¿Pueden los policías obligarme a pasar un control de alcoholemia? Un conductor se negó y pasó esto
La justicia este caso ha sado la razón al conductor.
A veces cosas tan cotidianas como un control de alcoholemia de los que abundan en nuestras carreteras, terminan en un proceso legal inesperado entre uno de los afectados en el choque y la policía.
Lo que ocurrió en este caso es que la persona rechazó someterse al control y, aunque la normativa establece que pueda ser considerado una falta grave, lo cierto es que salió indemne de dicha rebeldía.
¿Qué es lo que sucedió?
Este suceso tuvo lugar en noviembre de 2023 en Madrid, más concretamente en la localidad de Paracuellos del Jarama.
Una unidad de la Policía Local acudió al aviso de un accidente que se produjo de una motocicleta en la Avenida de los Hoyos, en la que encontraron al dueño del vehículo sentado y quejándose de un dolor fuerte en su brazo.
Cuando se detectó que el mismo accidentado tenía problemas para poder hablar y andar, pensaron que ello podría no deberse al mismo choque, sino que podía estar bajo los efectos del alcohol y fue sometido al control de alcoholemia pertinente.
Al realizar dicho control mediante el etilómetro, lo que ocurrió es que terminó dando un resultado de 0,47 mg/l de alcohol por aire espirado, lo que dobla el máximo permitido por la ley, pero cuando se hizo una segunda medición, los agentes expusieron en el atestado que el conductor lo que hacía era interrumpir de manera constante este control.
Ante dicho comportamiento, lo que hicieron fue optar por el traslado al Hospital Reina Sofía, situado en San Sebastián de los Reyes (Madrid) para la valoración.
Al hacer la declaración, la persona objeto de la investigación declaró ante el juez que fue incapaz de hacer la prueba por incapacidad física, puesto que contaba con seis costillas rotas y el pulmón perforado, como se probó en las pruebas realizadas en el centro hospitalario.
Como consideró que se le forzó a realizar el control, aunque no estaba físicamente bien, más allá del estado de embriaguez, tomó la decisión de interponer una denuncia.
Desde el Juzgado de Instrucción número 3 de Torrejón de Ardoz, se acordó el sobreseimiento de la causa que se abrió contra el conductor por un delito que atenta contra la seguridad vial.
Unos problemas de salud que complicaban su respiración
El juez decretó el archivo de las actuaciones, donde comentó que los indicios apuntaban a que existían problemas de salud que le impedían inspirar o espirar lo suficiente para finalizar la prueba, puesto que podía ser un dolor real que derivaba de las múltiples patologías sufridas después del accidente que le impedían realizar dicha prueba, como expuso la médico forense.
En el informe médico que aportó el abogado de la persona acusada, se confirmó que el conductor contaba con un «hidroneumotórax en contexto de politraumatismo que precisó de drenaje pleural, estallido esplénico que preció esplenectomía, siete fracturas costales y de clavícula, así como contusión pulmonar a nivel de lóbulo inferior izquierdo», que terminó impidiendo realizar la segunda prueba solicitada por los agentes, puesto que contaba con «una dificultad para inspirar y espirar profundamente, tal y como se requiere en la prueba de alcoholemia, pudiendo suponer el dolor un impedimento a la realización de la prueba».
Lo que hizo el juez fue explicar que no estaba justificado debidamente el que se hubiese perpetrado el delito que dio lugar a la formación de la causa, puesto que no hay una negativa por parte del conductor, sino que existían una serie de problemas de salud que se lo impidieron.
El abogado declaró su satisfacción con el archivo y el sobreseimiento por parte del cliente, pero también mostró su preocupación porque esta clase de conductas, puedan ser algo generalizado, y no una conducta excepcional, señaló a Ospina Europa Press.
Una situación que se puede repetir
Estamos ante un caso que se habrá repetido en otras ocasiones y que puede volver a repetirse en el futuro. Lo cierto es que da que pensar y puede sentar un precedente.
Muchas de estas actuaciones en los controles de alcoholemia se producen con total normalidad, pero también es cierto que en otras los conductores no están en las mejores condiciones y pueden producirse situaciones como las que se han descrito en este caso que hemos relatado.
La necesidad de cumplir con las leyes
Todo lo ocurrido no nos debe alejar de que es preciso cumplir con las leyes al respecto que dispone la Dirección General de Tráfico en materia de alcoholemia y de los controles que se realizan al respecto.
De la misma forma, creemos que es importante que tanto los usuarios de vehículos y de las vías, como la DGT, tengan un comportamiento adecuado a la hora de hacer el control de alcoholemia.
Así será más complicado que se produzcan conductas como la que hemos relatado en este artículo, que dejan patente lo complicado que en ocasiones es la realización de este tipo de controles.