Derriban parcialmente una presa para celebrar regatas y proteger al desmán ibérico
Las obras de derribo parcial, que han recibido el visto bueno ambiental y de seguridad del Ministerio para la Transición Ecológica, costará 1,6 millones de euros


La presa de Artikutza tiene 43 metros de alto, 180 de largo y 35 de espesor y será la mayor presa intervenida en Europa, es decir, que sufrirá un derribo parcial que obedece a las políticas de eliminación de presas de los gobiernos de Navarra y del País Vasco.
En el ánimo de estos gobiernos regionales, junto al resto de administraciones competentes como la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC), está el de seguir dando continuidad el impulso de la renaturalización de sus ríos.
Ambas autonomías colaboran en el proyecto cofinanciado con fondos europeos Life Kantauribai que «surgió de la necesidad de dar continuidad a Life Irekibai», proyecto en el que trabajaron entre 2015 y 2020 y que compartía el objetivo de recuperar la continuidad longitudinal de los ríos mediante el derribo de presas y azudes.
Delicada intervención de ingeniería
El balance a fecha de 2024 es que se han derribado 10 obstáculos y tienen previsto actuar sobre 32, con 25 derribos totales y 7 permeabilizaciones en aquellos puntos en los que no se puede proceder a la eliminación total porque aún están en uso o concesión. Es el caso de la infraestructura
En este contexto, la presa donostiarra estaba desde hace tiempo en el punto de mira de la administración local para abrir un corte en el muro de contención de la infraestructura, una delicada intervención quirúrgica, que supone todo un reto de ingeniería.
El Ayuntamiento de San Sebastián ya tiene decidido que derribará parcialmente la presa de Artikutza, uno de los últimos reductos del desmán ibérico, una especie en peligro crítico de extinción.
Continuidad a la regata de Enobieta
Construida a mediados del siglo XX, aunque nunca llegó a entrar en funcionamiento al cien por cien por problemas estructurales, tiene 43 metros de alto, 180 de largo y 35 de espesor, superando a la presa más alta de las que está previsto intervenir, la de Vezins (Francia), con 36 metros de altura y demolida parcialmente entre 2019 y 2020.
Sin embargo, el argumento ambiental, el de favorecer con ello el movimiento de fauna y sedimentos, no es sólo el motivo por el que se realiza esta intervención, también favorecerá el devolver la continuidad a la regata de Enobieta, que desemboca en el río Añarbe, en la cuenca del Urumea.
Visto bueno de Transición Ecológica
Las obras se llevarán a cabo tras recibir el visto bueno ambiental y de seguridad del Ministerio para la Transición Ecológica y la autorización de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico.
La presa está en una finca de Navarra que fue adquirida por el Ayuntamiento de San Sebastián en 1919 con el objetivo de dotar de aguas limpias a la ciudad tras la muerte de ciudadanos por fiebres tifoideas.
Sin embargo, en 1948, comenzada su construcción, se detectaron problemas geológicos en el estribo izquierdo y por eso nunca se llenó al cien por cien de su capacidad, sino que se limitó a la mitad.
Fallo en el sistema eléctrico
En paralelo, San Sebastián y los municipios limítrofes fueron creciendo, lo que supuso que el embalse no fuera suficiente para abastecer a la población y por este motivo se construyó la presa del Añarbe.
En 2002, un fallo en el sistema eléctrico de maniobra hizo que la presa perdiera su función de regulación. En ese momento, el Ayuntamiento de San Sebastián se tuvo que plantear si arreglarla o dejarla obsoleta. Tras valorar las implicaciones ambientales y económicas, optó por dejarla fuera de uso y entre 2017 y 2019 se vació.
Conservación biológica
Una vez vaciada, se tuvo que plantear qué hacer con la presa, para lo que se barajaron tres opciones: dejarla como está, demolerla completamente o una demolición parcial.
«La opción que se ha elegido es la demolición parcial porque es la que menos impacto ambiental va a suponer», ya que Artikutza está en un enclave catalogado como Zona de Especial Conservación (ZEC) y Red Natura 2000.
Un agujero de 7 metros
El presupuesto de los trabajos asciende a 1,6 millones de euros, de los que un millón será aportado por el Ayuntamiento y el resto por el proyecto Life Kantauribai, cofinanciado con fondos europeos.
La solución técnica por la que se ha optado consiste en abrir una escotadura, un «agujero», de 7 metros de ancho en el aliviadero izquierdo, desde la coronación hasta 1 metro por debajo de la cota del terreno, lo que garantizará la conectividad biológica en todo el río.
El próximo martes, la Junta de Gobierno local del Ayuntamiento de San Sebastián aprobará el proyecto y la previsión es tener los pliegos de contratación y licitación a finales de este año y empezar las obras en 2026.