El príncipe Andrés renuncia a sus títulos nobiliarios tras las presiones del rey Carlos III
El príncipe Andrés ha renunciado al uso de sus títulos, incluido el de duque de York
La decisión llega tras nuevos escándalos vinculados a su relación con Jeffrey Epstein
Aunque sigue siendo príncipe por nacimiento, pierde el tratamiento de Alteza Real
A través de un comunicado oficial emitido por el Palacio de Buckingham, se ha confirmado que el príncipe Andrés ha decidido renunciar al uso de todos sus títulos, incluidos el de duque de York y los honores asociados a su posición dentro de la monarquía británica. Esta decisión, motivada por las presiones del rey Carlos III, responde a la necesidad de proteger la imagen de la Corona en medio de los escándalos que han vuelto a poner en el centro de la atención pública al hijo de la fallecida Reina Isabel II. Con ello, el príncipe Andrés busca cerrar un capítulo marcado por la controversia, la crítica mediática y el distanciamiento progresivo de la vida pública que comenzó hace varios años.
En el comunicado difundido por Buckingham, el propio Andrés expresó que, tras conversar con el rey y con su familia más cercana y lejana, llegaron a la conclusión de que las constantes acusaciones que pesan sobre él distraen la atención del trabajo institucional de Su Majestad y de los demás miembros de la Familia Real. En palabras del príncipe: «He decidido, como siempre he hecho, anteponer mi deber con mi familia y mi país. Me mantengo firme en mi decisión de hace cinco años de dar un paso atrás en la vida pública. Con el acuerdo de Su Majestad, creemos que debo ir más allá. No utilizaré mi título ni los honores que se me han concedido. Como he dicho previamente, niego categóricamente las acusaciones contra mí».
Con esta declaración, Andrés reafirma su intención de mantenerse al margen de los compromisos oficiales, en un intento por aliviar la presión sobre la institución monárquica. Sin embargo, la renuncia a sus títulos supone un cambio profundo en su estatus dentro de la estructura nobiliaria del Reino Unido. Aunque conservará su condición de príncipe por derecho de nacimiento, dejará de ser tratado como Su Alteza Real y perderá su puesto como caballero de la Orden de la Jarretera, la más antigua y prestigiosa del país, de la que formaba parte desde 2006.
Esta decisión también afecta indirectamente a su entorno familiar. Su exesposa, Sarah Ferguson, ya no hará uso del título de duquesa de York, aunque en la práctica había dejado de hacerlo desde hace años. No obstante, sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, continuarán con sus funciones públicas y privadas con total normalidad, al no verse involucradas en los recientes escándalos ni verse afectadas por esta resolución.
El punto de quiebre para el príncipe Andrés se produjo hace varias semanas, cuando se revelaron nuevos correos electrónicos que evidenciaban su prolongado contacto con Jeffrey Epstein, el financiero estadounidense acusado de tráfico sexual de menores y hallado muerto en prisión en 2019. Estos correos contradicen las declaraciones previas del príncipe, quien había asegurado haber roto toda relación con Epstein tras conocerse sus delitos. A esta revelación se sumó la publicación de fragmentos de las memorias póstumas de Virginia Giufree, una de las principales víctimas de Epstein y la mujer que acusó directamente al príncipe de abuso sexual. Giufree, quien falleció el pasado abril a los 41 años, escribió en sus memorias una frase que generó un fuerte impacto mediático: «Él creía que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento».
En 2021, Giufree presentó una demanda contra Andrés en Estados Unidos, proceso que finalmente no llegó a juicio gracias a un acuerdo extrajudicial millonario. Aunque las cifras nunca se hicieron públicas, diversas fuentes señalaron que la propia Reina Isabel II contribuyó con fondos privados para evitar que el escándalo empañara las celebraciones del Jubileo de Platino. Sin embargo, ese intento de resolver el asunto fuera de los tribunales no logró borrar la mancha pública que marcó el final de la carrera institucional del príncipe. Desde entonces, Andrés ha vivido en un discreto retiro, lejos de los actos oficiales y sin representación pública.