El legado del pulpo Paul
"El Congreso de los Diputados, está a punto de debatir un importante Proyecto de Ley que prohibiría la cría y el comercio de pulpos"
"Lo más probable es que consigan prohibir todo en España y las granjas de pulpos acaben yéndose a Marruecos"
"El Gobierno de Sánchez ha decidido que lo mejor para los españoles, es que dejemos de comer pulpo a feira, a la gallega o en salpicón"

Hace poco escuchaba a la señora Yolanda Díaz, asegurar en una entrevista radiofónica que se había gastado 30 euros en fruta, y que eso era una barbaridad que un español medio no se podía permitir.
Y lo decía como si esa desgracia fuera culpa o responsabilidad de otros, y no de ella, que lleva varios años gobernando este país como ministra de Trabajo y vicepresidente segunda del Gobierno.
Prohibido comer pulpo
Menos mal que puso de ejemplo la fruta y no, por ejemplo, el pulpo, porque si no, Lady Cohetes hubiera tenido que echarse las manos a la cabeza dado que, con 30 euros no le hubiera llegado ni para medio tentáculo.
Hay pescaderías que a día de hoy, ofertan hasta 75 euros por el pulpo de roca gallego entero de 3 kilos, siendo el precio medio por kilogramo entre 20 y 30 euros. Bien, pues frente a todo este desatino, el Gobierno de Sánchez ha decidido que lo mejor para los españoles, es que dejemos de comer pulpo a feira, a la gallega o en salpicón.
O eso al menos es lo que parece, ante la noticia que estos días ha saltado a medios y redes. Con titulares de Este estilo: “España considera prohibir las granjas de pulpos tras la presión de los animalistas”.
Por lo visto, los socios indepes del Gobierno de Sánchez, “consideran prohibir la cría de pulpos y su comercio como alimento. Lo hacen según parece, por presión de los Eco Veggie Animalistas (en adelante E.V.A.).
Prohibición en el Congreso
Así, el Congreso de los Diputados, está a punto de debatir un importante Proyecto de Ley que prohibiría la cría y el comercio de pulpos, extendiéndose a todas las actividades relacionadas, como el procesamiento, el almacenamiento, el transporte y la venta”.
“La iniciativa legislativa, presentada por los diputados de Sumar, Esquerra Republicana de Catalunya y Unidas Podemos (lo mejor de cada casa), tiene como objetivo endurecer las sanciones de la Ley de Pesca Marítima del 2001, reclasificando estas actividades como delitos graves. La propuesta surge como una respuesta directa al (según ellos), controvertido plan de la compañía de productos del mar Nueva Pescanova para establecer la primera granja comercial de pulpos del mundo en las Islas Canarias”.
“El texto legal, elaborado con las aportaciones de INTERCIDS, una organización de profesionales del derecho que aboga por los supuestos derechos de los animales (los animales, recuerdo, no son ni podrán ser nunca sujetos de derecho), ha sido defendido por miembros de la Asociación Parlamentaria para la Defensa de los Derechos de los Animales (APDDA)”. Dios los cría y ellos se juntan.
Tras los pulpos, claro, vendrán las sepias, los chopitos, los calamares y sabe Dios (esto último no es un entrecomillado de la prensa, sino de mi cosecha particular).
El gol de iniesta
Quien pacientemente esté leyendo esta columna de opinión ahora mismo, se preguntará a lo mejor… ¿y por qué? La respuesta tiene un solo nombre: Paul.
Muchos recordarán el Mundial de Fútbol de Sudáfrica del ya lejano 2010, y a Andrés Iniesta coronando a España al olimpo del deporte rey a través de su irrepetible derechazo en el tiempo de prórroga del partido contra la alineación holandesa.
