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La señal que ha aparecido en las carreteras y nadie sabe qué significa: de color dorado y con una forma rara

Nueva señal de tráfico

En los últimos años, hemos sido testigos de una gran transformación en las señales de tráfico. Ya no se limitan sólo a indicaciones clásicas como ceda el paso, límites de velocidad o advertencias de peligro. Las nuevas preocupaciones medioambientales y sociales están empezando a reflejarse, y un ejemplo reciente y llamativo es la aparición de una señal dorada en forma de estrella que, a pesar de su presencia discreta y aparentemente simbólica, ha generado bastante revuelo entre los conductores, especialmente en países como Francia, donde su significado ha sorprendido a muchos.

La novedad de esta señal no sólo reside en su forma y color atípicos, sino en su función. Lejos de limitarse a ordenar o prohibir, este distintivo busca educar y sensibilizar. No tiene asociada una multa directa ni implica una acción obligatoria, sino que actúa como un recordatorio visual de la necesidad de respetar el entorno natural. Se coloca estratégicamente en zonas de alto valor ecológico o biodiversidad en riesgo, y representa una nueva forma de comunicación vial, en la que se invita a la responsabilidad ambiental a través de la conciencia.

La nueva señal de tráfico que nadie entiende

La señal dorada con forma estrellada, conocida técnicamente como ID15c, no se parece a ninguna otra. Su diseño recuerda más a un símbolo decorativo que a una advertencia vial, lo cual forma parte de su estrategia comunicativa: llamar la atención de los conductores. Al no representar una orden directa, su función se entiende mejor como un aviso de carácter pedagógico. Su finalidad es despertar una actitud más respetuosa hacia el medio ambiente entre quienes transitan por zonas especialmente sensibles desde el punto de vista ecológico.

Cuando se coloca en entornos naturales con especies amenazadas o ecosistemas frágiles, busca recordar al conductor que está atravesando una zona que requiere especial atención y cuidado. Este cuidado se traduce en acciones muy concretas: reducir la velocidad para evitar atropellos de fauna, no utilizar innecesariamente el claxon, evitar tirar residuos por la ventana del vehículo y mantener una conducción suave que minimice el impacto ambiental.

Ésta nueva señal no tiene consecuencias sancionadoras asociadas de forma directa. Sin embargo, esto no significa que su presencia sea irrelevante. La filosofía detrás de su implementación se basa en la educación vial y ambiental, y en la confianza en que una información clara y llamativa puede influir positivamente en la actitud del conductor.

Además, aunque no acarree sanciones de forma automática, muchas de las conductas recomendadas en estas zona protegidas sí están reguladas por otras leyes medioambientales. Por ejemplo, tirar basura en la vía o fuera de los puntos habilitados es una infracción sancionable. Lo mismo ocurre con el ruido innecesario o el atropello de fauna protegida.

Ubicación

La ubicación de estas señales está cuidadosamente planificada. Se suelen colocar en los límites de reservas naturales, parques nacionales, zonas de paso de fauna, corredores biológicos y espacios declarados de interés ecológico. Su aparición suele coincidir con tramos de carretera donde se han detectado problemas relacionados con el impacto del tráfico en el medio natural. Esto incluye atropellos frecuentes de animales salvajes, ruidos que alteran la conducta de ciertas especies o contaminación derivada de residuos.

Desde el punto de vista de las autoridades, esta medida busca no sólo proteger la naturaleza, sino también mejorar la seguridad vial. Conducir a menor velocidad en estos tramos no solo reduce el riesgo de accidentes con fauna, sino que también mejora el tiempo de reacción y la estabilidad del vehículo.

En Francia, donde se ha realizado un proyecto piloto con esta señal, los primeros resultados son prometedores. Se ha observado una disminución de incidentes con animales y un leve descenso en la velocidad media de los vehículos en zonas protegidas. Aun así, queda mucho por hacer en cuanto a difusión y educación vial. Muchos conductores siguen sin conocer el significado de la señal, y su impacto depende en gran medida de la comprensión que se tenga de su mensaje.

A nivel legislativo, esta señal abre un debate muy interesante sobre el papel de las señales que no indican ninguna obligación. Tradicionalmente, las señales de tráfico tienen un carácter normativo: se obedecen o se incumplen, con consecuencias claras. Pero las señales educativas, como la ID15c, se mueven en un terreno más sutil. No imponen, pero invitan. No prohíben, pero orientan. Esto podría marcar un nuevo rumbo en la relación entre conductores y entorno.

La llegada de este tipo de distintivos podría marcar el inicio de una nueva era en el ámbito de la movilidad. Una era en la que se valore tanto la eficiencia como la responsabilidad. En la que el respeto al medio ambiente sea parte de la cultura vial, y no una simple recomendación. Y en la que conducir deje de ser solo un acto de desplazamiento para convertirse también en una oportunidad de convivir armónicamente con la naturaleza.

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