Amazonas

La minería de oro deforesta en Brasil cada día un área del tamaño de cuatro campos de fútbol

Greenpeace denuncia que "son muchas las zonas afectadas y pocas acciones para frenar esta destrucción"

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Imágenes aéreas sobre la deforestación debido a la minería ilegal de oro

La actividad de la minería del oro está devastando cada día un área indígena en Brasil del tamaño equivalente al de cuatro campos de fútbol, según ha denunciado la organización ecologista Greenpeace.

La ONG ha denunciado que los mineros de oro destruyen cada día un área indígena en zonas de la selva tropical brasileña del tamaño de cuatro campos de fútbol, aproximadamente una superficie de cuatro hectáreas, criticando que «son muchas las zonas afectadas y pocas (las) acciones para frenar esta destrucción».

Según un reciente estudio de Greenpeace, Brasil ha registrado que en 2023, 1.410 hectáreas de tierra fueron destruidas en los territorios de los pueblos indígenas Kayapó, Munduruku y Yanomami en la región amazónica.

Estos tres pueblos tienen las áreas más afectadas por la expansión minera al concentrar el 95 por ciento de la minería ilegal de las tierras indígenas.

Auge del precio del oro

A medida que los precios del oro se han ido disparando, ha surgido un auge de la minería en Brasil y en toda la cuenca amazónica, dejando una profunda huella ambiental. La minería ilegal se ha convertido en uno de los principales motores de la deforestación en la Amazonía, sobre todo en Venezuela, Guyana y Surinam, según una investigación de InSight Crime en conjunto con el Instituto Igarapé.

Esta misma investigación publicada en 2022 apunta a que los datos más recientes indican que hay al menos 4.472 explotaciones mineras ilegales en toda la región, y que en algunos emplazamientos mineros abarcan varios kilómetros cuadrados.

El aumento de la minería ilegal en la región amazónica, en países como Colombia y Perú y sobre todo en Venezuela, ha incrementado la contaminación fluvial de toda la cuenca.

Contaminación añadida

La contaminación también se ve agravada por el transporte de petróleo, que genera escapes de crudo, y por el vertido de aguas residuales vinculadas a una mayor actividad humana, a su vez relacionada con la creciente deforestación.

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Minería de oro ilegal en tierras yanomami en Brasil

Otro de los problemas de esta extracción se centra en otro tipo de vertido más peligroso todavía, el mercurio. Se calcula que la actividad minera ilegal vierte de promedio unos 24 kilos de mercurio por kilómetro cuadrado.

Acerca de este veneno para tierras, humanos y especies, se estima que solamente la Amazonía brasileña recibió 2.300 toneladas de mercurio hasta 1994 y posteriormente ha registrado volúmenes en torno a las 150 toneladas anuales.

Pérdida de biodiversidad

«Cada hora que pasa con mineros dentro de territorios indígenas significa que más personas están amenazadas, una porción del río se destruye y se pierde más biodiversidad. Necesitamos, ahora, una Amazonía libre de minería», ha afirmado el portavoz de Greenpeace Brasil, Jorge Eduardo Dantas.

En este sentido, ha indicado que se ha «leído y oído mucho sobre los esfuerzos del Gobierno para combatir la minería ilegal» en Yanomami, pero «hay que recordar que los territorios de los pueblos Kayapó y Munduruku han sido muy dañados y es necesario reforzar los operativos y labores de inspección también allí».

580 campos de fútbol

«La voluntad política por sí sola no es suficiente», ha concluido, al recordar que la minería en estos territorios es ilegal en el país sudamericano, pero que este delito volvió a aumentar a partir de 2018, durante el mandato del entonces presidente Jair Bolsonaro. Sin embargo, continúa avanzando «de forma organizada, con estructura, logística y uso de maquinaria pesada».

En los últimos dos años, centrándonos en una sola ubicación, la minería en los ríos del pueblo Munduruku ha devastado una superficie superior a 580 campos de fútbol (estándar FIFA), como lo demuestran datos exclusivos de Greenpeace. Desde la ONG ambiental destacan que, tristemente, entre las zonas más afectadas se encuentra el río Cabitutu.