Fue un momento imborrable no sólo para la Selección de Vicente del Bosque, sino para todos los españoles. Nada menos que la Copa del Mundo. Muchos pensarán que el protagonista final de aquel éxito histórico para España fue el albaceteño con su irrepetible patadón al fondo de la red, pero lo cierto es que no: que el verdadero autor intelectual del gol fue un oráculo de ocho patas que vivía en un zoo, y que días antes había vaticinado el resultado de casi todos los partidos incluida la final del Mundial.
El pulpo Paul
Todos lo recordamos: se llamaba Paul, y era un pulpo del acuario Sea Life Centre de Oberhausen, el mayor de Alemania. Su fama mediática fue tan enorme, que, tras su muerte ese mismo año del Mundial, los E.V.A. vieron la oportunidad de arrimar nuevamente el ascua a su sardina y popularizar el debate artificial de si los pulpos eran seres sensibles e inteligentes.
Con todos los medios a su favor a golpe de talonario, ejercieron la demagogia social bajo la máxima de que era una crueldad inhumana comerse un animal tan supuestamente inteligente como un pulpo.
Dinero español contra España
Fueron abriendo la ventanita de Overton cada día un poco más. Con relativo éxito. Mucha gente, desterró el pulpo de sus platos. No tanto en España, como sí en el resto de Europa, que fue azuzada por el prohibicionismo de sus grupos de presión, para intentar prohibir por ley el consumo de pulpo a nivel europeo.
En román paladino: unos europarlamentarios estaban ya siendo influenciados por la minoría lobbista E.V.A, para que votaran algo en contra de los intereses de la mayoría de los europeos.
En su línea, vamos. Algo para lo que, en principio, no habían sido elegidos por sus votantes. Algo tan básico, como cercenar el derecho fundamental de los ciudadanos a comer lo que les viniera en gana, pulpos incluidos.
Lobbies contra el pulpo
Uno de esos lobbies, el más poderoso de todos ellos, era y es Eurogroup for Animals, que agrupa en su seno más de 80 entidades y ONG’s de corte E.V.A. de toda Europa. Entre ellas, las más importantes de España: Ecologistas en Acción/CODA, Amigos de la Tierra, WWF, SEO/BirdLife o FAADA, que entre todas recibieron el año pasado y también el anterior, más de dos millones y medio de euros en subvenciones del Gobierno.
Dinero público suyo y mío mi querido lector, que todas estas organizaciones -y algunas más-, utilizaron (y siguen utilizando) para financiar leyes prohibicionistas en el seno de la UE.
Unas normas estas, que dejarían como principal víctima afectada tras su aplicación, a España, que, en asunto de pulpos, es el país europeo con mayor consumo de carne de este animal: casi un kilo por español y año.
Por eso es tan importante votar con cabeza en las elecciones europeas, porque desde Bruselas nos llegan las leyes más terroríficas en cuanto derechos y libertades se refiere. Y de obligado cumplimiento, además.
Insostenible vs sostenible
Cuando uno se plantea regular cualquier industria que tenga como recurso principal a los animales para así, proteger las poblaciones de especies silvestres, siempre piensa en la opción alternativa: criar a esos animales en granjas y de esta manera, preservar las poblaciones salvajes.
Así nació la ganadería en los albores de la Humanidad, y así se han salvado multitud de especies de la extinción a lo largo de la historia. Es un planteamiento conservacionista; esto es, 100% científico. Sin embargo, cuando la ciencia es reemplazada por la superchería filosófica, quien sufre, es la propia Naturaleza.
La pesca de pulpo en el mar es un millón de veces menos sostenible que su cría en granjas, que sí que lo sería. España atraviesa en los últimos años un descenso notable en el número de pulpos de sus aguas.
Dicen algunos que los pulpos se estresan y se van de nuestros mares, y por eso tenemos que comprarle los pulpos a Marruecos. Eso, los que no se nos mueren del supuesto stress antes del viaje, claro.
Casi sin pulpos ya que pescar
Otros, los de siempre, incluso aprovechan para echarle la culpa de la escasez de octópodos al cambio climático provocado por el Hombre y su sempiterno CO2, y que sería responsable también de las lluvias torrenciales caídas sobre las rías gallegas en los últimos meses.
