Reclaman al Gobierno que el futuro Plan MOVES incluya a los coches «retrofit»

Incluir el retrofit en el futuro MOVES permitiría acceder a un vehículo eléctrico al precio de un usado de combustión, es decir, que los coches de gasolina o diésel que ya circulan se reconviertan en eléctricos con incentivos públicos, una fórmula que ayudaría a muchos propietarios a salvar las restricciones impuestas por las Zonas de Bajas Emisiones.

Expertos del sector de la segunda mano han hecho los cálculos, y han concluido que el Gobierno de España debería decidirse a incluir la modalidad del retrofit en el próximo Plan MOVES.

Democratizar la electrificación

Según AutoScout24, el portal especializado en vehículos de ocasión de Sumauto, «esta medida permitiría a los conductores electrificarse a precio de un vehículo usado de combustión, es decir, democratizaría la electrificación».

Esta fórmula de que los coches de combustión pasen a ser eléctricos tiene como referencia a Francia, un territorio en el que estas transformaciones son cada vez más populares y que recibe apoyo en ayudas públicas.

Los cálculos concluyen que el precio del proceso de transformación del vehículo suele estar en torno a los 12.000 y 15.000 euros, aunque dependería del modelo, según el portal.

Francia, ejemplo a seguir

Además, recalcan que en el país vecino se otorgan ayudas de entre 2.000 y 3.500 euros, unos incentivos cuya tramitación conlleva un proceso ágil y rápido. Así, es posible que un conductor francés pueda tener un eléctrico por apenas unos 12.000 euros.

Para AutoScout24 una de las grandes barreras para la electrificación del parque está en la accesibilidad de las rentas medias y bajas a estos coches. De hecho, según el INE, cuatro de cada diez hogares que tienen un vehículo electrificado tienen un nivel de ingresos altos.

En concreto, estos vehículos superan por regla general los 25.000 euros y que cuatro de cada diez hogares en España que tienen un vehículo electrificado superan los 3.000 euros de ingresos al mes, lo que también daría una idea de que las ayudas del MOVES no discriminan por nivel de ingresos.

Ayudas a rentas medias y bajas

Por tanto, desde Sumauto consideran necesario «reconfigurar el MOVES para que las ayudas estén orientadas a rentas medias y bajas y eso pasa incorporar tanto la compra de un coche eléctrico usado como el mencionado el retrofit».

Esta reconversión, además, facilitaría que los coches ya existentes con etiqueta B o C pasen a tener distintivo 0 emisiones, clave en el momento actual por la implantación de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en las ciudades de más de 50.000 habitantes y que deja a muchos conductores en un limbo automovilístico.

De hecho, entre los que están afectados directamente por las ZBE, «el 23 % ha cambiado de coche, y un 13 % lo está pensando, precisamente, por ese motivo», según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Nueva vida a los clásicos

Eso sin olvidar que el retrofit es una fórmula que también sirve para dar una nueva vida a clásicos y leyendas del automóvil, como ya sucede en el mercado francés, donde auténticos mitos como el Citroën 2 CV o el Renault 4L (4 Latas) han renacido con energías renovadas.

En teoría, cualquier coche de combustión puede ser reconvertido y homologado en su paso del diésel o gasolina a eléctrico, la posibilidad de hacerlo en España no es muy común rediciéndose a un puñado de talleres.

El retrofit también tiene ventajas en términos medioambientales, según ADEME (Agencia de Transición Ecológica de Francia). En concreto, teniendo en cuenta el CO₂ emitido durante la fabricación y el ciclo de vida de un coche nuevo eléctrico, el retrofit supone un 47 % menos de CO₂ en el caso de un vehículo pequeño/urbano.

Por su parte, para furgonetas y vehículos comerciales ligeros, el ahorro es de hasta el 65 %, mientras que para vehículos pesados es algo menor (en torno al 37 %), según Sumauto.

Reducir la burocracia

Según Ignacio García Rojí, portavoz de AutoScout24, «no sólo es necesario incluir el retrofit en futuros planes de ayuda, sino tomar el ejemplo de Francia y reducir las actuales trabas burocráticas y administrativas que suponen una barrera disuasoria para proceder a la transformación».

Con un parque que se acerca peligrosamente a los 15 años de antigüedad, «la administración no debe ceñir las ayudas a la compra de un eléctrico a los vehículos nuevos porque vamos a tardar una eternidad así en electrificarnos» añade García Rojí, destacando que «hay que ser realistas, ya que en España el coche más vendido es un usado de combustión de más de 10 años. A ese público es al que deben dirigirse realmente todas las ayudas».