“Uso una 34 y estoy demasiado gorda para Louis Vuitton”
La extrema delgadez de las modelos es un fantasma habitual que siempre ha acompañado a la industria, a las grandes firmas en sus desfiles y campañas publicitarias. Todos creen tener la razón en su exposición de argumentos, pero lo cierto es que nunca se ha llegado a un consenso o a una opinión válida al cien por cien. Sin embargo, las polémicas en este sentido no paran de sucederse y están a la orden del día. La última tiene como protagonista a Louis Vuitton y a la danesa Ulrikke Hoyer.
La joven denuncia, recientemente, en su cuenta personal de Instagram que la firma la despidiese tan solo 24 horas antes de una prueba de vestuario en Japón, bajo el título “demasiado gorda para Louis Vuitton”. “Acabo de volver de Tokio, donde Louis Vuitton organizó un maravilloso espectáculo. Yo, sin embargo, no llegué a asistir porque me lo prohibieron por estar ‘demasiado gorda’ (uso una talla 34-36)”. El caso se ha hecho viral, más aún tras la explicación en profundidad que la modelo dio de la historia: “La directora de casting me dijo que tenía un estómago y una cara ‘muy hinchados’. Me instó a morirme de hambre y alimentarme a base de agua».
La respuesta de la casa francesa no se ha hecho esperar y lo ha hecho de boca de Ashley Brokaw, la directora de casting de la prueba de vestuario, que considera que el incidente se produjo por una serie de «malentendidos». «Nos dijeron que sus caderas medían 92 centímetros», responde a Business of Fashion, para seguir justificándose de la siguiente manera: “Dos semanas después, ya en Tokio, la prenda no se ajustaba debidamente. Una vez allí poco podíamos hacer. No podíamos rehacerlo, así que intentamos que se lo probara y algunas otras cosas, pero nada. Fue una situación devastadora para todos”. En lo que insistió fue en que en ningún momento se le instó a no comer en un día, solo a beber únicamente agua “para evitar, café, alcohol y refrescos”.
La noticia ha corrido como la pólvora hasta el punto de que Brokaw y sus hijos han recibido amenazas de muerte y su versión se desmarca de la denuncia de Hoyer, que no ha tenido miedo a denunciar una situación que, como ella, pueden llegar a vivir otras modelos del mundo y lo tiene más que claro: “Puede que este sea mi último trabajo. Pero estoy harta de trabajar con personas que me tratan de este modo”.