Moda

HABLAN LOS EXPERTOS

Michelle Obama sin sujetador: la versión de la ex primera dama que nunca verás en su libro

Lejos de la Casa Blanca, la que fue un icono de estilo ha elegido la comodidad de ir sin ropa interior

Llevaba el pelo alisado para evitar polémicas, y ahora, libre de presiones, apuesta por sus rizos naturales

También ha llamado la atención la pérdida de peso

  • Rosa Torres
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Michelle Obama no necesita presentación, pero su historia sigue mereciendo ser contada. La mujer que llegó a la Casa Blanca en 2009 como la primera primera dama negra de Estados Unidos no sólo desafió los códigos de la política y la representación pública, sino que los transformó con naturalidad y determinación. Con más de 1,80 metros de estatura y una presencia imponente, todo en ella era observado, analizado y comentado: su físico atlético, su estilo y, sobre todo, su cabello. Su melena rizada, tan distinta a la de las mujeres que la precedieron, vivió años bajo escrutinio. Ella misma admitió que se la alisaba para evitar polémicas, porque, como dijo, «no sentíamos que tuviéramos libertad para mostrarnos como realmente éramos».

En su nuevo libro de fotografías, The Look, repasa cómo la moda, el peinado y la autoimagen se convirtieron para ella en herramientas de expresión y también de resistencia. Y revela algo que ahora resulta evidente: al dejar atrás la Casa Blanca, se permitió recuperar lo que había guardado durante años. Volvió a las trenzas, a sus rizos, a la textura natural que había evitado por miedo al juicio público. Una liberación estética que simboliza una liberación personal.

Pero ella es mucho más que una imagen: es una trayectoria, una voz y una influencia que van mucho más allá de una prenda o un peinado. Michelle Robinson Obama (su nombre de soltera) comenzó su carrera como abogada en el bufete Sidley & Austin de Chicago, donde conoció a Barack Obama, el hombre con quien acabaría cambiando la historia política del país. Después trabajó en el Ayuntamiento de Chicago, en la Universidad de Chicago y en su centro médico, y también fundó la sede local de Public Allies, una organización que prepara a jóvenes para trabajar en el sector público.

Hoy, los Obama viven en Washington D. C. con sus dos hijas, Malia y Sasha, y Michelle, más libre y auténtica que nunca, escribe un nuevo capítulo en el que su estilo, su voz y su trayectoria siguen inspirando a millones.

Esa evolución se nota, sobre todo, en su forma de presentarse al mundo. Pasó de los vestidos perfectamente medidos a un enfoque mucho más relajado y natural. La mujer que antes cuidaba cada detalle se muestra hoy sin filtros, más dueña de sí misma en cada aparición. Liberada del traje de la representación oficial, su presencia pública se ha vuelto más desenfadada, más real, más espontánea… ¿e incluso un poco descuidada? Ahí es donde empieza el debate. También ha llamado la atención su pérdida de peso. El diario Radar apunta que la ex primera dama habría consumido Ozempic.

Michelle Obama en el US Open 2023, Nueva York. (Gtres)

Dos Michelle Obama, dos estilos

Es un hecho que, en los últimos meses, la esposa del 44.º presidente de Estados Unidos ha llamado la atención no por sus discursos, sino por algo mucho más simple: ha dejado de llevar sujetador en muchas de sus apariciones. Sí, la misma mujer que antes vestía diseños de Oscar de la Renta, que combinaba colores fuertes con cortes muy pensados y que convirtió a Jason Wu en un nombre imprescindible en la moda, ahora camina por la calle con escotes naturales, y con tops que no ocultan ni sujetan. Y lo hace con total confianza. Con esa tranquilidad que sólo tienen las mujeres que ya no sienten que deben dar explicaciones a nadie.

Michelle Obama de vacaciones en Miami. (Gtres)

Pero, ¿estamos ante un gesto de libertad feminista o simplemente ante un fallo de estilo de alguien que ha dejado atrás lo que antes cuidaba tanto?

Carmen Corral y Laura de Vicente García, dos de las consultoras de imagen más reconocidas en España, lo explican de forma muy clara. Durante su etapa como Primera Dama, Michelle Obama fue un ejemplo perfecto de cómo usar la moda como una herramienta de influencia. «Supo aprovechar su visibilidad para apoyar el diseño estadounidense. Diseñadores como Brandon Maxwell o Thakoon crecieron gracias a sus elecciones», resumen.

Cada conjunto tenía un objetivo. Nada se dejaba al azar: ni los estampados, ni los escotes, ni el peinado. Meredith Koop, su estilista de confianza, contó al New York Times que «cada outfit era un mensaje». Elegancia para los actos oficiales, naturalidad y cercanía para los momentos más familiares. Cada look comunicaba algo.

Pero eso fue antes.

Michelle Obama y el cantante Bono en Eze. (Gtres)

Ahora, la ex primera dama afroamericana muestra una forma diferente y más atrevida de presentarse al mundo. Por ejemplo, las botas doradas con brillo de Balenciaga que llevó junto a Sarah Jessica Parker no fueron un simple capricho, sino una declaración clara: quería mostrar poder, seguridad y que ya no está sujeta a las normas estrictas.

Aun así, algunos de sus looks también generan dudas desde el punto de vista estético. Como explican nuestras expertas, «ha elegido escotes muy marcados y sin sujeción, una decisión arriesgada que no favorece cuando se tiene un busto generoso, porque puede romper la armonía del conjunto». En versión más directa: no le sienta del todo bien. También señalan que, en algunos momentos, su imagen ha pasado de parecer natural a dar una sensación de descuido. En resumen, la libertad es maravillosa, pero no siempre se traduce en elegancia.

¿Se puede ser libre y cuidada a la vez?

La pregunta no es baladí. ¿Hasta qué punto la comodidad y la autenticidad pueden (o deben) convivir con el refinamiento estético? ¿Es realmente revolucionario no llevar sujetador o simplemente es una señal de que hemos bajado la guardia?

Michelle Obama en Mallorca el viernes 1 de septiembre de 2017. (Gtres)

Corral y de Vicente no andan con rodeos: «Hay pequeños gestos que pueden marcar la diferencia sin restar libertad. El uso de copas adhesivas, un recogido más trabajado, una textura de maquillaje que acompañe la luminosidad natural del rostro… no se trata de renunciar a lo espontáneo, sino de elevarlo». Porque sí, incluso el look más relajado comunica.

El presidente Barack Obama señalando a su esposa Michelle durante la cena de Estado para Singapur. (Gtres)

Por qué Michelle Obama ahora lleva trenzas

El peinado de Obama también refleja esta nueva etapa de su vida. Durante sus años en la Casa Blanca, decidió alisarlo para evitar que se convirtiera en tema de debate. Sabía que su pelo rizado llamaría la atención y prefería no abrir otra conversación más sobre su imagen. Ahora, sin la presión de representar un cargo oficial, ha encontrado alegría en llevar trenzas y en recuperar estilos naturales que antes evitaba.

Precisamente en su nuevo libro, explica que muchas mujeres negras sienten que deben elegir entre cumplir con la idea tradicional de «corrección» o mostrarse tal como son. Para algunas, eso significa alisarse el cabello antes de un día importante o quitarse las trenzas para una entrevista de trabajo. Ella misma cuenta que, como abogada y luego como primera dama, no sentía libertad para llevar el pelo natural porque casi ninguna mujer negra en esos puestos lo hacía. Su decisión de mantenerlo pulido también fue un mensaje: mostraba cómo se esperaba que se viera una mujer negra «correcta» en ese entorno.

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