Las joyas ‘prohibidas’ de la Reina Letizia: piezas desterradas de su joyero por un buen motivo
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Doña Letizia tiene, desde que es reina, un importante conjunto de piezas históricas para lucir en ocasiones especiales. Alhajas como la tiara de las lises, los collares de chatones, los pendientes a juego, las pulseras gemelas, broches y demás, a los que recurre en momentos destacados, como viajes institucionales o celebraciones importantes. Sin embargo, más allá de la colección de alhajas de la Reina Victoria Eugenia y de otras piezas del joyero real, la esposa de Felipe VI ha ido atesorando un relevante conjunto de joyas a lo largo de los años.
Es cierto que doña Letizia no es especialmente amiga de las grandes joyas y que prefiere complementos discretos, como los pendientes de Tous, Coolook y Gold & Roses, así como su inseparable sortija dorada de Karen Hallam, que la acompaña a todos los actos desde hace algunos años. Tampoco luce con asiduidad broches o collares, aunque es cierto que en sus primeros años como miembro de la familia real sí que recurría a estos complementos.
De un tiempo a esta parte, la Reina siempre apuesta por casi las mismas joyas. Es rara la vez en la que la vemos recurrir a piezas nuevas o algunas que llevan en su estuche guardadas mucho tiempo, aunque de vez en cuando nos sorprende. Dentro de estos básicos de su joyero están los chatones de la Reina Victoria Eugenia, unos pendientes de oro con forma de aro que comparte con Leonor, los pendientes que imitan a una pluma de Chanel, las estrellitas de esta misma firma, los doble daga o los pequeños chatones que se combinan con perlas o pueden llevarse solos.
Pero al margen de una cuestión de preferencias, lo cierto es que hay algunas piezas que doña Letizia ha desterrado por completo de su joyero. Se trata, en esencia, de un reloj que le regaló el Rey Juan Carlos y de su anillo de compromiso, además de su alianza.
En el caso del anillo de pedida y del reloj que le regaló su suegro, los motivos para dejar de llevarlos resultan bastante obvios. El anillo había sido un encargo de don Felipe a Iñaki Urdangarin que lo adquirió con fondos de Nóos y rechazó la petición del entonces príncipe de pagar la sortija. Por esa razón, al estallar el escándalo, doña Letizia decidió prescindir de él y nunca más lo ha vuelto a llevar. El caso de la alianza, ella ha dicho en alguna ocasión que los anillos le hacen daño a la hora de saludar tanto, pero la sortija de Karen Hallam no se la ha quitado.
En el momento del compromiso oficial de don Felipe con doña Letizia, ella recibió algunos regalos por parte de sus suegros. Por un lado, un conjunto de collar y pendientes de zafiros y diamantes que había pertenecido a la condesa de Barcelona y que apenas ha vuelto a lucir, aunque tampoco lo ha descartado del todo, al menos los pendientes. También le regalaron unos pendientes de diamantes con forma floral que hace tiempo no le vemos puestos.
Don Juan Carlos, en concreto, le obsequió con un reloj de Audemars Piguet, una exclusiva relojería suiza fundada en 1875. El entonces rey también había hecho regalos similares en el caso de Marichalar y de Urdangarin.
El reloj de doña Letizia es el modelo Lady Royal Oak, valorado en más de 17.000 euros. Realizado en acero y oro amarillo, cuenta con una caja octogonal y esfera negra. La Reina lo lució en sus primeros años como miembro de la familia real, pero desde 2007 ya nunca más se lo hemos visto.
Un cambio destacable
Más allá de estas joyas ‘malditas’, lo cierto es que a lo largo de los últimos años son muchas las piezas que la Reina ha preferido dejar guardadas en su estuche. En el marco de joyas oficiales, no la hemos vuelto a ver con la tiara prusiana (que es propiedad de doña Sofía), ni con la de La Chata o la Princesa -un regalo del Rey que solo ha llevado una vez-. Tampoco llegó a estrenar nunca la diadema de Carrera & Carrera que Miriam de Ungría tiene igual y que, es probable que esté guardando para sus hijas. En el ámbito de piezas propias, no ha vuelto a recurrir a su misterioso anillo verde o a la sortija que Bulgari le regaló por el nacimiento de la Infanta Sofía. Igualmente, collares y pulseras apenas complementan sus looks, cuando eran algo que lucía de manera habitual al principio, sobre todo, algunas pulseras como la que llevaba las iniciales de sus hijas y sus sobrina. Los motivos de este cambio seguirán siendo un misterio, al menos, por el momento.