Corazón

El blog de Paloma García-Pelayo

La ‘tercera vida’ de Teresa Campos

Me piden un blog sobre la expulsión de Edmundo Arrocet la mañana en la que conocemos que a Teresa Campos le han otorgado la Medalla de Oro del Mérito en el Trabajo. La verdad, no sé por dónde empezar con la que hay montada, o sí; realmente lo tengo claro. Tengo que hablar de la periodista, antes de nada. Me lo pide el cuerpo. Edmundo ha revolucionado su vida, pero nada tiene que ver con sus éxitos profesionales y con la concesión de esta distinción por parte del Gobierno. Cuando llevamos casi un mes pendientes de la salud de Teresa, tras la isquemia cerebral que, felizmente superada, la alertó que algo no iba bien y que debía cambiar sí o sí su forma de vivir la vida y la de los que tiene a su lado, una llamada telefónica le dio un chute inesperado que equilibraba y aceleraba en segundos su recuperación.

Teresa Campos junto a sus hijas Terelu Campos y Carmen Borrego tras recibir el alta en la Fundación Jiménez Díaz / Gtres

Me guardo algunas cosas que me dijo cuándo hablábamos este lunes, pero sé que las palabras de la ministra Báñez fueron como un bálsamo instantáneo, la mejor ampolla flash que no vende ninguna farmacia y que iluminó su cara mientras aguardaba el comienzo de Supervivientes para seguir la posible expulsión de su pareja. Iba a ser la noche de Edmundo, pero pasó a ser su noche. ¡Qué noche la de aquel día!

Tras un annus horribilis de críticas, desencuentros con sus hijas, fin de su programa ¡Qué Tiempo Tan Feliz! y el docureality ‘Las Campos’ que dinamitó su vida y su imagen, llegaba al otro lado del teléfono, 24 días después de sufrir un ictus y ya recuperándose en casa, un chute de reconocimiento profesional: la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Dos décadas de juventud en la radio en Málaga, el traslado a Madrid con sus hijas tras la muerte de su marido, las mañanas de televisión junto a Hermida; Gabilondo, su mirada crítica y su día a día; muchos años de trabajo a la espalda, un laberinto en la memoria de la televisión que acabó con los últimos ocho años de ese tiempo tan feliz que echó el cierre el pasado primero de abril. Ha cosechado éxitos y algunos fracasos también; seguidores y detractores, pero nadie puede negar que se lo ha currado y que su generosidad es infinita.

Teresa Campos junto a Paco Valladares en una imagen de archivo / Gtres

Hoy Campos vive su tercera vida, esa que no alcanzaba a imaginar cuando escribió “Mis dos Vidas”, libro en el que explicaba a modo autobiográfico sus inicios en radio Juventud de Málaga junto a su marido, José María Borrego, padre de sus hijas, Terelu y Carmen. Después, cumplidos los 40, comienza una segunda etapa en Madrid, el año del golpe de Estado del 81 e irrumpe en la televisión para quedarse más de dos décadas. Para entonces se había licenciado en Filosofía y Letras y ella misma confesó que comenzó a vivir entonces, en todos los sentidos.

«La salud me ha retirado provisionalmente» decía este lunes una Teresa exultante que añora el plató y los focos, ya con la visión recuperada tras el ictus. Entiende que tanto esfuerzo «ha merecido la pena» al sentirse reconocida con este galardón  y que no la merece disgustarse por la audiencia, porque alguien hable mal de ti, no te bailen el agua o cuestionen a tu pareja. ¿No se trata de preocupaciones y emociones cero, según los médicos?  Pues eso, a ocuparse de lo importante y no preocuparse de lo insignificante. La tercera vida llega para disfrutarla a tope, con medalla de oro, a punto de cumplir 76 años, dos hijas con sus vidas propias y un hombre al que quiere: Edmundo Arrocet. Él se fue a la isla pese a todo, pese a ella. Pero en su carácter, en su astucia y hasta en esa soberbia innata de Campos estaba encajarlo y apoyarlo, y así lo ha hecho. Del no quiero que vayas, a pedir públicamente que lo salvaran. No funcionó y ahora le toca volver pronto. Le quedan unos días más de concurso tras su expulsión de este jueves hasta saber si la semana próxima lo ‘marchan’ definitivamente. Entonces llegará el encuentro. No sé por qué me da que Arrocet ha oído campanas y sabe que algo le ha pasado a ‘Mori’, como él llama a la Campos. En la isla están incomunicados hasta que se demuestra lo contrario. ‘Que el público decida. La pasé muy bien aquí’ fue todo el alegato del chileno para pedir el apoyo del público, como si realmente quisiera volver, como si supiera lo que ha pasado en Madrid y no le han contado.

Teresa Campos y Edmundo Arrocet durante la Semana Santa de Málaga / Gtres

La aventura toca a su fin y llega la vida real. Quizá falten unos días, pero llegará. Su hijo Maximiliano ya les dijo a Terelu y Carmen Borrego que su padre se enfadaría y que se fueran preparando. Muero por saber cómo va a volver Edmundo y cómo va a encajar todo lo que ha ocurrido. Tiene mucho que demostrar y no hablo de platós; bajo los focos, Edmundo no se arruga, no parece impostado; dice lo que piensa y punto. Es inteligente audiovisualmente hablando. Pero hay vida fuera de las cámaras y esa es la de verdad. Teresa, ¡Enhorabuena por esa medalla y, sobre todo, felicidades por tu tercera vida!

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