La ‘pasión olímpica’ de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin

El deporte y la realeza están muy unidos, no solamente en términos de actos oficiales, sino también en la esfera más privada. Son muchos los royals que han participado -y destacado- en competiciones deportivas, como es el caso de los Juegos Olímpicos, pero que también han encontrado el amor en alguna cita relacionada con el deporte. Por ejemplo, los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia se conocieron en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, los actuales reyes de Dinamarca en Sídney en el año 2000 y, la historia de amor de Alberto y Charlene de Mónaco tiene mucho que ver con las competiciones de natación. En la esfera nacional, más allá de los logros deportivos de los miembros de la Familia Real, es imposible no recordar el romance de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, que comenzó precisamente en otros juegos.

A pesar de que ahora la pareja ya ha firmado el divorcio y ha puesto punto final a una historia que nadie pensaba que terminaría como lo ha hecho, hace casi tres décadas que comenzó a escribirse su historia, precisamente en una cita deportiva. La infanta Cristina conoció al entonces jugador de balonmano, uno de los más destacados de su tiempo, a raíz de los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996.

Según las crónicas, la hermana del Rey Felipe VI y Urdangarin coincidieron por primera vez en una fiesta que había organizado el Comité Olímpico Español para celebrar la medalla de oro que había ganado el equipo de waterpolo, pocas semanas después de que terminaran los J.J.O.O. A doña Cristina y a Iñaki los presentó Jesús Rollán, por expresa petición de la infanta, que se interesó ‘por ese rubio’ y le pidió su teléfono. La hermana del Rey Felipe VI siempre fue muy directa. A pesar de que este fue su primer encuentro como tal, antes sí que ambos habían acudido por separado a los Juegos Olímpicos de Barcelona, donde la infanta ejerció como representante de Juan Carlos I.

De la amistad al altar

La relación entre ambos comenzó como una amistad, pero la persistencia de la infanta Cristina fue determinante para que el romance evolucionara, aunque no sería hasta tiempo después cuando se oficializó. Es más, cuando conoció a Cristina, el deportista salía con Carmen Camí con la que, según algunas fuentes, tenía intención de casarse.

De hecho, la pareja llevaba su romance con mucha discreción, para evitar acaparar la atención o despertar sospechas. Contaban con el apoyo de un grupo de amigos que incluían a la princesa Alexia de Grecia, con la que la infanta Cristina compartía piso en Sarrià. Un lugar que fue el escenario de muchos encuentros. No obstante, en alguna ocasión puntual se dejaron ver en público, como en un concierto del artista Michael Jackson en Zaragoza. No fue hasta que algunos agentes empezaron a custodiar la casa en la que vivía el deportista con su hermana Ana, cuando los periodistas empezaron a especular sobre hasta qué punto iba en serio la relación

De hecho, a pesar de los rumores, a principios de abril de 1997, durante un viaje oficial a México, Juan Carlos I declaró que Iñaki y Cristina eran amigos y que salían juntos con otros amigos, al tiempo que dijo que el tiempo sería quien dijera en qué iba a quedar todo. Apenas unos días después, a finales de ese mismo mes, la Casa de S.M. el Rey anunciaba el compromiso. La boda llegó de cara al otoño.

Un divorcio inesperado

Hasta hace apenas dos años, Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina habían proyectado la imagen de matrimonio sólido y unido frente a cualquier circunstancia, incluso a pesar de las complicadas circunstancias que tuvieron que afrontar a raíz del Caso Nóos, que supuso un punto y aparte en las relaciones con la Familia Real. Sin embargo, la publicación de las fotografías del ex deportista paseando de la mano junto a Ainhoa Armentia dieron la vuelta al mundo y generaron una gran conmoción. El final de una historia de amor que parecía ser eterna y que ha llevado a un inesperado divorcio.

Mientras que Iñaki ha rehecho su vida junto a Ainhoa Armentia, doña Cristina está volcada en su faceta profesional y centrada en sus hijos, a pesar de que ya todos son mayores de edad y siguen sus propios caminos.