La infanta Cristina: una reaparición oficiosa y un dardo envenenado
La hermana del rey Felipe brilla más que nunca en Europa un año después del ingreso en prisión de su marido.
Lleva cinco años sin ser miembro oficial de la Familia Real, pero en los últimos tiempos, la infanta Cristina parece haber dado un giro de 180 grados a su vida. Si bien la entrada en prisión de Iñaki Urdangarin supuso un punto de inflexión en la vida de la hermana de Felipe VI, no fue hasta varios meses después cuando, por fin, fuimos testigos de su triunfal regreso a Zarzuela. Un regreso por la puerta grande que coincidió con el 80 cumpleaños de la reina doña Sofía. Por primera vez en mucho tiempo, doña Cristina posaba junto a sus hijos, sus padres, su hermana doña Elena y los Reyes en el palacio de su infancia, en una instantánea que marcaba claramente el inicio de una nueva etapa para la Infanta.
Atrás quedaban sus cuentas pendientes con la Justicia y a pesar de que su marido, Iñaki Urdangarin, aún se encuentra saldando su deuda con la sociedad, para Cristina ya se ha iniciado un nuevo camino. Ahora, más que nunca, se vislumbra este futuro, que tiene mucho que ver con su pasado como miembro de la Familia Real.
Hace apenas unos días, la hija del rey Juan Carlos posaba sonriente en Mónaco junto al príncipe Alberto en la inauguración de una retrospectiva en el Fórum Grimaldi dedicada a Salvador Dalí. La imagen de la Infanta, relajada, ramo de flores en mano y departiendo junto al mandatario monegasco recordaba irremediablemente a los tiempos en los que doña Cristina ejercía funciones de representación para la Corona.
Es cierto que la señora de Urdangarin no solo ya no es miembro de la Familia Real -sino de la Familia del Rey- y además, desde junio de 2015 tampoco es duquesa de Palma. Sin embargo, como hija de rey, doña Cristina no ha perdido su dignidad de infanta y tampoco ha renunciado ni se le han quitado cargos que ya tenía antes del caso Nóos. De hecho, uno de estos cargos corresponde a la Fundación Gala-Salvador Dalí, que es precisamente la responsable de la organización de la muestra en el Principado.
Fuentes oficiales han confirmado a LOOK que desde un primer momento estaba prevista la presencia de doña Cristina en Mónaco como miembro vitalicio del Patronato de dicha fundación, cargo al que nunca ha renunciado a pesar de que hace algunos años la CUP de Figueras insitió en que lo hiciera. Eso sí, al acto asistió como ‘doña Cristina de Borbón’ y no como infanta, ya que en el pasado las actividades de la Fundación Gala-Salvador-Dalí solían aparecer en el marco de la agenda de la Casa Real, al igual que otras instituciones de las que formaba parte la hija de don Juan Carlos y doña Sofía.
No obstante, resulta cuanto menos curioso que doña Cristina haya elegido este acto para su vuelta a la ‘actividad oficial’. Y es que no es ningún secreto que las relaciones entre el príncipe Alberto y el rey Felipe nunca han sido especialmente fluidas. De hecho, hace apenas semanas, el Príncipe estuvo en Madrid y don Felipe, aunque le recibió en audiencia, no asistió a la cena que ofreció Alberto con motivo de los premios de su Fundación. Parece que entre el monegasco y la hermana de Felipe VI existe mejor sintonía.
Una vuelta a escena estudiada
Aunque durante los años en los que se ha desarrollado la instrucción del Caso Nóos, la Infanta ha mantenido un perfil relativamente bajo en lo que concierne a actos públicos y se ha limitado a actividades relacionadas con la Fundación La Caixa y la del Aga Khan, ahora ya no existe motivo alguno para que siga manteniendo esta actitud.
Es más que improbable que Cristina vuelva a ejercer funciones de representación de la Corona en la misma medida en la que lo hace doña Elena en algunas ocasiones, pero ello no es óbice para que continúe actuando como tal para las organizaciones e instituciones que confiaron en ella en el pasado y que, tal como ha ocurrido en esta ocasión, le han vuelto a dar un lugar preeminente. Una posición que recuerda a la época previa a Nóos y que resulta imposible comparar con el difícil momento que está viviendo su marido, Iñaki Urdangarin, quien acaba de cumplir su primer año en prisión.
Además de la Fundación Gala-Salvador Dalí, doña Cristina es presidenta de honor de la Comisión Nacional Española de Cooperación de la UNESCO y presidenta del patronato del Instituto de Salud Global de Barcelona. Dos organismos gracias a los cuales podría intensificar su actividad pública.