El día que Letizia paró los pies a Telma
La relación de la reina Letizia con su hermana Telma ha ido marcando altibajos a lo largo de los años. Este domingo, la menor de las Ortiz Rocasolano, tras la muerte de Érika la pequeña de las tres, cumple 47 años. Su actual relación es buena, pero hubo etapas que no tanto.
Su aparición el pasado octubre en la última edición de los Premios Princesa de Asturias sorprendió a todos: Telma, la segunda de los Ortiz Rocasolano, aquella joven que intentó prohibir a los medios que hablaran de ella o la fotografiaran, llegaba al Teatro Campoamor de Oviedo sonriendo a las cámaras, junto a su nuevo amor. Ocurrió en abril de 2008, cuatro años después de que don Felipe y su hermana contrajeran matrimonio y por tanto se convirtiera en Princesa de Asturias. Telma Ortiz, entonces unida sentimentalmente a Enrique Martin-Llop, padre de su hija, presentó una demanda contra 57 medios de comunicación por lo que ella entendía como una “insoportable y permanente acoso de la prensa”. Telma pretendía que se prohibiera “captar, publicar, distribuir, difundir, emitir o reproducir” fotografías suyas y de su pareja.
Entonces, una fuente bien informada me aseguró que contó con el beneplácito de su hermana Letizia. La experiodista Ortiz fue la primera en manejar a los medios desde que inició su relación secreta con el entonces príncipe Felipe. Tuvo éxito en su empeño. Durante casi un año, consiguió esquivar los objetivos y las cámaras en sus salidas con el Heredero. Doña Letizia entendía la intención de su hermana, según me contaron en su momento, y le animó a tirar para adelante con aquella macro demanda sin sentido, en mi opinión. Su proyección pública era indiscutible y así lo dictaminó el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Toledo, en un auto de ocho folios en el que le explicaba la inviabilidad jurídica de su pretensión y rechazaba de plano las medidas cautelares solicitadas. Telma perdió y tuvo que pagar las costas que superaban los 40.000 euros. Aquel error contó con el apoyo inicial de la entonces Princesa de Asturias. Pero no siempre estuvo doña Letizia de acuerdo con las decisiones de la guapa Telma. El veto a los medios llegó tras su coqueteo inicial.
Recuerdo que su aparición en la boda real, vestida por Varela con pamela y modelo en tono salmón, enamoró a la prensa. Algo así como Pippa en la boda de su hermana Kate y el príncipe William de Inglaterra. Su atractivo le dio mucho protagonismo tras convertirse en cuñada del príncipe Felipe. En una ocasión, algo más de un año después de la boda real, Telma tuvo sus más y sus menos con su hermana mayor. Había vuelto de uno de sus viajes de cooperación internacional y andaba justa de dinero. La prensa se interesaba por sus actividades. Su nombre y buena imagen era un reclamo indiscutible para los medios. Llegó un día en el que se encontró con una jugosa oferta económica por parte de un conocido semanario. Proponían cuidarla, dar el mejor testimonio y cuidar cada detalle del reportaje. Pagaban muy, muy bien. Telma vio la ocasión de ingresar una cantidad que no ingresaría ni de lejos en todo un año de trabajo como cooperante. La antítesis de la vida elegida por ella, pero resultaba tentador. En la familia, todos sabían que Letizia tenía una enorme responsabilidad en su nueva etapa junto a don Felipe. Estaban avisados. Había que ser prudente. Los medios, lejos. Todo bajo control. La idea de protagonizar una exclusiva hizo que Telma recibiera un “ni se te ocurra” de inmediato. No, una entrevista no era una opción. Cuando su hermana se enfadaba no lo hacía en bajito. Así que era de esperar que rechazara la idea. Más de uno en la familia, incluida su hermana mayor, según me confió alguien que conocía los detalles al milímetro, le paró los pies.
Telma nunca posó para ninguna revista. Tras las cautelares rechazadas judicialmente en 2008, desapareció casi por completo de la vida pública. Supimos de ella varios años después, cuando en mayo de 2012 se casó con el abogado Jaime del Burgo, un íntimo amigo de su hermana Letizia, en una inesperada y peculiar ceremonia celebrada en secreto en el Monasterio de Leyre, sin invitados. En julio de ese mismo año celebraron de nuevo su unión y cerraron el lujoso hotel de La Posta Vecchia, en la localidad de Ladispoli, a unos 40 kilómetros de Roma. Esta vez sí pudimos ver a la familia acompañando a los recién casados. Don Felipe y doña Letizia asistieron al fin de semana de reboda. Quien conoce detalles de la vida familiar de Letizia antes de convertirse en la esposa de don Felipe, me resalta el papel de líder que ejercía con sus dos hermanas. Cuando se hicieron mayores, cada una escogió su camino, muy diferentes los tres: el periodismo, la cooperación internacional y la carrera de Bellas Artes, Letizia, Telma y la desaparecida Érika respectivamente. La muerte de esta última fue un duro golpe para la familia. Pasaban a ser solo dos, pero sus vidas seguirían rumbos muy diferentes, como siempre. “Telma se quitaba de en medio. Los viajes le apartaban de la realidad y las estrecheces que durante años vivieron en su casa. La que peor lo pasó fue Érika”, según palabras de mi buena fuente.
Se instaló en Barcelona tras separarse del padre de su hija y consiguió un trabajo a medida en el Ayuntamiento de Barcelona en 2009. Dejó la ciudad condal al unirse a Del Burgo. Se separaron en 2016, tras cuatro años de peculiar matrimonio y a distancia, por motivos profesionales de él. Fue todo raro. A los dos años de casarse, decidieron divorciarse, pero el día en el que debían ratificar la decisión en el juzgado, fue el padre del abogado, Juan Ignacio del Burgo, quien explicó al juez que daban marcha atrás a su divorcio. Era todo tan extraño. Dos años después llegaba el divorcio definitivo y de mutuo acuerdo. Telma retomaba su vida lejos del abogado y comenzaba a trabajar en la escuela de negocios ESERP, como Directora de Relaciones Internacionales en Barcelona.
Fue en octubre pasado cuando la vimos de nuevo bajo los focos, en la entrega de los premios Princesa de Asturias. De nuevo, personaje público voluntariamente y de nuevo en compañía de otro hombre. Su última pareja conocida es el abogado irlandés Robert Gavin Bonnar, CEO de una consultora legal especializada en transacciones internacionales, y exmarido de Sharon Corr, violinista del conocido grupo The Corrs, con quien tiene 2 hijos. Instalada en Madrid -que sepamos -la vimos por ultima vez en la fiesta que Orson Salazar, el marido de la actriz sevillana Paz Vega, ofreció en enero pasado, con motivo de la celebración de los Premios Goya de cine. Desde entonces, sin noticias de Telma.