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Si tu coche chirría cuando frenas tienes un problema: un mecánico avisa de que no es por las pastillas de freno

Frenos del coche

Uno de los ruidos más temidos por los conductores es el chirrido al frenar, el cual se caracteriza por ser un sonido agudo, casi metálico, que aparece de manera repentina y que, en la mayoría de casos, se debe al desgaste de las pastillas de freno. Sin embargo, los mecánicos advierten de que a veces se puede deber a un problema más serio que afecta al disco o, en el peor de los casos, al sistema de frenado en su conjunto.

En este contexto, Enrique Álvarez, responsable de Talleres Piba, ha compartido en redes un truco  para identificar el origen del chirrido. «La mayoría de las veces, el ruido indica que las pastillas han llegado al final de su vida útil y están rozando con el disco. Pero hay que saber distinguir cuándo se trata de eso y cuándo hay otra causa detrás», explica.  es que  uno de los mayores errores que cometen los conductores es ignorar el ruido: «el oído humano se adapta rápido, y a veces dejamos de percibirlo, pero el problema sigue ahí».

¿El chirrido del coche viene de las pastillas de freno o de otra avería?

El primer paso, según el mecánico, es hacer una inspección visual sin desmontar la rueda, algo que en los coches con llantas de aleación o aluminio resulta especialmente sencillo. «Las llantas suelen tener radios separados, lo que permite ver directamente el sistema de frenado. Si se observa una línea metálica brillante o un borde desgastado, es probable que las pastillas estén al límite», indica Álvarez.

Y añade: «cuando el material de fricción se ha agotado y la parte metálica de la pastilla empieza a rozar contra el disco, el ruido cambia de tono. Pasa de ser un chirrido leve a un sonido más grave y continuo. En ese momento hay que cambiar las pastillas de inmediato. Un juego de pastillas puede costar entre 60 y 120 euros, dependiendo del modelo. Si se llega a dañar el disco, la reparación se puede multiplicar por tres o cuatro».

Aunque el desgaste es el motivo más habitual, no es el único. «Hay veces en las que las pastillas aún están en buen estado y, sin embargo, el coche sigue haciendo ruido al frenar». Entre las causas más comunes menciona:

  • Discos rayados o deformados, que producen un sonido irregular cada vez que la rueda gira.
  • Pastillas endurecidas por sobrecalentamiento, especialmente en vehículos que circulan por zonas montañosas o han estado sometidos a frenadas continuas.
  • Frenos húmedos o fríos, algo común tras pasar por charcos o lavar el coche.
  • Suciedad o polvo metálico acumulado en las pinzas o en los bordes del disco.

Cómo comprobar las pastillas en casa

Aunque lo más recomendable es acudir a un taller, existen algunas comprobaciones que cualquier conductor puede realizar:

  • Buscar polvo metálico en la llanta. Si aparece una capa oscura y grasa, puede deberse al desgaste excesivo de las pastillas.
  • Escuchar el tipo de ruido. Un chirrido agudo al principio de la frenada suele indicar pastillas gastadas; un zumbido continuo, en cambio, puede apuntar a discos deformados.
  • Si el pedal vibra o se hunde más de lo habitual, puede haber aire en el circuito o deformaciones.
  • Revisar el nivel del líquido de frenos. Si baja con frecuencia, es posible que haya fugas o desgaste severo.

El cambio de pastillas se suele hacer cada 30.000 o 40.000 kilómetros, aunque depende del tipo de conducción. «En ciudad se desgastan antes, porque el uso del freno es constante. En carretera duran más», comenta Álvarez. También influye el peso del vehículo, la calidad de los componentes y el estilo de conducción. Los discos, por su parte, tienen una vida útil más larga, que puede alcanzar los 80.000 o 100.000 kilómetros.

Consejos de la DGT

«El sistema de frenado es fundamental para la seguridad durante la circulación: permite detener el vehículo, adaptar su velocidad y mantener la distancia de seguridad con otros vehículos. De ahí la importancia de saber utilizarlo correctamente y, por supuesto, de mantenerlo siempre en perfectas condiciones de funcionamiento para que responda adecuadamente cuando sea necesario. Algo que no siempre hacemos: en 2021, el 13% de los defectos graves detectados en las estaciones de ITV estaban relacionados con el mal funcionamiento del sistema. Circulando en condiciones normales, el freno debe usarse en su justa medida, sin excesos, siempre con suavidad y aplicando la presión necesaria, según explican los especialistas en conducción segura. Una conducción tranquila y equilibrada, sin grandes aceleraciones ni frenazos, evita la sobrecarga del sistema y hace la marcha más segura y cómoda para los ocupantes. Por contra, abusar del freno acelera el desgaste de pastillas y discos de freno. Además, las frenadas bruscas provocan incomodidad y, por supuesto, aumentan el consumo, entre dos y cuatro litros más cada 100 kilómetros. A la larga, como ocurre con otros sistemas, nuestro estilo de conducción determinará el desgaste de nuestro vehículo», explica la DGT.

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