Los aguaceros habrían reducido el nivel de salinidad de las aguas y los pulpos, criaturas siempre hipersensibles a los cambios osmóticos, habrían hecho la maleta rumbo a mares más acogedores. No se creen ni ellos lo del CO2, pero bueno…
Pulpo inglés
Aunque claro, parece que no han elegido los cefalópodos las aguas de Marruecos como destino, sino más bien las mucho más gélidas de la Gran Bretaña. Se ve que por allí están ahora haciendo el agosto en cuanto a pesca de pulpos se refiere.
El precio a pagar: no pescan los ingleses ni un centollo, ni una langosta ni ningún otro crustáceo. Sólo pulpos. Y los pulpos, depredadores infalibles, se les comen todo el marisco. Las gallinas que entran por las que van saliendo que se dice.
Cría en cautividad
La solución más lógica pues, a la escasez de pulpos en nuestro litoral, sería criarlos en cautividad, como cualquier otra especie de la acuicultura como la lubina, el salmón, la dorada o incluso el mejillón. De hecho, la mitad de los peces que hoy nos comemos, son de piscifactoría.
El problema: pues que nadie había conseguido nunca criar pulpos fuera del mar, dado que casi todas las técnicas de acuicultura han estado siempre enfocadas a los peces, no a los cefalópodos.
Pulpos de granja
Lo primero que el Hombre logró criar en piscifactoría fueron peces. Al principio, los de agua dulce, de larva muy grande. Luego, llegaron los éxitos de los marinos, de larva más pequeña; y, ahí, fue donde nos quedamos.
La supervivencia larvaria de los pulpos más allá de los 30 o 40 días, la luz y temperatura del agua óptimas, o su dieta especializada, como depredadores solitarios que son, parecían a todas luces problemas irresolubles.
Hasta hace cuatro años, claro, en que científicos españoles consiguieron lo que parecía imposible: criar pulpos en cautividad, adelantando así a los mexicanos de la UNAP, que nos pisaban los talones en este campo.
España, a la vanguardia de nuevo
Tras décadas de investigación en colaboración con el Instituto Español de Oceanografía (IEO), la compañía Nueva Pescanova logró resolver finalmente todos los problemas aparejados a la cría de pulpos: mejoró la supervivencia larvaria en el 2018, y desarrolló una alimentación que, en vez de usar larvas de centolla, que no eran viables, descubrió y desarrolló un compuesto a base de algas y larvas de pequeños cangrejos y camarones, lo cual, resolvía el problema de la alimentación de los pequeños pulpos.
Así mismo, y en colaboración con ocho centros de investigación, Nueva Pescanova desarrolló el Eco Biological Production Sistem, esto es, los protocolos necesarios para garantizar el bienestar animal de los cefalópodos en condiciones de cultivo, lo cual, aparte de descubrir comportamientos inéditos cara a la ciencia, demostraba adaptaciones al gregarismo sin agresiones por territorialidad; algo básico en un depredador territorial como el pulpo, que se estresa y mucho en compañía de otros congéneres.
Primera granja de pulpos del mundo
Todo ello, prometía ser una solución a la sobreexplotación de caladeros y la falta de pulpo en nuestros mares. Así las cosas, Nueva Pescanova se lanzó a la creación de la primera granja de pulpos del mundo, la cual, situaría en las Islas Canarias, colocando a España en el mapa mundial de la acuicultura.
Nueva Pescanova publicó su proyecto en el BOE el 2-VII-2021, con una primera ubicación en Puerto La Luz, y ofreciendo una inversión inicial de 45 millones de euros. Poco tardó la autoridad portuaria de Las Palmas en ofrecer una mejor ubicación que en Tenerife: 52.000 metros cuadrados en su propio puerto.
