¡Estamos hartos! Un agricultor valenciano se enfada al ver llegar toneladas de arroz argentino e indio
Nando Durá, un agricultor valenciano indignado por la masiva entrada de arroz desde terceros países que perjudica a los productores de su tierra


Nando Durá, es un agricultor valenciano que está visibilizando en sus redes sociales el hartazgo de muchos productores locales que ven cómo se descargan en el Puerto de Valencia millones y millones de kilos de arroz de barcos procedentes de Argentina, La India y Birmania.
En todas sus publicaciones referentes a estos cargamentos podemos ver cómo detalla las enormes cantidades de arroz que están llegando por mar a Valencia desde orígenes situados a miles de kilómetros.
Arroceros hartos
«Estamos los arroceros valencianos hartos de que se presionen a la baja los precios de nuestros productos y nos ahoguen cada día más, que estemos manteniendo un paisaje, un territorio y a la gente en el terreno, y porque no ponen en el paquete del arroz inciten a la confusión del consumidor», explica desde el tractor Nando.
Añade indignado que «producimos de manera sostenible, fuera evidentemente no lo hacen… En estos países utilizan productos que nosotros tenemos prohibidos». Y se muestra confundido al preguntarse «yo no sé qué más tienen que hacer nuestros políticos para que cambien la ley, la normativa y obliguen a poner en el etiquetaje del arroz su origen».
En su denuncia habla de los inmensos volúmenes desembarcados durante los dos últimos meses, más de 18.000 toneladas, que llegan a los almacenes valencianos para ser envasados y vendidos en nuestro país.
Un transporte poco sostenible
Un trasiego poco sostenible y evitable si se apostara por los productos locales y nacionales, entre ellos el arroz redondo de la Albufera valenciana. Los barcos que transportan arroz, al igual que otros buques, queman combustibles fósiles (principalmente fueloil pesado) que emiten dióxido de carbono (CO₂), un gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático.
Además del CO₂, los barcos también emiten otros contaminantes como óxidos de azufre y partículas, que pueden afectar la calidad del aire y la salud humana.
Para saber qué emisiones de CO₂ se lanzan al aire durante el transporte marítimo, el portal del Observatorio del Transporte y de la Logística en España, dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, hace un cálculo aproximado que detalla de la siguiente manera: «Un buque emite 3 gramos de CO₂ por cada 1t/km». Si se hacen las cuentas, el resultado es desalentador.
Millones de kilos de arroz de ultramar
Nando Durá desgrana en sus vídeos los millones de kilos de arroz llegados desde ultramar en las últimas semanas: 7,5 millones desde Birmania, 5 de La India y 6 desde Argentina. En total, unas 18.500 toneladas de arroz.
En su último post resume las cantidades mientras un camión cargado de este cereal entra en unos almacenes en Valencia. Este agricultor, que en su perfil de Instagram pone «Luchando por un futuro digno de la agricultura», desarrolla su activismo junto con la organización agraria Unió Llauradora i Ramadera, que busca dar voz a la agricultura y ganadería valencianas y apostar «por un futuro sostenible».
Ambos denuncian repetidamente las entradas de arroz importado a través del Puerto de Valencia, que van directamente a la empresa «Herba Ricemill, del Grupo Ebro Foods, y que cuenta con marcas tan importantes como La Fallera, Sos, Brillante o la Cigala, entre otros», según denuncian.
Ver esta publicación en Instagram
Protestas masivas
Tal y como señala la organización agraria, esta firma comercial posee instalaciones en la localidad de Algemesí y ya el 15 de abril del pasado año «fue el escenario de protestas de los arroceros ante las masivas importaciones procedentes de terceros países y la falta de salida comercial del arroz frente a la ralentización de las compras». Unas movilizaciones que parece que no han tenido el efecto esperado a la vista de las recientes denuncias de Durá.
«Mientras tanto, los costes de producción del cultivo siguen por las nubes, sobre todo por la falta de materias activas para la lucha contra plagas que sí poseen en países terceros, lo que se traduce en una merma importante de la rentabilidad de los arroceros valencianos», explica en un vídeo.
La Unió solicita a la Consejería de Agricultura valenciana que «inspeccione la procedencia, que efectúe analíticas de ese arroz y controle el envasado en las instalaciones de esta empresa, así como de otras que también importen».
«Etiquetaje fraudulento»
Desde su hartazgo y sus denuncias protestan, en otra publicación difundida el pasado 21 de mayo cuando llegó un cargamento de 6 millones de kilos de arroz procedentes de Birmania, por el «etiquetaje fraudulento en sus paquetes de arroz indicando el lugar de envasado y no el lugar de procedencia».
Nando Durá agrega que este arroz proviene de «un país del tercer mundo que se aprovecha de que no hay derechos de ningún tipo para traer arroz barato y presionar a la baja el precio de los labradores valencianos».
Así mismo, relata que los arroceros, «que somos los que mantenemos el Parque Natural de la Albufera vivo», tienen que hacer frente a la bajada de precios y a «los incrementos de los costes de producción debido a la falta de fitosanitarios que tenemos».
Importaciones sin ningún control
Frente a las importaciones de unos «países que no tienen ningún control», instan a las administraciones regionales, estatales y europeas a que revisen de una vez las inspecciones en la frontera y el etiquetaje fraudulento de estos productos.
«Queremos que los consumidores sepan lo que comen», concluye en una de sus publicaciones, grabada en plena época de siembra del arroz. Hacen un llamamiento a los consumidores para que se fijen en los etiquetados y opten por comprar las marcas que envasan con el sello de Denominación de Origen «Arrós de València», como muestra en este post Nando Durá desde la incomparable Albufera.
Ver esta publicación en Instagram
Espíritu de lucha
Así son las vicisitudes que sufren profesionales del campo como Nando, un agricultor valenciano que, a los 25 años, tomó la decisión de hacerse cargo de las tierras familiares. «Empecé aplicando todos los conocimientos que me había enseñado la gente del campo con la que había estado trabajando desde muy pequeño», explica desde la web donde vende sus productos locales.
Escribe que «desde el primer momento, me di cuenta de que era importante no dejar de formarse y estar al día de la actualidad del campo. Por ello, empecé a cambiar la manera de trabajar. Fui modernizando las técnicas, optimizando mi forma de trabajar y por ello, pude ampliar mi explotación». Hoy en día, desde su tierra, Valencia, cultiva arroz, naranjos, mandarinos y kakis sin dejar de lado su espíritu luchador para defender su trabajo y el legado familiar.