Cómo conducir a bajas revoluciones para ahorrar combustible sin cargarme el motor
Vivimos en una época donde el ahorro de carburante es de lo más importante a la hora de ponerse al volante. Tanto para las marcas, que lo usan como uno de sus principales reclamos de compra, como para los conductores, que siempre agradecen que el bolsillo se descargue lo menos posible en cada paso por la gasolinera. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros para ahorrar gasolina o diesel? Muchos pensaréis que conducir a bajas revoluciones. Sí, es así, pero con ciertos matices, porque si lo haces de forma incorrecta, acabarás provocando una avería en tu motor.
Lo primero que hay que tener en cuenta para conducir a bajas revoluciones es la situación en la que nos encontramos, entrando en juego la carga que tenga que soportar el motor. Si vamos cuesta abajo o llaneando, conducir a bajas revoluciones nos ayudará a gastar menos. Sin embargo,si lo hacemos cuesta arriba o notamos la característica vibración de que el motor ‘no puede’ con nosotros, hay que engranar una marcha más corta. Así lograremos que el propulsor se sirva del par adecuado para ofrecer un rendimiento acorde con lo que se le exige. Estar siempre en esa franja de revoluciones es lo óptimo, tirando por lo bajo si lo que queremos es ahorrar.
Otro de los grandes males que provoca el conducir siempre en marchas más largas de lo debido es el aumento de las vibraciones y, con ellas, de las posibles averías. Seguro que alguna vez has notado que, circulando en una marcha larga, pisas el acelerador y se produce un ruido bastante característico, además de sentir una vibración en el volante. Es esto precisamente lo que tenemos que evitar. Si nos pasa de vez en cuando no hay problema, pero hacer de ello una costumbre puede tener consecuencias catastróficas.
Por último, conducir a menos revoluciones de las que debemos también puede suponer la avería de los sistemas anticontaminación, algo especialmente sensible hoy en día debido a la nueva normativa de la ITV que recientemente ha entrado en vigor.
En definitiva, podemos concluir que conducir a bajas revoluciones sí, nos hace ahorrar carburante, pero hay que hacerlo de una forma consciente y adecuada. Como en todo, el exceso no es bienvenido, y en este caso puede derivar en una serie de problemas mecánicos que, desde luego, serán mucho más costosos que el posible ahorro que logremos.