En el estudio se detalla que los cazadores españoles invierten cada año 54 millones de euros en prevención de incendios forestales, a través del mantenimiento y adecuación de accesos, pantanos, podas, desbroces, mejoras del monte, cortafuegos y cortaderos, entre otras acciones, que se vuelven esenciales para prevenir incendios en épocas de máximas temperaturas como la actual.

Una cifra de inversión que será mayor en el próximo estudio, por lo que se prevé que los datos de inversión sean más importantes «aunque sólo sea por la actualización de precios», apuntan desde la fundación.

Mantenimiento y recuperación

Además de las cifras de inversión y a estas actuaciones se suman elementos intangibles como las labores de guardería y vigilancia, «con miles de guardas de coto en todo el país que se convierten en el primer foco de alerta y en agentes activos de prevención ante cualquier conato de incendio, con comunicación inmediata a las autoridades e incluso colaboración en la extinción», señalan desde Artemisan.

Así mismo, apuntan a que estas cifras y actuaciones hay que añadir la labor de regeneración que se lleva a cabo en los cotos cuando se produce un incendio, ya sea para ayudar a la recuperación de la fauna silvestre con el aprovisionamiento de agua y alimento, las inversiones en densificación y repoblación forestal y la conservación de las vegetaciones autóctonas o la ejecución de proyectos de ordenación y mejora de montes, entre otras.

De hecho, según señala Fundación Artemisan, «no es casualidad que las grandes zonas de caza mayor, como Sierra Morena, Montes de Toledo o la Serranía de Cádiz, sean espacios que históricamente han sufrido pocos incendios forestales».

Utillizar caballos
La utilización medios tradicionales en los montes y bosques también salvaguardan de los incendios forestales (Foto: FEDIT)

Recuperar usos tradicionales

Entre otros factores están el manejo sostenible del territorio, la presencia de guardas, los cortaderos o la red de balsas de agua. A ello se suma la presencia de especies cinegéticas de caza mayor que se convierten en «máquinas desbrozadoras» naturales.

No obstante, para la entidad es necesario fomentar la recuperación de los usos tradicionales del monte para continuar con esta labor de prevención de incendios, ya que la correcta gestión del territorio es fundamental para evitar catástrofes que asolan cada año a espacios de alto valor en nuestro país.

En concreto, el 25 % de España está declarado como espacio natural, lo que ha conllevado la limitación de algunos usos tradicionales como las limpiezas, los resalveos y las podas, entre otras, que hasta su declaración permitían luchar contra los incendios de la época estival.

Burocracia y despoblación

La fundación alerta del «exceso de limitaciones de usos y de trámites burocráticos está llevando al abandono del campo y del monte, desapareciendo actividades tradicionales como la ganadería y la caza y llevando al despoblamiento de estas zonas, lo que lleva aparejado un aumento del riesgo de sufrir grandes incendios con consecuencias nefastas».

Por todo ello, Fundación Artemisan reivindica la labor de cazadores, guardas y gestores de todo el país y apuesta por la gestión forestal como principal herramienta de prevención, así como por recuperar los usos tradicionales, adaptar la normativa a la realidad y desarrollar planes de Ordenación Forestal de montes públicos y privados para hacer más efectiva la lucha contra los grandes incendios.

Cinegética y economía

Al tratarse de un modelo de impacto socioeconómico, el alcance del análisis se ha basado en la medición de la aportación de la actividad cinegética a la economía, que ha permitido identificar y cuantificar tanto el impacto directo de la misma, como el indirecto e inducido.

Desde la fundación concluyen que es fundamental el conocer y dimensionar la dinamización económica que produce esta actividad. «La definición de la contribución de la actividad cinegética a aspectos más intangibles, no sólo económicos, cuya identificación y valoración ha sido posible gracias, entre otros, a la explotación de un cuestionario más completo que recoja aspectos del perfil de los cazadores, rehaleros, titulares de coto y organizadores profesionales de caza», señalan en el estudio.