Así es el insecto robótico desarrollado por el MIT que te recordará a `Black Mirror´
Investigadores norteamericanos logran hacer volar estos microvehículos aéreos durante más de 16 minutos con el objetivo de polinizar cultivos
Los agricultores del futuro podrían utilizar un insecto robótico para polinizar sus cultivos, un artefacto volador que ya está en pruebas y en fase de perfeccionamiento gracias a un desarrollo del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
El reto es enorme, ya que hay que conseguir hacer volar a ingenios voladores más ligeros que un clip de oficina, imitando la actividad de los insectos, sorteando obstáculos e identificando sus objetivos durante un tiempo prolongado.
La investigación del MIT, publicada en un artículo de Science Robotics, bajo el título de Acrobacias a escala de insecto: un robot microaéreo duradero, preciso y frágil, explica que estos invertebrados «son excepcionalmente ágiles y minuciosos debido a su pequeño tamaño y rápido control neuromotor».
Recordando a Black Mirror
Un desarrollo que parece sacado de la ciencia ficción y que nos recuerda al último episodio de la serie británica Black Mirror en el que los protagonistas son mini drones que realizan la función natural de las abejas, ya extintas.
En un momento dado, estos insectos robóticos voladores, controlados por el gobierno para espiar a la gente, son hackeados para realizar un ataque contra la población.
Y, volviendo a la realidad de esta investigación, los autores del estudio describen que estos animales vivos «realizan impresionantes maniobras acrobáticas al evadir depredadores, recuperarse de ráfagas de viento o aterrizar sobre objetos en movimiento».
Microvehículos aéreos
El reto es el de conseguir que los denominados microvehículos aéreos (MAV) de subgramo realicen el papel de polinizadores de aves o insectos voladores como las abejas o las mariposas, con una población en declive por culpa del cambio climático y de los insecticidas químicos.
La solución a este declive podría llegar de la mano de estos ingenios tecnológicos con la aspiración de imitar a unos insectos que vuelan con un aleteo «que puede generar grandes cambios en las fuerzas y pares instantáneos».
La clave es conseguir reproducir este aleteo, que consiguen los insectos gracias a sus alas, bisagras y tendones que «soportan una gran deformación y un alto estrés cientos de veces por segundo, lo que resalta la extraordinaria flexibilidad y resistencia a la fatiga de las estructuras y materiales biológicos», describen sus autores.
Autonomía del vuelo
Además de mimetizar las evoluciones de los insectos, existe un problema añadido: la autonomía o la duración del vuelo. Hasta la publicación del artículo científico tan sólo se había conseguido hacer flotar un MAV menos de 10 segundos.
Y parece que los avances son sustanciales, ya que anuncian en la publicación que se ha logrado el desarrollo de un insecto robótico de aleteo con un peso de 750 miligramos que «demostró una vida útil, velocidad, precisión y agilidad sustancialmente mejoradas».
El avance estriba en que se ha conseguido un vuelo de más de 16 minutos, frente a los cerca de 10 segundos de prototipos anteriores, «con diseños de transmisión y bisagra que redujeron la tensión y la deformación torsional fuera del eje», explican.
Vuelos complejos
El gran avance también estriba en que el nuevo prototipo de insecto robótico podría realizar «trayectorias de vuelo complejas con un error cuadrático medio inferior a un centímetro y una velocidad media de más de 30 centímetros por segundo», según la prueba realizada.
La combinación de todos estos avances han logrado que este insecto robótico volador, con el nivel de desarrollo actual, alcanza una velocidad máxima de ascenso de 100 centímetros por segundo, unos 3,6 kilómetros por hora, demostrando «volteretas de doble cuerpo a una aceleración de rotación superior a la de los insectos aéreos más rápidos y los MAV más grandes».
Además, el nuevo diseño también tiene suficiente espacio libre para que el robot pueda llevar pequeñas baterías o sensores, lo que podría permitirle volar por sí solo fuera del laboratorio.
Resistencia, precisión y agilidad
El nuevo insecto robótico presenta cuatro alas, la mitad que la versión anterior, pero el doble que las abejas de verdad, un misterio para los investigadores que siguen intrigados cómo logran volar con tan sólo dos.
Con estos resultados, sus impulsores destacan que se está logrando «resistencia, precisión y agilidad del vuelo de los insectos en un MAV a escala, lo que abre oportunidades para futuras investigaciones sobre detección y autonomía energética».
Un invento que podría aplicarse en el futuro en la agricultura para conseguir la polinización en escenarios cerrados, como invernaderos o granjas verticales, esperemos que sustituyendo sólo la pacífica labor de las laboriosas abejas.