Parecía una buena idea: el bulo de las plataformas de hielo artificiales que salvan focas en el Ártico
El Ártico ha perdido el 43% de su hielo estacional desde 1979
Las focas utilizan el hielo para descansar, reproducirse y proteger a sus crías
El deshielo está relacionado con la reducción en número de las poblaciones de focas

La desaparición del hielo en el Ártico es un problema de tal gravedad, tanto para este frágil ecosistema como para las especies que lo habitan, como los osos polares y las focas, que es muy fácil que confundamos la realidad con el deseo cuando llegan a nuestro conocimiento propuestas que, en apariencia, suenan innovadoras y acertadas en sus planteamientos.
Y es que tenemos tantas ganas de buscar soluciones que es fácil caer en el engaño, y así ha sucedido con la falsa noticia de las plataformas de hielo artificiales que, según un exitoso bulo, estaban construyendo ingenieros en Noruega para ayudar a las focas que se están quedando sin superficies heladas en las que descansar y cuidar de sus crías.
Pero primero hablemos de lo que sí que es totalmente cierto: el cambio climático está acelerando el deshielo de los polos a un ritmo tan elevado que podría provocar el colapso de sus ecosistemas. Esta pérdida de superficie helada va a más año tras año, amenazando con dejar desamparadas no sólo a su flora y a su fauna, sino también a las comunidades humanas que dependen de sus recursos.
Un soporte vital
Debemos tener en cuenta que el hielo marino es mucho más que una superficie blanca en el mapa. Hablamos de un auténtico sistema de soporte vital: las focas lo utilizan para descansar, reproducirse y proteger a sus crías, mientras que los osos polares lo necesitan para cazar. Y bajo el hielo florecen algas que alimentan al plancton, situado en la base de la cadena trófica ártica.
Toda esta delicada red que se teje alrededor del hielo está en crisis: según la NOAA (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), el Ártico ha perdido el 43% de su hielo estacional desde 1979.
Este rápido deshielo está obligando a las especies propias de la zona a adaptarse a un entorno cada vez más cálido, líquido y, como consecuencia, impredecible para los animales que allí habitan.
Clima
La citada entidad estadounidense también explica que el hielo ártico desempeña un papel fundamental en el clima mundial, más allá de la región polar. «Cuando el hielo marino se derrite, el océano queda expuesto y absorbe más calor, calentando tanto el agua como el aire que lo cubre».
El resultado es un derretimiento aún mayor que acelera el calentamiento en el Ártico y desequilibra los patrones climáticos. «El intercambio de aire cálido y humedad del océano altera el Jet Stream (corriente el chorro), una banda de vientos rápidos que ayudan a controlar el clima en todo el mundo».
Todo ello provoca, a su vez, cambios en las temperaturas, las transiciones estacionales y la duración de los períodos de lluvia o sequía a nivel global.
En ambos polos
El deshielo no afecta únicamente al Ártico, sino que está ocurriendo en ambos polos del planeta. Según este estudio científico del British Antartic Survey (BAS), la agencia británica que estudia la Antártida, el número de ejemplares de tres especies de focas del continente helado, como son la foca de Weddell, el lobo marino antártico y el elefante marino del sur, se ha visto claramente diezmado por el derretimiento del hielo.
«El número de lobos marinos antárticos y de focas de Weddell disminuyó significativamente entre 1977 y 2024 en aproximadamente un 47% y un 54% respectivamente, desde un pico en 1994 y 1985», aseguran desde el BAS. En cambio, no se produjo un descenso reseñable en el caso del elefante marino.
Los científicos cruzaron datos sobre la densidad de hielo con los censos de focas existentes desde 1977, hallando una clara relación entre la pérdida de hielo y el impacto en la fauna antártica. Esta investigación también desmiente la creencia de que las poblaciones de focas se habían mantenido estables en ciertos enclaves, como las islas Orcadas del Sur, cuando lo cierto es que el declive ha sido constante y mayor del previsto.
El bulo de las plataformas de hielo
Hasta aquí el contexto real, que dibuja una situación ciertamente dramática que sin duda ha abonado el terreno para que corriera como la pólvora a través de las redes sociales un bulo que ha llegado a ser compartido incluso por profesionales expertos en sostenibilidad y responsabilidad social corporativa.
Esta falsa noticia afirmaba que unos ingenieros de Noruega habían desarrollado una solución pionera que consiste en la construcción de plataformas flotantes en las que se combinan el hielo con otros componentes.
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Supervivencia
Dichas plataformas garantizarían a las focas y al resto de especies que tendrían un lugar en el que poder descansar y asegurar su supervivencia. Según esta información, los módulos se fabricaban con materiales biodegradables que no resultan tóxicos para los animales.
Incluso se llegaba a señalar, en algunos de estos mensajes compartidos en redes, que las plataformas estaban dotadas de sistemas de aislamiento que conseguían limitar el aumento de la temperatura en los días más cálidos.
También se afirmaba que las plataformas llevaban incorporados sensores para monitorizar a las poblaciones y sus comportamientos y que la superficie de las mismas había sido ranurada para evitar posibles resbalones.
Ausencia en medios de comunicación
Lamentablemente, la noticia ha resultado ser falsa. Esta es la razón por la que ningún medio de comunicación la ha cubierto, a pesar de que la misma ha generado ruido en la mayoría de las redes sociales, y de que ha caído en la trampa más de un experto en medioambiente.
Además, se ha comprobado que las imágenes que circulan por las redes han sido creadas por inteligencia artificial. Imágenes que, sin examinamos al detalle, nos muestran focas con los típicos fallos anatómicos que produce la IA.
Por no hablar de la supuesta bandera de Noruega que aparece en algunas fotografías y que no tiene nada que ver con la verdadera.
Ayudar a las especies amenazas
A pesar de este engaño, sí que hay una cuestión de fondo importante y totalmente real bajo este bulo: el ser humano es capaz de crear innovaciones capaces de ayudar a las especies amenazadas.
Un interesante ejemplo es la instalación de luces rojas en zonas costeras para proteger a las tortugas marinas. Este tipo de luminarias reducen la contaminación lumínica y ayudan a las crías y a sus progenitores en su camino al océano, mejorando así su tasa de supervivencia.
Cajas nido para aves
Otro reseñable ejemplo que está al alcance casi cualquier persona son las cajas nido que podemos construir bajo los aleros de los edificios para ayudar a las aves en la temporada de cría.
En definitiva, existen multitud de intervenciones humanas en apoyo al resto de seres vivos que demuestran que podemos ser parte de la solución si ponemos nuestro ingenio al servicio de las mejores causas ambientales.