El proyecto era y sigue siendo muy goloso: se generarían 300 puestos de trabajo, con el objetivo de poner inicialmente en el mercado unas 3.000 toneladas de pulpo anuales, y subir hasta las 7.000 gracias a una previsión promedio de puestas cercana al medio millón de huevos.
Granja de pulpo pionera en Canarias
Sería esta granja, pionera en el mundo, la mayor concentración de puestos de trabajo de todo el puerto, o lo que es lo mismo, una diversificación brutal de la economía.
La inauguración se preveía en el 2022, con inicio de comercialización un año después y promesa de una pronta recuperación de la especie en los caladeros de alta mar. Lógico: si crías en cautividad, las poblaciones silvestres dejan de sufrir presión, y se recuperan. Blanco y en botella.
Hasta ahora, y según datos de la FAO, se pescaban en aguas abiertas entre 3 y 4 millones de toneladas mundiales de carne de pulpo, generando en la última década hasta los 17.000 millones de dólares. Todo eran ventajas en el proyecto.
Sin embargo, la superchería filosófica y populista de los E.V.A. vino a poner palos en las ruedas al asunto y desde hace tres años se encuentra paralizado. ¿El motivo? La herencia de Paul, el oráculo del fútbol; es decir, los supuestos derechos de unas criaturas sensibles e inteligentes como son los pulpos. Con la iglesia habíamos topado.
Ecoterroristas a cara de perro
Nada más hacerse público el proyecto de Nueva Pescanova, los E.V.A. de toda condición se levantaron en armas contra el mismo y arropados por un gran apoyo financiero. Anima Naturalis, Ecologistas en Acción, FAADA, PACMA, y el Eurogroup for Animals al completo, pusieron toda su carne en el asador para que el proyecto no viera la luz.
Se mandaron miles de correos spam de forma masiva. Se pagó a científicos de todo el mundo para que firmaran informes contrarios a las granjas de pulpos, y se pagó también a medios de comunicación para que se iniciaran campañas en prensa contrarias a criar pulpos en cautividad, argumentando crueldad animal, para así, crear tendencias sociales en la opinión pública reacias a este tipo de actividades.
Incluso se contactó a personajes muy conocidos como la primatóloga Jane Goodall o el filósofo Peter Singer, para que prestaran su imagen pública a las campañas contra las instalaciones de pulpos.
Éste último personaje, por cierto, es el profesor de bioética asesor de varios Gobiernos, que va diciendo por ahí que hay que despenalizar la zoofilia y también permitir que se pueda experimentar médicamente con niños huérfanos recién nacidos aquejados de parálisis cerebral, antes que con primates sanos.
Pulpos sintientes
El partido animalista PACMA (sin representación parlamentaria hasta el día de hoy), se manifestó en su día en nombre de 60 asociaciones y ONG’s internacionales -sus coleguitas de siempre- esgrimiendo informes del 2021 del Compassion in World Farming y del London School of Economics.
En ellos se decía que los pulpos son seres solitarios, que son muy inteligentes (confundiendo capacidad de aprendizaje con inteligencia), que reconocen a las personas, que utilizan herramientas, que resuelven laberintos, que son muy habilidosos, y que sufren placer, dolor, alegría, angustia y daño.
Se argumentaba que los pulpos tienen tres corazones, que son capaces de saborear, de soñar, y que su red neuronal de 500 millones de neuronas se expandiría hasta los tentáculos, por lo que serían algo así como cerebros andantes.
«Todos somos Paul»
Finalmente declaraban los informes del supuesto consenso científico, que los pulpos al ser tan sumamente inteligentes eran criaturas muy complejas y frágiles necesitadas de mucha estimulación, y que se aburrirían soberanamente en las piscinas de una piscifactoría. Claro, y por supuesto, que la muerte por frío era un método inhumano de sacrificar pulpos, lo cual sería un deshonor y una vergüenza para España.
