Margarita de Dinamarca: una reina artista a prueba de polémicas
La anfitriona de los Reyes don Felipe y doña Letizia es la última de las reinas de su generación.
La hermana de la reina Ana María de Grecia no lo tuvo fácil, pero se ha ganado el cariño de los daneses.
Aunque se casó por amor, su marido ha sido uno de los royals más polémicos de la historia reciente.
El viaje de Estado de los Reyes don Felipe y doña Letizia a Dinamarca el pasado mes de noviembre fue todo un éxito. Un viaje muy especial ya que fue el primer país que visitaron cuando todavía eran novios y porque, además, se cumplen justo ahora 20 años de su petición de mano. En este viaje, además de los príncipes Federico y Mary de Dinamarca, que pertenecen a la misma generación que don Felipe y doña Letizia, es la reina Margarita la que ejerce de anfitriona. Una soberana, que un día antes de finalizar el 2023 anunciaba su abdicación y que cuenta con una historia muy interesante que vamos a repasar de manera detallada.
Los Reyes con Margarita de Dinamarca. / Gtres
A pesar de que lleva más de medio siglo en el trono, Margarita no estaba destinada a convertirse en reina. Algo que compartía con Isabel II, la otra gran monarca de su generación. Según la ley danesa en el momento en el que nació, solo los hombres podían ocupar el trono, por lo que las posibilidades de que llegara a reinar eran nulas.
Fue en el año 1940 cuando Margarita llegó al mundo en el Palacio de Amalienborg, en Copenhague. Justo una semana antes de su nacimiento, los nazis habían invadido Dinamarca, por lo que el país atravesaba un momento complicado. Por eso, la llegada al mundo de la hija de Federico IX y la reina Ingrid, supuso un rayo de esperanza y alegría. Entonces nadie pensaba que sería reina, pero las cosas se complicaron a mediados de la década de los 50, a lo que se añade que los Reyes solo tuvieron dos hijas más: la princesa Benedicta y la que sería, más tarde, la reina Ana María de Grecia.
Margarita de Dinamarca con su hijo y su nieto Christian. / Gtres
Heredera por sorpresa
Si Federico e Ingrid hubieran tenido un hijo no habría habido discusión posible y él hubiera heredado la Corona pero, como no fue así, el heredero era el hermano del Rey, el príncipe Knud. Sin embargo, en 1953 se modificó la Constitución para permitir que las mujeres ascendieran al trono en ausencia de herederos masculinos. Más tarde, en 2009 se modificó el Acta de Sucesión, y se introdujo la plena igualdad entre hombres y mujeres, así como la sucesión ordenada por nacimiento.
Con el cambio en la legislación, Margarita se convirtió en reina de Dinamarca en el año 1972, tras la muerte de su padre y, de hecho, a día de hoy, es la monarca más longeva del país, con más de medio siglo en el trono.
Una reina atípica
Aunque siempre ha estado muy comprometida con su papel y comenzó su formación desde muy joven, lo cierto es que la reina Margarita ha intentado compaginar sus obligaciones y compromisos con su pasión por el arte. Es una soberana con gran talento artístico y no ha renunciado nunca a sus aficiones por cuestiones institucionales. Por ejemplo, recientemente ha sido la encargada de diseñar el vestuario de una producción de época que puede verse a través de Netflix pero, además, siempre le ha interesado mucho la pintura, la escritura, la danza o la filosofía. De hecho, realiza ilustraciones bajo el seudónimo de Ingahild Grathmer, es experta en bordado y en textiles para iglesias y pintura, además de traductora y escenógrafa.
La reina Margarita con su madre. / Gtres
Locamente enamorada
Margarita conoció al diplomático francés Enrique de Laborde de Monpezat en Londres, durante una cena y se sintió atraída por él: «El cielo acaba de explotar», dijo tiempo después sobre el flechazo, a lo que se añade siempre defendió que se casaría por amor. Así fue, y la pareja contrajo matrimonio en junio de 1967.
La reina Margarita con su marido. / Gtres
Sin embargo, lo que quizás no esperaba era que su marido fuera a tener un carácter un tanto complicado y que no aceptaría de buen grado estar en una posición inferior a la de la Reina, algo de lo que se quejó en numerosas ocasiones a lo largo de su vida. La pareja llegó a vivir separada, porque Enrique se marchaba a Francia y se refugiaba en el Castillo de Cayx, sin previo aviso, aunque ella siempre defendió que se querían mucho.