R.S., cuando hacer el mal es bueno
Hay dos marcas que quedan hermanas gracias a las versiones más deportivas de sus compactos. Ford y Renault. Focus y Mégane. Ambas disponen de una versión que incorpora el apellido R.S. Es cierto que no significa lo mismo -Rally Sport en el caso de Ford, y Renault Sport en el caso de la firma gala-, pero también lo es que encarnan exactamente el mismo espíritu: prestaciones y diversión por encima de todo.
Estamos hablando de dos deportivos que ofrecen un rendimiento que deja con la boca abierta a todo el que las conduce. Y no hay que ser un privilegiado para ello, ya que casi cualquiera de nosotros las puede comprar. Ambas sagas tienen una historia que conviene recordar, sobre todo ahora que en el Salón de Ginebra se presenta por fin el nuevo Focus RS.
Ford Focus RS 2016
Se ha hecho de rogar, pero ya lo tenemos aquí. Hablamos del nuevo Ford Focus RS, un modelo que rompe moldes al presentarse con un sistema de tracción 4×4 por primera vez en su historia. Sin duda, un acierto por parte de los ingenieros de la marca del óvalo, y es que uno de los grandes problemas de la versión anterior del Focus RS eran sus pérdidas de tracción en el tren delantero, producto del exceso de potencia del motor.
El nuevo Ford Focus RS cuenta bajo el capó con un motor EcoBoost de gasolina de 2,3 litros, capaz de entregar una potencia máxima de 320 CV. Más que suficiente para divertirnos de lo lindo si apretamos el pie derecho.
Por lo demás tenemos un Focus RS que continúa con la misma línea estética que su predecesor, tremendamente agresiva y llamativa. Si tienes uno, te van a mirar por la calle cada día. Pero, si lo compras, tampoco te importará, ¿no?
Ford Focus RS 2009
Famoso por una estética que algunos incluso catalogaron de ‘poligonera’ y por un color verde chillón utilizado por Ford durante toda su promoción, llegaba en 2009 un nuevo Focus RS. En esta ocasión contaba con un motor algo más grande que su sucesor, un 2.5 derivado del Focus ST. No obstante, la potencia del RS superaba claramente la de éste, quedando fijada en unos espectaculares 300 CV.
Ford Focus RS500
Esta versión especial del Focus RS del año 2009 la podría haber conducido Batman perfectamente en cualquiera de sus películas. La imagen del RS se mantuvo intacta, aunque se optó para la carrocería por una pintura negra mate que, lejos de hacer pasar desapercibido el coche, acentuaba sus formas.
Además, esta exclusiva versión del Ford Focus RS recibía un empujón a nivel mecánico, apretando aún más el motor de 2,5 litros hasta alcanzar una potencia máxima de 350 CV.
Ford Focus RS, primera generación
La primera versión del Ford Focus RS se dio a conocer a nivel mundial en el Salón de Birmingham del año 2000. Como podéis ver en la foto, su imagen poco o nada tiene que ver con la de sus sucesores. En esta ocasión, al firma del óvalo se dedicó a crear un coche potente y divertido, sin permitirse muchas licencias a nivel estético. Bajo el capó contaba con un motor de cuatro cilindros y 2 litros, capaz de desarrollar una potencia de 215 CV que permitía una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,4 segundos.
Renault Mégane RS
El concepto de Renault en lo que a vehículo deportivo se refiere es ligeramente diferente al de Ford. Mientras que a la marca americana se le nota su procedencia y trata de primar la potencia sobre el resto, la francesa apuesta por el rendimiento global del coche. No hay un deportivo de los asequibles que se comporte como el Mégane RS, especialmente en un circuito. Su capacidad para pasar deprisa las curvas es la envidia de todos sus rivales.
Pero todo esto no es impedimento para que estemos hablando de un motor de primera, capaz de dejarnos pegados al asiento con cada acelerón. Bajo el capó asoma un dos litros turbo, que en esta generación alcanza los 265 CV.
Renault Mégane RS, segunda generación
La segunda generación del Renault Mégane fue la primera que apostó realmente por un deportivo de pura cepa. Contaba con un motor de 225 CV de potencia, capaz de firmar una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos.
Posteriormente salieron a la venta más versiones, alguna tan radical como el R26R, que incluso llegó a prescindir de los asientos traseros, montando en su lugar unas barras de torsión al más puro estilo de un coche de rallys.
