Isabel de Inglaterra: cuando el deber está por encima de todo
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Fin de una era. La Reina Isabel ha fallecido este jueves 8 de septiembre en uno de sus lugares favoritos del mundo. Cuando ya se ultimaban los preparativos para su regreso a Windsor y ahora que los duques de Cambridge se han trasladado al recinto del Castillo -la residencia más reciente de la soberana-, la monarca, con más de setenta años de reinado a sus espaldas, ha expirado. Lo ha hecho rodeada de sus seres queridos, ya que, tras el anuncio del empeoramiento de su estado de salud por parte del Palacio de Buckingham, muchos han viajado de manera urgente hasta Balmoral para acompañarla en estos últimos momentos.
La Reina Isabel en un acto oficial en Palacio. / Gtres
Una noticia que ha conmocionado al mundo y que deja tras de sí un ejemplo de compromiso y dedicación. Más de siete décadas son las que Isabel II ha estado en el trono, desde que tomara el relevo de su padre el Rey Jorge VI, fallecido de manera prematura a consecuencia de un cáncer en febrero de 1952. Una jovencísima reina que, desde que fuera coronada -y antes también-, ha tenido como máxima el deber por encima de todo, sean las circunstancias que sean.
Una situación que le ha hecho pasar por momentos complicados y por la que incluso se ha tenido que enfrentar a sus seres queridos en más de una ocasión. Prueba de ello han sido, a lo largo de los años, las discusiones con el príncipe Felipe por cuestiones relacionadas con el apellido de sus hijos y que recuerdan, por ejemplo, a la realidad de otro de los consortes más populares de las últimas décadas, el príncipe Henrik, marido de la Reina Margarita de Dinamarca.
La Reina Isabel en el balcón del Palacio de Buckingham. / Gtres
Para la monarca, la Corona siempre ha estado por encima de todo. La última prueba de ello es que, hace unos días, incluso recibió a la nueva Primera Ministra, Liz Truss, en su residencia escocesa y cumplió con los protocolos establecidos, pese a que su estado de salud era ya más que delicado.
Ni siquiera tras la muerte de Felipe de Edimburgo, fallecido hace más de un año, la Reina dejó de estar pendiente de sus compromisos. Solo se tomó unos días de rigurosos luto para después retomar su agenda de manera virtual. Más allá de esto, ante los escándalos del príncipe Andrés y los duques de Sussex, la Reina Isabel mostró firmeza y no dudó en poner a la institución por delante.
La Reina Isabel saludando desde el balcón del Palacio de Buckingham. / Gtres
A pesar de que para ella tanto el príncipe Harry como el príncipe Andrés eran especialmente cercanos -cuentan que sus favoritos-, Isabel II fue siempre consciente de que no podía mostrar preferencias o privilegios, al menos, no en público. Un gesto claro que revela el carácter de una reina que ha dejado una imborrable huella en la historia y que tuvo que elegir muchas veces entre lo personal y lo institucional.