Casa Real

50 CUMPLEAÑOS

Un romance de película y un giro en las costumbres: Matilde de Bélgica, la Reina que ha hecho historia

  • Diana Torres
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Podría decirse que el 20 de enero es una de las fechas más destacadas en el calendario de los belgas, y no es para menos. Es a lo largo de esa jornada cuando Matilde de Bélgica cumplirá 50 años, celebrando así su quincuagésima vuelta al sol en uno de los momentos más felices para la monarquía de su país de origen, sobre todo teniendo en cuenta que su primogénita, la Princesa Isabel, está inmersa en la preparación que lleva consigo su futura llegada al trono.

Felipe y Matilde de Bélgica junto a sus hijos. / Gtres

En este día tan especial para Matilde, cabe destacar que siempre ha sido una consorte totalmente volcada con los quehaceres propios de su papel al frente de la Corona, razón por la que, con el paso de los años, se ha convertido en una de las figuras más queridas dentro y fuera de sus fronteras y en el plano monárquico. Algo que no resulta extraño si se conoce la ideal historia de amor que mantuvo con Felipe de Bélgica antes de darse el «sí, quiero» y dar así pistoletazo de salida a una etapa en su vida totalmente alejada de lo que probablemente imaginaba para su futuro por aquel entonces.

Matilde de Bélgica en una visita oficial. / Gtres

Han pasado ya más de dos décadas desde que tuvo lugar el compromiso matrimonial entre Felipe y Matilde de Bélgica, y sin embargo, aún sigue habiendo un sinfín de incógnitas entre ellos que tienen al ahora Rey como principal protagonista. Pese a que durante su infancia todo apuntaba a ser bastante sencillo años más tarde, lo cierto es que el hecho de que su tío, el Rey Balduino, no tuviera hijos, condicionó su vida de manera considerable, convirtiéndose en el heredero al trono de la forma más inesperada. Desde ese preciso momento, al joven Felipe no le quedaba más remedio que seguir instruyéndose hasta estar perfectamente preparado para ser monarca cuando fuera el momento oportuno, aunque había algo que no terminaba de convencer a sus allegados: su soltería. Y es que, pese a tener más de 30 años, el que fuera a ser soberano no parecía haber gozado de una muy buena suerte en lo que al amor se refiere, algo que preocupaba enormemente a sus seres queridos.

No obstante, y de forma totalmente sorprendente, el 13 de septiembre de 1999 se hacía oficial el anuncio de compromiso entre el entonces Príncipe Felipe y la aristócrata belga Matilde d’Udekem d’Acoz, procedente de una buena familia y graduada en Psicología y Logopedia que habría iniciado una relación con el heredero en la más absoluta hermeticidad que culminaba con su paso por el altar el 4 de diciembre de 1999 en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas bajo la atenta mirada de personas de todo el planeta y especialmente de la Reina Sofía y el entonces Príncipe Felipe, que acudieron al enlace en cuestión.

Matilde de Bélgica en un acto. / Gtres

Una consorte dispuesta a hacer historia

De esta manera, Matilde adquiría un importantísimo papel en Bélgica al coronarse como la primera Reina de los belgas nacida allí, razón por la que también consiguió colarse en los corazones de los ciudadanos de una manera mucho más rápida que las antecesoras de su marido. Tanto es así, que podría decirse que, gracias a ella, la Familia Real adquirió un carácter mucho más cercano con el pueblo y en cierto modo se fue rejuveneciendo una institución aparentemente obsoleta con la aparición del matrimonio en actos de toda índole. Algo que apunta a seguir manteniéndose pese al paso del tiempo y la próxima llegada al trono de Isabel de Brabante, perfecta heredera preparada incluso militarmente para suceder a su progenitor cuando sea oportuno.

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