Cualquier argumento, por increíble que pareciese, fue usado para antropomorfizar la imagen de los pulpos, y crear, en palabras de los E.V.A, una sociedad más justa, respetuosa, ética y empática con los cefalópodos. El slogan parecía ser «TODOS SOMOS PAUL».
El ataque verde
No sólo se utilizaron lacrimógenos argumentos animalistas en función de los supuestos derechos de los pulpos, sino también las excusas verdes de toda la vida para aterrorizar como siempre a la ciudadanía.
Que si las aguas residuales vertidas a puerto podrían contaminar el océano liberando patógenos, que si la alimentación viva de los pulpos sería insostenible de pescar (tres kilos por uno), que si los pulpos podrían transmitir al Hombre… ¡la enfermedad del cólera! (siglos comiendo cefalópodos y ni un sólo muerto por esta causa en el mundo), que si las aguas del propio puerto no serían las más indicadas para una instalación alimentaria de esta naturaleza, etc., etc.
Incluso, se pidió a otros países, Reino Unido, por ejemplo, que se boicoteara a España y se prohibiera por ley la importación de carne de pulpo española, que en el caso que nos ocupa, sería tremendamente nocivo para nuestro país: en España, las capturas y exportaciones de pulpo generan más de 500 millones de euros anuales, entre fresco y congelado, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Se vende al peso, y cada pulpo puede llegar a pesar hasta los nueve kilos. A nivel mundial, la pesca de cefalópodos ha incrementado en más de 2.000 millones de dólares su valor en los últimos años.
La santidad del relato
Desde el 2021 hasta ahora, la guerra del pulpo no ha rebajado ni un ápice su intensidad. El proyecto de Nueva Pescanova sigue paralizado por las presiones E.V.A. mientras campañas prohibicionistas bien subvencionadas, tanto a nivel europeo como nacional, continúan en marcha para intentar poner la venda antes que la herida y prohibir el consumo de pulpos criados en cautividad antes de que la primera granja de este tipo pueda ni siquiera abrir sus puertas.
Que la de Canarias, no es la única en el tablero de juego: en Moaña (Pontevedra), la Xunta de Galicia ya autorizó el pasado mes de abril la instalación de una piscifactoría experimental de pulpos. El proyecto, impulsado por el Grupo Profand a través de su filial Octolarvae, fue presentado bajo el paraguas de la innovación científica y recibió luz verde.
Estados Unidos y Canadá ya se han bajado los pantalones ante el movimiento E.V.A. firmando proyectos de ley para prohibir la acuicultura de pulpos, y en países como Bélgica, Eurogroup for Animals invierte millones en campañas publicitarias para que la gente deje de comprar pulpo en los supermercados. Asimismo, la Unión Europea avanza en el reconocimiento de estos animales como seres sintientes.
Proyecto de Octolarvae
Veremos si consiguen doblegar a la Xunta de Galicia, que ha autorizado el proyecto de Octolarvae por un periodo inicial de diez años renovables. Andan los fanáticos muy preocupados; de ahí, las prisas por conseguir una prohibición europea o nacional y la noticia con la que abríamos esta columna.
Así son ellos, fanáticos, intolerantes y dictatoriales hasta el final. Sólo les importa su relato ideológico y nada más. Los derechos y libertades de las personas se la bufan. El cacareado bienestar animal, también. No van a dejar piedra sobre piedra en este país.
¿Sin pulpo a feira?
Lo más probable es que consigan prohibir todo en España y las granjas de pulpos acaben yéndose a Marruecos, para que este alimento, al igual que otros ya como los tomates, el aceite o las naranjas, nos los acabe vendiendo Mohamed. Eso, claro, si los chinos no le adelantan por la derecha, que todo pudiera ser.
Urge sacar a toda esta escoria del Gobierno de España, sino queremos más temprano que tarde, vernos viviendo en un país reducido a escombros y sin pulpo a feira que comer.
Álex Lachhein es natutalista y divulgador ambiental