Alertan de que el Amazonas está al borde del colapso y del aumento de las emisiones de gases
Las emisiones mundiales de gases invernadero vuelven a batir récord según el último informe de la Organización Meteorológica Mundial
El cambio climático amenaza "procesos planetarios vitales", avisa un nuevo informe científico
Dos demoledores informes internacionales alertan de que el Amazonas está al borde del colapso a gran escala y de que aumentan las emisiones de gases, alcanzando un nuevo récord, por lo que serán unas advertencias que marcarán sin duda las negociaciones de la COP29 el próximo mes de noviembre.
Según un documento impulsado por las organizaciones internacionales Future Earth, The Earth League y World Climate Research Programme, el cambio climático está alterando «procesos planetarios vitales» en los océanos, colocando el Amazonas «al borde del colapso a gran escala» y amenazando incluso el nacimiento de próximas generaciones, revirtiendo «decenios de avances en la salud reproductiva».
Diez perspectivas
El documento, titulado Diez nuevas perspectivas en la ciencia del clima, llama la atención sobre el colapso del Amazonas y resume las investigaciones climáticas de los últimos 18 meses con la intención de inspirar a los responsables políticos que negociarán en la próxima cumbre del clima.
En las páginas del trabajo, se da una vuelta de tuerca más a los problemas climáticos sobre los que los especialistas internacionales vienen trabajando, especialmente desde la firma del Acuerdo de París, aprobado durante la COP21.
Las tres primeras ideas apuntan a la necesidad de frenar el incremento de los niveles de metano -que han aumentado desde 2006- reduciendo sus emisiones y aplicando «soluciones rentables», disminuir la contaminación atmosférica -el texto reconoce que ha bajado y que eso ha mejorado «considerablemente» la salud pública- y tomar en cuenta el incremento de las temperaturas y los niveles de humedad, que «empujan a la gente más allá de los límites de habitabilidad».
Climas extremos
El informe señala también cómo los climas extremos perjudican el bienestar reproductivo «poniendo en peligro a las mujeres embarazadas y los niños por nacer», certifica los «devastadores» efectos globales de los cambios oceánicos como El Niño o la circulación de las corrientes en el océano Atlántico, y propone la diversidad biocultural para «reforzar la resiliencia de la Amazonía frente al cambio climático», combinándola con una «rápida reducción de emisiones a nivel mundial».
Tres puntos más hacen referencia a la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas ante riesgos climáticos «más frecuentes e intensos», los desafíos de un desarrollo resiliente al clima en las ciudades -«muy pocas» han integrado estrategias de mitigación y adaptación, afirma- y la brecha de gobernanza y competencia por los minerales necesarios para la transición energética.
El décimo y último punto se refiere a la «equidad, aceptación y resistencia» ante las políticas climáticas, que serán aceptadas si el público comprende el «factor determinante» que supone el concepto de justicia climática, pero rechazadas si se ignoran las preocupaciones de los ciudadanos.
Población vulnerable
Los científicos firmantes instan a los responsables políticos de la próxima cumbre climática en Bakú a «reflexionar sobre estos datos a la hora de actualizar sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés)» porque «los récords de temperatura global alejan aún más los objetivos del Acuerdo de París e incrementan las amenazas a la salud maternal», especialmente en los países más vulnerables.
En este sentido, la profesora Joyashree Roy, del Instituto Asiático de Tecnología, ha recordado que según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el 40 % de la población mundial ya es «muy vulnerable» al aumento constante de las temperaturas, por lo que «ignorar la disposición y necesidades de los ciudadanos a la hora de diseñar y aplicar políticas climáticas conducirá a la pérdida de muchas oportunidades» al generar una «política climática debilitada e ineficaz».
También el copresidente de la Liga de la Tierra, Johan Rockström, ha insistido en la confirmación de los cambios «a escala planetaria» que están conduciendo a zonas de la Tierra «más allá de los límites de habitabilidad», aunque ha matizado que el informe aporta también «soluciones claras» que permitirían «evitar resultados inmanejables, con medidas urgentes y decisivas».
Nuevo récord de emisiones
Al preocupante informe del colapso del Amazonas se añade otro documento que aporta otro aspecto negativo está elaborado por Organización Meteorológica Mundial (OMM) y alerta de que los niveles de gases invernadero alcanzaron un nuevo récord en 2023, abocando al planeta a un aumento de temperaturas durante muchos años.
Con los datos en la mano, el dióxido de carbono (CO₂) se está acumulando en la atmósfera a un ritmo nunca visto en la historia de la humanidad, y ha aumentado más del 10 % en tan solo dos décadas.
En el transcurso de 2023, las emisiones de CO₂ de los grandes incendios de vegetación y una posible reducción de la absorción de carbono por parte de los bosques, combinadas con las persistentemente altas emisiones de los combustibles fósiles procedentes de las actividades humanas e industriales, impulsarán el aumento, según el Boletín Anual sobre Gases de Efecto Invernadero de la OMM.
Otro año. Otro récord
En 2023, la concentración media mundial de CO₂ en la superficie alcanzó las 420,0 partes por millón (ppm), la de metano las 1 934 partes por billón y la de óxido nitroso las 336,9 partes por billón (ppb). Estos valores representan el 151%, el 265% y el 125% de los niveles preindustriales (antes de 1750), según se indica.
Estos valores se calculan sobre la base de las observaciones a largo plazo dentro de la red de estaciones de Vigilancia de la Atmósfera Global.
«Otro año. Otro récord. Esto debería hacer sonar las alarmas entre los responsables de la toma de decisiones. Estamos claramente lejos de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C y aspirar a un aumento de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Estas son más que simples estadísticas», afirmó en un comunicado la Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo.
«Cada parte por millón y cada fracción de grado de aumento de la temperatura tiene un impacto real en nuestras vidas y en nuestro planeta», reseña Saulo.